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De izquierda a derecha, José Medina Galeote, David Escalona, María Bueno, Javier Roz, Noelia García Bandera y Javier Calleja. :: CARLOS MORET
Arte para el siglo XXI
CULTURA

Arte para el siglo XXI

Una nueva generación de creadores malagueños pisa fuerte en el escenario nacional e internacional

ANTONIO JAVIER LÓPEZ ajlopez@diariosur.es

Lunes, 21 de diciembre 2009, 15:10

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SI es cierto que el éxito se esconde detrás de la concentración y la disciplina, Javier Calleja sabe dónde encontrarlo. Aprendió el camino durante su infancia y primera juventud. En Málaga, pero sobre todo en Barcelona. Allí, entre los 12 y los 19 años, entrenaba seis horas al día. Dedicaba su vida a la gimnasia, pero decidió dejarlo. Tras un periodo de reflexión, se matriculó en la Facultad de Bellas Artes de Granada.

«Bien pensado, no son mundos tan distintos. En los dos tienes que aplicar la misma receta: trabajo, trabajo y más trabajo. Al fin y al cabo, una exposición no es más que el resultado de horas de esfuerzo», resume Calleja. Y así llegó su primera oportunidad. Fue en el Palacio de los Condes de Gabia, la sala granadina por la que ha desfilado buena parte de la nueva generación de autores malagueños.

Han debutado allí porque muchos de ellos estudiaron en la Facultad de Bellas Artes de la ciudad vecina. Casi todos presentan una obra diversa y multidisciplinar que trasciende las fronteras locales. Una creciente proyección nacional concretada en diversas exposiciones individuales en salas de Madrid, Barcelona o Valencia. Eso, sin olvidar su presencia en ferias de arte contemporáneo como Arco.

En estas líneas no están todos los que son. Ni mucho menos. Pero las trayectorias de María Bueno, Javier Calleja, David Escalona, Noelia García Bandera, José Media Galeote y Javier Roz sirven para ilustrar lo que se está cociendo en el arte joven malagueño. Autores entre los veintitantos y los treinta y muchos que toman el relevo generacional de Rogelio López Cuenca, Nono Bandera o Chema Cobo.

Un entorno hostil

Para seguirles la pista, conviene repasar 'Arte desde Andalucía para el siglo XXI', el monumental trabajo coordinado por Iván de la Torre Amerighi. El crítico aporta una radiografía genérica: «El artista andaluz se ha endurecido al no tener infraestructuras que lo respalden y al enfrentarse a un ámbito académico que atiende poco a las últimas tendencias. Lo curioso es que muchos jóvenes autores trabajan con galerías del exterior y eso significa que su producción es muy válida».

Lo anterior encaja bastante bien en la carrera de María Bueno. Tras licenciarse en Bellas Artes en Canarias, realizó diversos proyectos en Estados Unidos y Francia. En su trabajo combina la videocreación, la pintura y el dibujo. Unas propuestas incluidas en las colecciones del Festival Travèrse Video de Toulouse o del Ayuntamiento siciliano de Santa Lucía del Mela.

«Para mí, el arte siempre ha sido una vocación. La creación es una disciplina muy sacrificada, pero en mi caso merece la pena. Para salir adelante, alterno la docencia con diversos proyectos, como el que ahora preparo para el Centro de Arte de Cáceres o la edición de mi tercer libro bilingüe», explica Bueno.

Uno de los momentos cruciales en su trayectoria llegó en primavera, cuando fichó por galería madrileña Rafael Pérez Hernando. Y allí ha tomado el relevo otro malagueño, Javier Calleja, que estos días presenta 'Sweet home': «Tienes que ser constante, trabajar en tu obra, para cuando aparezca alguien con ganas de darte una oportunidad, tener algo interesante que presentarle». A él le sucedió el año pasado. Llamó a su puerta el CAC Málaga y allí estrenó su montaje 'Play Room'.

Un compañero de Calleja en la facultad granadina toma la palabra. Habla José Medina Galeote: «Esto es una apuesta personal, una lucha con uno mismo. Yo aposté por la pintura y poco a poco van saliendo las cosas. Es cuestión de echarle horas. Tengo mi estudio en Antequera y cada vez estoy más contento de haber tomado esa decisión. Creo que el hecho de estar en la periferia le da más frescura a mi trabajo».

Historias cruzadas

Medina Galeote también pasó por el Palacio de los Condes de Gabia. Luego llegaron el Hangar de Barcelona, el Museo de Arte Contemporáneo de Gerona, la sala Casaborne de Antequera o en la Galería JM. Y sostiene que nada de eso es fruto de la autopromoción. «Recuerdo un consejo que me dio Joan Hernández Pijuán. Me dijo: 'Si te dedicas a promocionarte, pierdes la intensidad en lo que haces'», sostiene el autor, a punto de estrenar una muestra en el Museo de Huelva.

Y justo en ese espacio se acaba de clausurar 'Carte de visite', última propuesta de la fotógrafa Noelia García Bandera. Tanto ella como Medina Galeote acudieron al museo onubense tras lograr la Beca Daniel Vázquez Díaz. «Lo primero es el trabajo y a partir de ahí, pensar en premios o becas», esgrime la autora, a quien le dio la alternativa en Málaga el galerista Alfredo Viñas.

Como curiosidad, García Bandera recuerda que su serie 'Vanitas' fue rechazada en varios certámenes y después acabó en los fondos de varios centros expositivos. «Es importante pertenecer a los fondos de estas instituciones, porque así tu obra se mantiene viva», defiende García Bandera, que en enero dará el salto a Madrid con una exposición en Cámara Oscura.

De Medicina a Bellas Artes

Un periplo que ya ha cubierto el más joven del grupo. David Escalona (28 años) forma parte de la nómina de artistas de la galería Carmen de la Calle. Antes tuvo tiempo de permanecer un curso en la Fundación Antonio Gala de Córdoba y de estudiar tres años la carrera de Medicina en Málaga. «Sin esos estudios, mi obra no sería la misma», remacha.

Una opinión compartida por Javier Roz, que también pasó por la Facultad de Medicina: «Tenía inquietudes por la música, la pintura, la fotografía... Aquello fue creciendo y era lo que más me interesaba. Fue una decisión complicada, pero creo que acerté».

El tiempo le ha dado la razón. Su obra forma parte de colecciones públicas y privadas de España, Italia y Francia. Ahora prepara una muestra individual para el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo. Aunque él sigue con los pies en el suelo, modesto: «No sé si se ha ganado un buen artista, pero al menos se ha perdido un mal médico». Y sonríe.Vea el reportaje en vídeo en SURtv

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