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Fusilamiento de Torrijos
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Fusilamiento de Torrijos

Icono liberal, Torrijos fue apresado y fusilado en la playa de San Andrés, sin juicio alguno

por Antonio Garrido, Alberto Gómez y Alejandro Díaz

Miércoles, 18 de septiembre 2013, 12:58

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Posiblemente el peor de los reyes españoles haya sido Fernando VII, llamado sucesivamente El Deseado, el Narizotas, el Felón, El Choricero. Fue traidor a su nación y rompió todas sus promesas y juramentos. Partidario decidido del absolutismo llevó a cabo una terrible persecución contra los liberales. Muchas sangre, muchas víctimas y algunos héroes que han pasado a la memoria del pueblo; caso de Mariana Pineda y de José María Torrijos y Uriarte.

Gobernando la II República se encargó un manuscrito que reproduce la última carta que escribió, ya en capilla. Es un texto que emociona profundamente, donde se aprecia su patriotismo, su amor a la libertad, su religiosidad y el valor con el que se enfrentó al pelotón de fusilamiento, junto con sus compañeros, como aparece en el famoso cuadro de Gisbert que se convirtió en un icono de la libertad. Torrijos combatió valerosamente en la Guerra de la Independencia. Acabó la contienda con el grado de general de brigada, tenía veintitrés años.

Participó en la sublevación de Juan Van Halen para restablecer la Constitución de 1812. Permaneció dos años en la cárcel. Fue siempre un liberal del bando conocido como exaltado. Ocupó cargos importantes en el Trienio Liberal. Fue nombrado Ministro de la Guerra pero no tomó posesión por revocar el rey ese gobierno. Tomó las armas para enfrentarse al ejército francés llamado los Cien Mil Hijos de San Luis que restableció la monarquía absoluta de Fernando VII. Fue de los últimos militares que resistieron. Se exiló a Inglaterra como tantos liberales.

Desde allí preparó su pronunciamiento, para lo que se trasladó a Gibraltar. Desembarcó con sesenta compañeros en las costas de Málaga el 2 de diciembre de 1831 en la creencia de que recibiría ayudas del interior. Todo fue un engaño. El plan era ir desde la periferia al centro del país. El gobernador de Málaga, Vicente González, lo atrajo con el ardid de que tendría el apoyo de las guarniciones. El lema del pronunciamiento era: ¡Viva la libertad! Cuando llegan a la costa el buque Neptuno abre fuego contra ellos y tienen que desembarcar; se dirigen a la Sierra de Mijas y después hacia Alhaurín de la Torre. Fueron apresados y, sin juicio, fusilados el domingo 11 de diciembre a las once y media de la mañana en la playa de San Andrés.

Su recuerdo en la Merced

José de Espronceda escribió un soneto que se hizo muy popular en honor a los mártires, a esos liberales utópicos convencidos de la bondad y justicia de sus principios. La esposa del general, Luisa Sáenz de Viniegra, también liberal, dedicó su vida a reivindicar y dar a conocer la hazaña del desembarco. Escribió una excelente biografía. Tras la muerte de Fernando VII recibió los títulos de condesa de Torrijos y vizcondesa de Fuengirola. El recuerdo más importante de la gesta se encuentra en la plaza de la Merced de Málaga, un espacio romántico, de gran belleza, en el que nació Picasso. En el centro se sitúa el monumento a Torrijos y sus compañeros. Es todo un símbolo de la Málaga liberal y abierta a todas las ideas. Se concibió como un monumento funerario. Ocupa el centro de la plaza. Lo diseñó el arquitecto municipal Rafael Mitjana. Posee una crista sobre la que se alza un pedestal, que se remata con un obelisco airoso, decorado con coronas de bronce. El pedestal está formado por dos cuerpos, decorados con placas conmemorativas, en las que aparece la relación de víctimas del oscurantismo fernandino. Se inauguró el once de diciembre de 1842.

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