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Paco Morillas mira las fotos en el periódico. A su lado José, con su perro 'Rubio' y Juan Montávez. E el extrmos otros dos jornaleros que comparten encierro en Jódar.::JUAN DE DIOS ORTIZ
Los pobres del 'New York Times'
sociedad

Los pobres del 'New York Times'

Paco Morillas, jornlero de 53 años con siete hijos y si un euro en la cuenta, aún conserva el sentido del humor. "Si saco algo por las fotos del 'Niuyotains' me pongo los dientes nuevos"

Juan Estaban Poveda

Lunes, 1 de octubre 2012, 21:59

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Rosa, Paco, Ángel, José, Juan, Felipe, Fernando... Jornaleros de Jódar (Jaén). Y desde esta semana, los rostros de la pobreza en España para el mundo. El diario The New York Times (NYT) ilustra con quince fotos un reportaje sobre la situación económica española. Las firma Samuel Aranda, ganador del World Press Photo 2011 y reportero curtido en guerras. Cinco de las quince instantáneas fueron tomadas entre el 15 y el 17 de agosto en una marcha jornalera entre Jódar y Jaén (56 kilómetros) organizada por el Sindicato Andaluz de Trabajadores, SAT. Son ya algo más que unas fotos. Bajo el título La austeridad y el hambre en España, el NYT las colgó en su página web justo el día de la visita institucional del Rey Juan Carlos al rotativo, y coincidiendo con la presencia de Rajoy en la ONU. Al día siguiente, una de las fotos la de un hombre rebuscando en un contenedor de basuraa fue portada del diario impreso. En la web del NYT siguen colgadas las miradas de rabia y desconfianza de los jornaleros de Jódar. Rosa, de 60 años, sale al fondo en una de las fotos. Apenas se le ve la cabeza entre muchos hombres. El semblante serio, los ojos entornados, la boca en una mueca de desesperanza eterna. Lo suyo no es de esta crisis. Es de nacimiento. Con seis hermanos y una madre ciega tuvo que ponerse a trabajar desde niña. «Al colegio no fui. La primera vez que salí a la aceituna fuera de Jódar tenía nueve años, y me llevaron a Arquillos, a 50 kilómetros. Llevo toda la vida en el campo, de temporada en temporada. De la fruta a la uva, al espárrago, a la aceituna y a lo que haga falta».

Rosa recuerda el día de la foto, la marcha a pie con sus hijos hasta Jaén. Otro día de lucha. Su vida es la historia de una lucha continua. Por comer cada día. Por salir adelante. Ya le queda muy lejos el día de la foto. Ayer estaba en Quero (Toledo), en la vendimia. La sequía se suma a la crisis. «Estoy aquí con mis hijos. Mi marido está enfermo. Y mis hijos están todos metidos con el banco hasta arriba. Nos hemos venido todos, pero no hay uva. No hacemos ni veinte euros cada uno al día. Si hace falta me quedo sin comer para que ellos puedan tener un plato caliente. Tengo sangre para eso todavía. Ésa es mi sangre».

El campo, al límite

Prácticamente todos los que salen en las fotos andaluzas de Samuel Aranda son de Jódar. Con 12.100 habitantes es el municipio jienense con el mayor número de jornaleros afiliados en el Sistema Especial Agrario de la Seguridad Social. Uno de cada cuatro habitantes de este pueblo es jornalero. La proporción es la mayor de Andalucía. Un hecho que la convierte en la localidad que más fondos recibe del Programa de Fomento del Empleo Agrario. Casi 1,5 millones de euros fueron asignados para proyectos en Jódar en el reparto de 2011. Lo que ocurre es que con la sequía este dinero no basta. Muy pocos jornaleros conseguirán reunir en su cartilla las 35 peonadas para cobrar el subsidio. Y sin subsidio solo hay hambre en los meses en los que no hay trabajo en el campo. Los problemas de cualquier pueblo de Jaén o Andalucía se magnifican en Jódar, cuya tasa de paro supera el 40%.

La provincia de Jaén soporta una tasa de paro del 37,2%, de las mayores de España. Un informe de Cáritas de la ciudad de Jaén (una de las poblaciones con mayor nivel de renta de la provincia) alertaba hace poco de que uno de cada cuatro jienenses recurre a lotes de comida. «Es un dato duro, pero lo cierto es que nos estamos moviendo en porcentajes de entre el 25 y el 30% de la población de la ciudad que necesita ayuda», indica Javier Porras, presidente de la organización de la Iglesia Católica. Técnicos y voluntarios de Cáritas no dan abasto para ayudar a quienes solicitan alimentos o dinero para pagar recibos de alquiler, luz o agua. «Estamos ante una verdadera emergencia social que genera dolor, desesperanza y sufrimiento».

En la misma foto del NYT donde aparece Rosa está Ángel Núñez, en primer plano con una gorra y desenfocado. Pero la imagen que resalta es el rostro del hombre de detrás. Es Paco Morillas, «jornalero de toda la vida de Jódar». Tiene 53 años y siete hijos repartidos por media España, de campaña en campaña, buscándose la vida. Su esperanza es la pequeña, que estudia en Granada. «Porque tiene una beca, porque en casa no hay nada. Muchos meses hemos pasado falta. Para comer, digo. ¿Que cuánto tengo en el banco? Yo tengo una paga de 500 euros, porque caí enfermo. La mitad se la lleva el banco por el préstamo de la casa. Así que a estas alturas de mes no hay ni un euro en la cuenta». Desde su encierro en la Casa de Cultura de Jódar, donde piden un reparto más justo del trabajo, Morillas apunta con humor que si saca algo por haber salido en las fotos «del Niuyortains ese» se arregla la mella. «Me pongo dientes nuevos», dice entre las risas de sus camaradas.

Marchas jornaleras

Siguiendo la diagonal de la foto, con barba de varios días, está José Moreno, uno de los líderes del SAT, sindicato que ha protagonizado este verano sonadas protestas, como las marchas jornaleras, los asaltos a supermercados y la ocupación de un hotel de lujo. Detrás de Moreno está José (recio bigote y sombrero), casado, con tres hijos. Otro de los que viaja de campaña en campaña desde siempre. Y detrás está Rosa.

En la misma imagen aparece también otro de los habituales en las protestas jornaleras, Felipe Herrera Carrillo, de IU y el SAT. «Que hay un revuelo con las fotos muy grande», le decían ayer compañeros sorprendidos por la repercusión de unas imágenes «que hasta las ha visto Obama y que están llevando nuestra lucha por un montón de países». «Estas fotos las tiene que ver todo el mundo. Jódar tiene casi 5.000 subsidios. Este año 750 personas se han quedado sin poder ir a la vendimia porque no hay trabajo para ellos por la sequía. Eso es un drama para la economía de este pueblo». Los sindicatos CC OO y UGT vaticinan un invierno terrible por los pocos jornales que dará este año la aceituna, en una cosecha histórica por corta.

Un drama al que le ha puesto caras el New York Times, un medio que en su edición digital alcanza los 40 millones de usuarios únicos y que tiene medio millón de suscriptores de pago. De una parada entre Jódar y Jaén en agosto salió otra de las fotos publicada en el NYT. Parece un reparto de comida para pobres. Pero es la furgoneta de la organización de la marcha que entrega bocatas. La cámara captó a Cristóbal dándole uno a El Vargas, de los jornaleros más veteranos. Detrás de él, Mateo Morillas espera su turno. «Fueron unos días muy bonitos. De mucha tensión, de mucho sufrimiento, pero de mucha alegría y de mucho compañerismo», recuerdan todos. Aquellas marchas, con el protagonismo de Sánchez Gordillo, ya fueron noticia en medios internacionales durante todo agosto.

«Esto en un atraco»

José Nuñez López, de 36 años, se echó a la carretera para esas caminatas desesperadas sin dudarlo. La cámara de Aranda lo cazó sentado en la puerta de una sucursal bancaria de Mancha Real, ocupada por varios miembros del SAT. «No sentamos en el suelo, comenzamos a gritar manos arriba, esto es un atraco, con rabia». El ambiente era electrizante. Hasta su perro, Rubio, ladraba al compás de las consignas. «En lo que llevamos de año no he echado ni un jornal. No hay trabajo. Me están dando mis hermanas para comer», asegura. José lleva doce días encerrado en la Casa de Cultura para reclamar un plan de rescate para los jornaleros ante la sequía. Lo de José tampoco es de esta crisis. «Yo no fui a la escuela nunca. Desde chicos mis padres, que en paz descansen, vivían en cortijos, y allí íbamos los hermanos con ellos. Éramos once. Lo que nosotros hemos pasado no es para contarlo, es para vivirlo, aunque nuestros padres siempre se portaron bien con todos. Mucho sufrimiento. Todo el pueblo lleva historias así detrás», apunta José. Así se explica el gesto de furia de Juan Montávez, sentado junto a José Nuñez en la puerta del banco de Mancha Real, gritando hasta desgañitarse. Puño en alto los dos. Con un gesto desesperado que ha recorrido el mundo. Es la rabia de los pobres del New YorkTimes.

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