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RAFAEL CORTÉS @jrafacortes
Domingo, 23 de junio 2013, 11:28
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Fue la primera macro-gira del rock español y el protagonista indiscutible de la misma era Miguel Ríos y su 'Rock de una noche de verano'. Un espectáculo con el que protagonizó 32 conciertos en toda España y que vieron más de 700.000 espectadores en todo el país. A Málaga llegó el 21 de julio de 1983, con un espectacular concierto de casi cuatro horas en la plaza de toros de La Malagueta, en el que ejercieron de teloneros de lujo del rockero granadino nada menos que Luz Casal y Leño. Todo un montaje de rock que vieron en directo trece mil personas y que no estuvo exento de problemas, ya que cientos de admiradores del cantante se quedaron sin entrada y en los aledaños de la plaza se produjeron algunos incidentes con las fuerzas del orden. La negativa de la directiva del C. D. Málaga a la celebración del festival rockero en el estadio La Rosaleda, con mayor aforo, fue objeto de críticas por parte del propio Miguel Ríos, que desde el mismo escenario criticó la actitud del presidente del equipo blanquiazul.
Pero pese a esos contratiempos, el concierto respondió a las expectativas de los aficionados, que pagaron ochocientas pesetas por ver a un Miguel Ríos ya maduro y veterano en esas plazas. Y es que el artista protagonizó su primera gira de conciertos a comienzos de la década de los 70, aunque no con los medios y la tecnología que se utilizaron en este tour de 'Rock de una noche de verano', con un despliegue espectacular de efectos especiales, luces y sonido en el que trabajaron más de 3.000 personas.
El concierto fue creciendo en intensidad y en ritmo rockero, ya que Luz Casal fue la encargada de abrir el escenario con sus canciones. La gallega de corazón malagueño, que había lanzado su primer trabajo discográfico, ofreció su faceta más rockera con canciones como 'Ciudad sin ley' y 'No aguanto más'. Luego saltaron al escenario los músicos de Leño, que pusieron a bailar a la concurrencia con su contundente sonido hasta que al filo de la medianoche saltó al escenario montado en La Malagueta el gran Miguel Ríos, con su himno 'Bienvenidos'.
Consignas antibelicistas
Su concierto se sostuvo sobre las consignas antibelicistas propuestas en su disco más reciente en aquella época, con canciones como 'Antinuclear' -que dejó para la segunda mitad del concierto- y otras declaraciones de carácter social y político reunidas en temas como 'Retrato robot', 'En la frontera', 'Amor por computadora' o 'En la cola del milenio', con los que quiso abrir fuego Miguel Ríos. Composiciones muy recientes y de gran actualidad en aquellos primeros ochenta que se combinaron con temas de siempre que fueron coreados por el público hasta la saciedad. Así, en la primera parte sonaron canciones muy conocidas y con mucho mensaje, como 'Un caballo llamado muerte', su exitoso 'Blues del autobús' y la balada 'No estás sola', a las que se sumó 'El rock de una noche de verano'.
Un arranque de lujo para un concierto lleno de ritmo en el que Miguel Ríos no dejó de bailar, de gritar y de incitar al público a disfrutar de la velada rockera. Uno de los grandes momentos de la noche llegó con la interpretación de 'Generación límite', uno de los temas emblemáticos de la discografía del cantante granadino, al que siguió su reciente 'Madrid 1983', el contundente 'Antinuclear' antes citado y luego, la traca final. Una despedida de lujo que no podía comenzar con otra canción sino con su universal interpretación del 'Himno de la alegría', que encendió los mecheros de un público que abarrotaba la plaza de toros de Málaga y que hizo que las calles de capital aparecieran totalmente desiertas aquel jueves del mes de julio desde primeras horas de la noche hasta bien entrada la madrugada.
'En la frontera' y 'Banzai' fueron el colofón perecto para una noche inolvidable del mejor rock, en la que Miguel Ríos estuvo acompañado por unos músicos de bandera entre los que se encontraban el gran Jorge Pardo, al saxofón; Tato Gómez, al bajo; Thijs Van Leer, al teclado y la flauta; John Parsons, con la guitarra; Paco Palacios, guitarra y coros; y Mario Argandoña y Sergio Castillo, ambos a la batería.
La gran fiesta del rock, patrocinada por la marca de refrescos Kas ante los elevados costes de producción de la gira, fue todo un éxito, como los otros treinta conciertos de una gira inédita por aquel entonces en nuestro país que sirvió para encumbrar a un rockero incombustible que ya era un gran triunfador por méritos propios. De su gira queda testimonio en este vídeo del concierto de Barcelona de la misma gira.
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