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Batalla de Guadalete
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Batalla de Guadalete

Librada cerca de Cádiz en el año 711, sus consecuencias fueron decisivas para el futuro de España

por Antonio Garrido, Alberto Gómez y Alejandro Díaz

Lunes, 30 de septiembre 2013, 13:17

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Posiblemente ninguna acción bélica haya tenido tanta repercusión en la historia de España como esta batalla que significó el fin de la monarquía visigoda y la conquista de la península por los musulmanes. No solo fue un cambio político, fue una transformación muy profunda que marcó nuestra cultura de manera fundamental. Las crónicas cristianas hablan de la pérdida de España, un suceso dramático, del que se culpó al rey Rodrigo por dejarse llevar por la lujuria.

No fue así, aunque la leyenda tiene un aroma sugerente. La realidad es que la monarquía visigoda llevaba mucho tiempo en una situación de inestabilidad peligrosa por los enfrentamientos entre las diferentes facciones que, ya en otras ocasiones, habían pedido ayuda exterior para alcanzar el poder. En este caso fue igual pero con la diferencia fundamental de que los musulmanes se quedaron.

La batalla tuvo lugar entre el 19 y el 26 de julio de 711 cerca del río Guadalete, en la provincia de Cádiz. No se sabe el sitio exacto pero lo más aceptado es que fue a siete kilómetros de Arcos de la Frontera, cerca de la ciudad despoblada de Lacca. Se enfrentaron el rey Rodrigo que seguramente murió en la contienda y las tropas de Táriq, subordinado de Musa, gobernador del Norte de África.

Este sería llamado por el conde Julián, de la facción del fallecido rey Witiza que disputaba la corona a Rodrigo. Julián facilitó el paso de las tropas por el Estrecho de Gibraltar. Se han dado cifras exageradas. Lo más probable es que Tariq desembarcara unos siete mil soldados bereberes. Rodrigo estaba luchando con los vascones y bajó precipitadamente al sur.

Dos días de duras escaramuzas antecedieron a la batalla. Cuando los ejércitos se enfrentaron, los witizanos, que ocupaban los flancos, traicionaron al rey y se pasaron a los musulmanes. Las tropas fieles resistieron pero estaban en clara inferioridad numérica y técnica. La caballería ligera musulmana causó estragos en las filas visigodas.

Se encontró el caballo de Rodrigo saeteado y ni rastro del rey. Se supuso que había muerto y que lo había arrastrado el río. Este hecho ha sido fuente de obras artísticas de todo tipo; hay que señalar especialmente los romances de tradición oral.

Don Rodrigo y su reinado

La monarquía visigoda siempre estuvo teñida de sangre. Era electiva, inestable y los nobles de disputaban el trono. Las conjuras y alianzas fueron la constante del periodo. Según las crónicas, en concreto la Crónica Mozárabe, Rodrigo llegó al trono de manera violenta tras la muerte de Witiza. De inmediato empezó la guerra civil. Las fuentes difieren; algunas no lo nombran, otras afirman que reinó siete años y otras que solo uno. No entraremos en esta casuística, nos referiremos a la leyenda de la hermosa Florinda, La Cava, por quien Rodrigo perdió la cabeza y el reino.

La joven, hija del conde Julián, gobernador de Ceuta, fue enviada a la corte para ser educada y encontrar un buen partido. Rodrigo, que en aquellos momentos padecía sarna y al que cuidaba la muchacha, se enamoró locamente de ella, hasta el extremó que la violó. Florinda mandó a su padre regalos y entre ellos un huevo podrido. Julián comprendió el significado y marchó a Toledo, donde con el pretexto de que su esposa estaba muy enferma y Florinda debía cuidarla, la rescató. La venganza del padre fue permitir el paso de Tariq. La leyenda dio origen a un romance muy popular, en el que la lujuria del rey era la culpable de la tragedia.

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