La encrucijada del metro de Málaga
Abril es un mes clave para esta infraestructura, en el que se dará a conocer el proyecto en superficie que el Ayuntamiento rechaza
IGNACIO LILLO
Domingo, 14 de abril 2013, 11:11
El metro de Málaga entrará en los próximos días en la encrucijada de su futuro. Abril es un mes clave para esta infraestructura, en el ... que se dará a conocer el proyecto en superficie que el Ayuntamiento rechaza. Lo que viene después es una incógnita, aunque, ante la lejanía de las posiciones, parece claro que la solución final será terminar las obras hasta la estación Guadalmedina, junto a El Corte Inglés, y dejarlo ahí hasta tiempos (y consensos) mejores. Con lo que ello conlleva, a efectos económicos y legales para las dos administraciones en perpetuo litigio.
La Consejería de Fomento de la Junta sigue adelante con sus planes. La consejera, Elena Cortés, recordó la pasada semana que antes de que concluya este mes su departamento presentará el proyecto definitivo para el tramo comprendido entre la avenida de Andalucía y La Malagueta, a ras de suelo. Básicamente, se trata de crear una trinchera a partir de la estación Guadalmedina, que sería la última en subterráneo, para emerger a la altura de la delegación de la Agencia Tributaria. Desde este punto, cruzaría el puente de Tetuán y circularía por el eje central, entre las dos hileras de ficus centenarios, aunque más pegado al lateral Sur. Las vías sortearán el monumento al marqués de Larios y harán parada en la plaza de la Marina. Desde allí, recto, por el Parque, para detenerse de nuevo a la altura de la Casona. Y llegará a la última parada de la línea, en la plaza del General Torrijos. El departamento que gestiona IU plantea esta posibilidad como una forma de reducir el presupuesto, y que lo ahorrado sirviera para crear la línea 3 (El Palo). Pero también como una vía para peatonalizar la Alameda Principal y reducir el tráfico privado en el Centro.
En cambio, el alcalde, Francisco de la Torre, no quiere oír hablar de esta posibilidad y se mantiene firme en su posición de que el metro llegue soterrado, tal y como estaba previsto inicialmente; tanto por lo que supondría, precisamente, para el tráfico; como por la menor utilidad de este servicio público (al tener que reducir su velocidad). Su última oferta consistía en que el túnel llegara solo hasta la plaza de la Marina, que es la estación clave para garantizar la captación de viajeros necesaria para el equilibro financiero del suburbano, en el entorno de los 19 millones de usuarios al año.
Llegados a este punto, la encrucijada plantea tres posibles salidas, de las que dos son altamente improbables: que la Junta o el Ayuntamiento acepten la posición del contrario. O, la más probable, que el túnel llegue hasta la estación Guadalmedina en 2014 y se quede allí, como última parada y más próxima al Casco Histórico de la capital, hasta que vengan otros tiempos económicos y presupuestarios. Y otros dirigentes en uno y otro bando. En todo caso, ello acarreará consecuencias, puesto que esta decisión rompe el equilibrio económico, al no alcanzar los usuarios finales previstos (como mucho, podrá llegar a los 15 millones) y la empresa concesionaria podrá plantear indemnizaciones multimillonarias.
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