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Valentín Lasarte, preso en la cárcel asturiana de Villabona. :: R. C.
ETA expulsa al asesino de Ordóñez y Múgica para frenar la disidencia interna
ESPAÑA

ETA expulsa al asesino de Ordóñez y Múgica para frenar la disidencia interna

Valentín Lasarte, icono de la rama más violenta de la banda, ahora trabaja en prisión y dice ser sólo un «chorizo más»

MELCHOR SÁIZ-PARDO

Miércoles, 30 de diciembre 2009, 02:54

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La política de continuos movimientos carcelarios de presos de ETA del Ministerio del Interior ha cosechado uno de los más importantes frutos de los últimos años: la banda terrorista ha expulsado este mes de diciembre al conocido pistolero Valentín Lasarte Oliden, el asesino de cinco personas, entre ellas el ex dirigente socialista vasco Fernando Múgica, el ex concejal del PP en San Sebastián Gregorio Ordóñez o el ex jefe de la lucha antiterrorista Enrique Nieto.

Lasarte, que se ha unido a la disidencia etarra, es sólo el último. Otros 40 internos etarras con cierta ascendencia en la banda concentrados en cárceles asturianas y aragonesas han mostrado en los últimos meses claros síntomas de hastío y ya no ocultan sus críticas a la cúpula de la organización.

El preso, que cumple una pena de 216 años de cárcel, era, hasta ahora, uno de los iconos de la ETA más violenta, fría y sanguinaria. Sin embargo, en noviembre de 2008 fue trasladado desde Toledo a la prisión asturiana de Villabona, uno de los dos centros (el otro es aragonés de Zuera), donde Instituciones Penitenciarias concentra a cabecillas terroristas díscolos y a destacados activistas que han dado algún signo de romper con la disciplina de la banda. Y el cambio, tal y como pretendía Interior, ha sido radical.

Valentín Lasarte, que desde hace dos años viene jactándose públicamente de no seguir las consignas del 'frente de makos' y de ser un «simple chorizo más», la pasada primavera comenzó a trabajar en el economato del módulo 5 de la prisión asturiana, un área reservada a los internos menos conflictivos y más colaboradores con la administración carcelaria. Según explicaron responsables penitenciarios, el ex pistolero hizo caso omiso a varios mensajes de la banda terrorista, siempre opuesta a que sus activistas participen en actividades en las prisiones. Lasarte se dio de alta en la Seguridad Social, aceptó un sueldo cercano a los 300 euros mensuales del Estado y comenzó a servir cafés a otros reclusos y a integrarse en la vida carcelaria, como nunca antes había hecho otro miembro de ETA.

La colaboración con Instituciones Penitenciarias y el hecho de que Valentín Lasarte haya criticado en los últimos meses públicamente dentro de prisión la deriva de ETA ha sido la gota que ha colmado el vaso, según fuentes de la lucha antiterrorista.

ETA, que durante un año le había tenido en cuarentena y marginado de cualquier consulta, ha ordenado su apartamiento definitivo de la banda. O lo que es lo mismo, la expulsión del Colectivo de Presos Vascos (Euskal Preso Politikoen Kolektiboa o EPPK), el máximo castigo que ETA impone a sus dirigentes críticos.

Sin reconocimiento

A partir de ahora, el ex miembro de ETA no podrá tener abogados del colectivo, ni ayudas a sus familiares para viajes y su nombre ha sido ya retirado de los habituales listados de la ilegalizada Askatasuna. Su fotografía, habitual en locales proetarras, también ha desaparecido, según han informado mandos de la lucha antiterrorista.

La expulsión, explican responsables de la lucha contra la banda, no ha sido una decisión fácil para ETA, sabedora de que Lasarte era uno de los pistoleros más carismáticos entre los más violentos. Sin embargo, la cúpula de la organización armada quiere frenar a cualquier precio la creciente disidencia interna que el Ministerio del Interior ha creado en esa cárcel en los últimos meses, donde en la actualidad hay 18 presos etarras con claros síntomas de «hastío».

La exclusión de Lasarte, que en ningún momento ha renunciado expresamente a la violencia a pesar de sus críticas a la cúpula de su antigua organización, se ha producido sólo cinco meses después de que ETA mandara al exilio a otro de los más ilustres presos de Villabona, Iñaki Rekarte Ibarra, condenado a más de 200 años de cárcel por el asesinato de tres personas con un coche bomba en Santander en 1992. Rekarte, que en 2006 se casó con una funcionaria de prisiones y se desvinculó por completo de la izquierda 'abertzale', se convirtió en amigo de Lasarte en la cárcel asturiana y, con él, comenzó a trabajar en el economato. Su nombre, como el de su compañero de cárcel, también ha desaparecido de todos los documentos oficiales de las banda y su entorno.

Y van seis

Lasarte se ha convertido en el sexto miembro de la banda expulsado del colectivo de presos en toda su abultada historia. Aunque dirigentes como Francisco Múgica, 'Pakito', o Iñaki Arakama Mendía, 'Makario', (alejado en el último mes a Sevilla por su nuevo acercamiento a la banda), han sido marginados por sus críticas públicas a la organización, lo cierto es que ETA sólo había dado de baja de sus filas con anterioridad a José Luis Álvarez, 'Txelis', Kepa Pikabea, José Luis Urrusolo Sistiaga y Carmen Guisasola.

La otra gran preocupación de ETA (y esperanza del Ministerio del Interior) es la cárcel de Zuera, donde hay ya 22 terroristas de gran ascendencia en la banda y entre los que día a día crece la disensión de la mano de Urrusolo, Guisasola y 'Pakito'. El pasado mes, Instituciones Penitenciarias trasladó a ese centro a Felipe San Epifanio, 'Pipe', ex dirigente de Herri Batasuna e histórico jefe del 'comando Barcelona'.

En marzo de este año, Interior ordenó llevar a esta cárcel a otro preso con un perfil violento parecido al de Lasarte: Rafael Caride Simón, condenado a 790 años de prisión y que participó en la masacre de Hipercor en Barcelona, el más mortífero atentado de la banda en toda su historia. Según fuentes penitenciarias, también este sanguinario activista ha dado signos de haber roto la disciplina de la organización armada.

'Pipe' y Simón comparten patio con el que podría ser el próximo dirigente apartado o expulsado de la banda: Santiago Arrozpide, 'Santi Potros'. El ex jefe etarra ya criticó con dureza la ruptura de la última tregua etarra cuando se encontraba alejado en cárceles gaditanas. Y su disidencia en el centro aragonés es cada vez es más incómoda y visible para ETA, explicaron responsables penitenciarios.

Momento clave

El Ministerio del Interior cree que la ruptura definitiva de 'Santi Potros' con la banda en un momento tan crítico en el que vive ETA podría ser un golpe clave al 'frente de makos', cada vez menos influyente .

El EPPK, consciente de lo delicado de la situación en Zuera y Villabona, y ante el riesgo de que la mancha de la disidencia pueda extenderse a otros centros, anunció la pasada semana que en los próximos días llevará a cabo una campaña para reactivar una «nueva fase de lucha» en las cárceles.

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