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Walter Ríos es el responsable del mantenimiento de su comunidad desde hace cinco años. :: Álvaro Cabrera
Las comunidades se convierten en una fuente de empleo para vecinos morosos y parados
Málaga

Las comunidades se convierten en una fuente de empleo para vecinos morosos y parados

La crisis dispara el número de propietarios que se encargan de la limpieza o el mantenimiento para saldar sus deudas o como salida laboral

Mari Ángeles González

Domingo, 11 de agosto 2013, 10:50

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Dice que cuida los jardines y las instalaciones como si se tratara de su propia casa. De hecho, prácticamente lo es. Desde hace siete años, Walter Ríos es el responsable de mantenimiento de la urbanización de Benalmádena en la que reside. Tras acumular cuotas de la comunidad impagadas por valor de más de mil euros, este argentino planteó a sus vecinos saldar la deuda trabajando a un precio más económico del que se venía pagando a diferentes empresas. Se dio de alta como autónomo y en el primer año pagó todo lo que debía, pero sigue encargándose de que puertas, bombillas o cámaras de seguridad estén a punto a cambio de un sueldo de unos 1.500 euros mensuales.

Como él, otras muchas personas han encontrado en el autoempleo en las comunidades de vecinos malagueñas una forma de saldar sus deudas o de encontrar una salida laboral. Un fenómeno que está en auge ante el aumento del paro y la morosidad en los últimos años, según el presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Málaga, Fernando Pastor, que defiende las ventajas de esta alternativa «siempre que se lleven a cabo todos los requisitos legales, se le dé de alta en la Seguridad Social y se tenga un plan de prevención de riesgos laborales».

Por una parte, en el caso de los deudores se cobra un dinero que de otra forma tardaría años en recuperarse y obligaría tal vez a iniciar un largo proceso en los tribunales y, además, se «ayuda a personas que lo están pasando mal» debido a la crisis económica, apunta Pastor.

El interés por el autoempleo en las comunidades de vecinos es tal que llegan a producirse conflictos cuando hay más de un propietario dispuesto a trabajar para el resto de los residentes. Es el caso de una urbanización de la Costa en la que tres mujeres se han interesado por la limpieza de los bloques y zonas comunes. «Cuando se plantean estos problemas intentamos llegar a un acuerdo», señala el administrador responsable de este conjunto residencial, que explica que se les hace contratos temporales por varios meses a cada una de las vecinas para que las tres puedan beneficiarse.

A Walter Ríos, por el momento, no le ha salido competidor. Asegura que sus vecinos están muy contentos con el trabajo que realiza desde hace cinco años, aunque «siempre hay alguien a quien no le parece bien». «Dicen que es imposible que una sola persona se encargue de tantas cosas», apunta. Porque este argentino de 43 años que llegó a Málaga en 2002 se ocupa prácticamente de todo: de mantener a punto las cámaras de seguridad, el ascensor o las puertas del aparcamiento, de la instalación eléctrica, de la piscina o de cualquier avería que surja en la urbanización de Benalmádena en la que reside.

Presupuesto sin competencia

Cuando su negocio de decoración empezó a decaer y dejó de pagar las cuotas de 70 euros mensuales, sumó el dinero que se destinaba a todas las empresas que tenía contratada la comunidad y le propuso al administrador de fincas un presupuesto conjunto mucho más bajo. Los residentes lo aprobaron y este ahorro les ha permitido no aumentar los recibos y contar con un remanente para llevar a cabo mejoras en las instalaciones. Casado y padre de tres niños, lleva cinco encargándose del mantenimiento y no tiene palabras para agradecer a sus vecinos lo que han hecho por él.

Iván Ortega también ha encontrado en el autoempleo una salida a su complicada situación económica. Llegó a acumular una deuda de 3.000 euros en cuotas impagadas por tres apartamentos en Mijas y por la sus vecinos le llevaron a los tribunales. Socio de una empresa de mantenimiento, el negocio iba de mal en peor y reconoce que «la comunidad es lo primero que deja de pagarse». En 2006 le planteó al presidente de la comunidad la posibilidad de hacer un trueque y pagar el dinero pendiente con sus servicios. Desde entonces, le avisan para cada avería que hay que arreglar o para pequeñas reformas y el coste se lo descuentan de la deuda, que espera saldar por completo en 2014.

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