Borrar
FORMACIÓN

Los bebés también estudian música

Una empresa malagueña desarrolla unos talleres pioneros en la provincia para niños de cero a tres años

REGINA SOTORRÍO

Martes, 12 de febrero 2013, 03:29

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Cualquier idioma se adquiere con mayor facilidad si su aprendizaje comienza en la primera infancia. Lo mismo da que sea lengua inglesaque el lenguaje musical. La empresa malagueña EM3 desarrolla unos talleres únicos en la provincia para pequeños de cero a tres años que contribuyen a mejorar desde aspectos como el equilibrio hasta la relación entre padres e hijos.

«Ayuda a la capacidad motora, a la expresión, actúa en el habla a través de las canciones, se mejora el sentido espacial...», enumeran Aída Marín Laut y Francisco Javier del Río Mata. Músicos (ella es pianista y él violinista) y profesionales de la pedagogía musical (con experiencia en la Fundación Barenboim-Said, máster en la materia y numerosos cursos), son pioneros en este tipo de formación, muy habitual en países del norte de Europa como Alemania o Finlandia. «Creemos en la importancia de la música como medio de desarrollo de las capacidades psíquicas y físicas en esta primera etapa de vida y la acercamos de una forma lúdica y metódica», añaden.

Cuando son tan pequeños, los niños tienen un gran «número de conexiones cerebrales que permiten que el espacio para el aprendizaje sea mayor». Son una esponja, «lo absorben todo». «Es curioso que bebés de apenas ocho meses que no saben hablar, ya canturrean y saben seguir el ritmo de la canción», observa Aída Marín. Con meses, se puede trabajar con ellos la escucha de canciones de distintos ritmos, con cambios de tonos y de diferentes culturas. Incluso se actúa sobre el lenguaje, guiando al bebé en la vocalización. «Consiste en una multiestimulación», afirman los expertos.

Para el grupo de los más mayores, hasta los tres años, se reparten instrumentos de pequeña percusión de diferente sonoridad y timbre, como cascabeles, cajas chinas, bongos, tambores o cajones flamencos. «Con pocas instrucciones, exploran la sonoridad y desde el primer momento están haciendo música», señalan. Aprenden nociones de afinación, de ritmo e incorporan las melodías «como parte de su vida». Si algún día se deciden a estudiar algún instrumento, ya tendrán la base.

Los niños asisten siempre acompañados de sus padres a estas clases, «lo que refuerza el modelo de profesor» y el vínculo entre ambos. «Los padres son uno más. Cantan, bailan... y ellos los imitan y se sienten más seguros», argumentan.

Los cursos, que se prolongan durante todo el calendario escolar (en verano organizan talleres esporádicos), se imparten en la asociación Amappace y tienen un coste de 35 euros mensuales, con una sesión de 50 minutos a la semana. Los interesados pueden solicitar información a través del correo electrónico informacionem3@gmail.com

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios