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La escuela de los perros salvavidas de los perros de Málaga
MÁLAGA

La escuela de los perros salvavidas de los perros de Málaga

SUR asiste a una sesión de entrenamiento y rescate con siete canes en una demolición controlada de un hotel de playa en Fuengirola

ROSSEL APARICIO

Martes, 6 de marzo 2012, 16:26

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Yago, un golden retriever de 4 años, inspecciona el terreno con paso firme. Se mueve ágil esquivando cascotes y se introduce por un estrecho pasillo rodeado de hierros y escombros. Desde fuera se le pierde la pista. En un hueco de difícil acceso Miguel Carrero permanece a la espera, escondido, en las tripas de lo que antaño fue una planta de hotel en primera línea de playa en el paseo marítimo de Fuengirola. En esta ocasión este bombero es la víctima y el can su salvador. Apenas necesita unos minutos para localizarlo y ladra enérgico para compartir con su guía, el bombero Jesús Alba, su hallazgo.

«Ahora le felicitamos y le recompensamos con su mordedor. El animal se esfuerza porque sabe que el juego es su recompensa», explica Miguel Muñoz responsable de las prácticas.

Yago es el primer perro de la Unidad Canina de Rescate del cuerpo de Bomberos de Málaga que participa en un entrenamiento realizada el pasado jueves y al que SUR asistió como invitado. «Hacemos una prueba de búsqueda y localización de personas en un posible sepultamiento», indica Miguel. Esta unidad está en permanente contacto con empresas de demoliciones para poder realizar sus ejercicios en escenarios lo más reales posibles donde poder simular catástrofes, derrumbes, terremotos o explosiones.

«La empresa empieza a demoler y para una mañana para que nosotros desarrollemos nuestro entrenamiento», matiza. «Cada vez hay menos demoliciones por lo que tenemos que aprovechar al máximo cada escenario que nos ofrecen», lamenta el agente.

La unidad está conformada por ocho bomberos y diez perros de diferentes niveles. Algunos están ya operativos porque han finalizado su adiestramiento mientras que otros están empezando. «Algunos han participado en labores de rescate como terremotos -en Haití, la India o Marruecos- aunque otros están en un nivel muy inicial», explica Muñoz.

Principiantes

El siguiente en entrar en escena es Buba, un perro de agua de nueve años y medio. El can también supera con rapidez la prueba y sale del amasijo de escombros cubierto de polvo pero feliz por lograr su recompensa. «Nunca se le premia con comida siempre con el juego», repite Miguel.

Para Mara, Donna y Kun las maniobras cambian. Se simplifican para no frustrarlos. No se introducen en el edificio semiderruido al menos no hasta donde han llegado el resto.Con estos animales se refuerza el juego con el mordedor. «Tienen que comenzar con tareas fáciles para que pierdan el miedo a estos ambientes», indica Miguel.

Cada perro realiza su ejercicio con su guía, el mismo que lo cuida en su propia casa con una disciplina diferente al resto de los habituales perros domésticos. Con ellos no se puede abusar del juego gratuito. «Tienen siempre que cumplir una tarea para después tener su momento de divertimento», indica Jesús Alba. Para los canes es sólo un juego. Un juego que puede salvar vidas.

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