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IVÁN GELIBTER
Sábado, 27 de julio 2013, 12:58
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Fernando Romero es un joven de 26 años al que la crisis le ha hecho cambiar sus hábitos de salidas, pero no por ello se lo ha dejado de pasar bien. Mientras que hace tres años salía con 40 euros en la cartera «para copas», su presupuesto ahora no asciende a más de 15, y tiene que elegir entre la noche del viernes o la del sábado. Según cuenta, «aprovechaba uno de los dos días para salir a cenar por ahí, donde mis amigos y yo comíamos con vino y postre, mientras que la otra noche estaba dedicada puramente a beber un ron detrás de otro». Las nuevas formas de salir le afectan, como deja bien claro, pero no por ello eso le ha impedido conocer chicas, reírse con sus viejos compañeros de clase y pasar un buen rato en general.
La prohibición del botellón, tanto en la plaza de la Merced como en el paseo de los Curas, así como la ley antitabaco y la crisis han cambiado la forma en la que los jóvenes y no tan jóvenes salen de marcha por el Centro de Málaga. Además, la gran competencia entre bares (según algunas fuentes se han abierto más de 70 en los últimos dos años) ha provocado que los precios se desplomen y que exista toda una tendencia de consumo de bajo coste.
El eje de la plaza del Siglo con la plaza Uncibay, puntos fuertes de la noche malagueña, ofrece actualmente una oferta de precios que va desde los 2,5 euros por una copa en vaso de tubo hasta los 7 u 8 euros de un 'pelotazo' en algunas de las discotecas que abren hasta las 7.00 de la mañana. Para Juan Rambla, empresario y dueño de locales conocidos como la 'Sala Gold' u 'Opium', toda esta nueva competencia no es el único motivo por el que la recaudación de sus locales ha bajado el 50% en los últimos dos años. «La ley antitabaco nos ha machacado, la gente quiere fumar mientras se bebe una copa y por tanto pasa más tiempo fuera del local y consume menos».
Condicionado por el tabaco
Precisamente, el tema de las terrazas es el otro punto clave de cambio en la forma de salir. Durante los años en los que estaba permitido el consumo de tabaco en el interior de los establecimientos, la afluencia de gente fuera del local era meramente testimonial. Rocío Robles, traductora de inglés de 31 años, recuerda de sus viajes a Londres que le llamaba la atención la cantidad de personas aglomeradas en las puertas de los 'pubs': «Creía que aquello jamás podría pasar en una ciudad como Málaga, en la que hay cierto desdén por algunas normas». La zona de plaza Mitjana es, durante las noches de fin de semana, un hervidero de mesas y sillas en las que se reúnen los grupos de gente. «Da igual que solo uno de ellos fume, el resto de miembros de un grupo de amigos saldrá al exterior porque es donde está el ambiente», reitera Rambla. Para José, Lidia y Carmen, el hecho de tener que estar fuera para poder fumar ha conseguido que charlen más entre ellos, y aunque los tres fumen, no les gustaría que volviera la anterior ley. «Si te quieres fumar un cigarro tienes que salir fuera, y entonces ya aprovechas, coges una mesa y te quedas toda la noche, y más si las copas cuestan menos de tres euros», comenta Lidia, que añade: «Prefiero totalmente la forma de salir que tenemos ahora, nos comunicamos más».
Que los jóvenes se relacionan más por la noche ahora es una percepción generalizada. «Si vas a beber menos porque tienes menos dinero, es necesario que los locales ofrezcan otro tipo de servicios», sostiene Fernando Romero. Tanto para Juan Rambla como para Manuel Cuadros, encargado del bar 'D Copas', uno de los más relevantes dentro del espectro de locales de bajo coste, la reinvención semanal e incluso diaria es básica. «Hay que hacer algo distinto todo el tiempo, si paramos, nos comen el resto de locales», subraya Cuadros. En su caso, este estudiante de periodismo ha tenido la idea de instalar, dentro del local que coordina, un futbolín para contrarrestar el hecho de que no puede poner música. «En invierno los clientes sí que solían quedarse en el interior, excepto los que fumaban, pero ahora en verano teníamos que encontrar algún gancho para que no estuvieran fuera todo el tiempo, porque se consume menos».
La visión general que ofrecen tanto empresarios como gerentes o encargados de locales es que el bajón en número de clientes es muy notable. Algunos bares que pusieron de moda los 'jueves universitarios', fiestas con precios reducidos ese día de la semana por la tarde durante el curso, se encuentran en verano con grandes dificultades para llenar, ya que mucha de la gente joven acostumbrada a ir durante el año, trasladan su fiesta a la playa de los Álamos. Aun así, y pese a que las cañas de cerveza durante estas fiestas universitarias costaban 0,5 euros, el año 2013 ya ha sido para ellos el primero de bajada de ingresos desde que implantaron esta moda hace tres cursos. Las razones son similares a las mencionadas: la crisis económica y la prohibición del tabaco.
La calidad del alcohol es otro de los comentarios más repetidos durante la noche, no solo por los clientes, sino por los relaciones públicas, que en muchas ocasiones la incluyen como reclamo de cara a conseguir ventas. Tras las últimas evidencias encontradas por la Policía Local esta semana en la llamada 'operación Resaca', en la que se hallaron 5.000 litros de 'garrafón', la duda se ha instalado entre los usuarios de este tipo de bares. Según cuenta Verónica, una estudiante que suele acudir a estos establecimientos, «la calidad es igual de mala tanto en los bares 'low cost' como en la discotecas más caras, no sabe igual una copa aquí que si te la tomas en tu casa». Sin embargo, Marina Martín, también estudiante, ha decidido no ir a más a alguno de estos locales económicos. «En esos bares no sirven alcohol, sino una mezcla rara que termina dando dolor de cabeza».
Hay empresarios, incluso, que no llegan a comprender cómo algunos negocios pueden mantener precios como los tres euros en vaso de sidra que vale la copa en algunos lugares, ya que según ellos, «apenas se cubren los costes, lo que ha tirado el valor de una copa por los suelos». Entre las curiosidades más destacadas en este cambio de conceptos y precios, se pueden encontrar actualmente un tipo de vaso inédito hasta ahora en los bares de copas. Se trata de un vaso de tubo más estrecho de lo habitual, pero que para la clientela no afecta en absoluto, ya que el precio «hace que merezca la pena».
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