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El atunero 'Alakrana', con algunos de sus tripulantes en la cubierta, navega hacia Puerto Victoria, en las islas Seychelles, tras su liberación por los piratas. / EFE
Liberados y rumbo a casa
ESPAÑA

Liberados y rumbo a casa

El atunero 'Alakrana', con sus 36 tripulantes sanos y salvos , navega hacia las Seychelles tras el acuerdo alcanzado con los piratas

ÍÑIGO DOMÍNGUEZ

Miércoles, 18 de noviembre 2009, 02:48

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«Si todo va bien, liberaremos el 'Alakrana' en dos o tres días». Al final ha sido al cuarto día. El acuerdo que abría la puerta al fin del secuestro, anunciado por el portavoz de los piratas a este periódico el jueves y previsto para el viernes, terminó por cerrarse en los tiempos marcados y por fin ayer los 36 tripulantes del 'Alakrana' recuperaron su libertad después de 47 días. Todos están bien y tras ser liberados, a media tarde, las dos fragatas españolas que vigilan a distancia la zona, la 'Canarias' y la 'Méndez Núñez', contactaron con el pesquero al que escoltan. Navegaban rumbo a Seychelles, donde llegarán el jueves por la tarde.

Aún debe decidirse cómo se organizará el traslado a España en un avión militar, quizá el mismo día, porque «lo que quieren es reunirse cuanto antes con sus familias», según la compañía. Se baraja que las familias vayan a esperarles a Seychelles. La cuestión del rescate estaba resuelta desde hace muchos días, según han confirmado fuentes próximas a la negociación. «Hace mucho que no hablábamos de dinero», reiteraron. En una nueva conversación telefónica, el portavoz de los secuestradores, llamado Jama, aseguró que el pago se produjo «hace dos semanas». Distintas fuentes estimaban ayer el rescate pagado entre tres millones y medio y cuatro millones de dólares, es decir, entre 2,3 y 2,6 millones de euros.

La vía maestra para el desenlace ha sido una negociación en la que el Gobierno español, a través del embajador en Nairobi, Nicolás Martín Cinto, ha dado su palabra de que los dos piratas detenidos en España serán enviados pronto a Somalia. El Gobierno garantizaba que lo haría «en uno o dos meses», según los piratas. En este sentido, la noticia del inicio del juicio a los dos detenidos en sólo 15 días habría influido en el desenlace, pues por primera vez marcaba un plazo concreto a la vía judicial.

El compromiso del Gobierno ha obtenido la confianza de los secuestradores por la mediación de una autoridad regional, a quienes los piratas llaman 'el presidente'. «Confiamos en él, es un buen hombre», reiteró ayer el portavoz de los piratas. Con esta garantía, los secuestradores cedieron al que era el mayor obstáculo, la condición imprescindible para la liberación, el regreso de los dos detenidos. Sin duda, la captura de estos dos piratas, Cabdiwelli Cabdullahi 'Abdu Willy' y Raagegeseey Hassan Haji, ha marcado un secuestro jalonado de polémicas que han desgastado al Gobierno.

Una pesadilla

La pesadilla del 'Alakrana' comenzó el pasado 2 de octubre. Faenaban a 400 millas de la costa de Somalia, lejos de la fragata más cercana de la 'operación Atalanta', la 'Canarias', que acudió en su ayuda. En ese momento surgió la primera polémica, pues Defensa alegó que el pesquero faenaba fuera del área de protección.

El episodio decisivo llegó dos días después, cuando la Armada capturó a dos de los piratas. El Gobierno lo comunicó horas después y la Audiencia Nacional pidió su traslado a España, un trámite que ha centrado la pelea política para establecer de quién fue la idea. Entretanto, la negociación, dirigida desde Kenia, arrancó sin problemas. El embajador Martín Cinto, con gran experiencia en negociaciones y que ya resolvió el secuestro del 'Playa de Bakio', dirigió el proceso junto con el armador, Kepa Etxebarria.

El rescate era la primera cuestión sobre la mesa. «Pero los dos detenidos siempre fueron una pieza clave», confirman fuentes próximas a las conversaciones. A partir de entonces el proceso se bloqueó, mientras el destino de los dos piratas empezaba a ser un embrollo. La atención se centró también en otra polémica, la negativa del Gobierno a enviar soldados a los atuneros, y su propuesta de recurrir a la seguridad privada, lo que se resolvió el sábado con la llegada de 54 agentes que se repartieron entre trece pesqueros.

A principios de noviembre se habría fraguado el pago del rescate. Fue entonces cuando los captores decidieron forzar el proceso. El jueves día 5, los piratas anunciaron el traslado de tres rehenes a tierra y lanzaron un ultimátum con amenazas de muerte. Desde ahí se redobló la presión popular sobre el Gobierno, que aseguró que los rehenes volvieron al barco al día siguiente. Por su parte, los piratas dijeron que nunca hubo rehenes en tierra y que sólo fue una forma de presión. La ONG alemana Ecoterra apunta incluso que los rehenes volvieron a bordo ayer a las 17.30 horas, 14.30 en España. Los días del ultimátum fueron los peores momentos pasados.

El secuestro parecía abocado a durar meses hasta el regreso de los dos detenidos. Pero de improviso, la semana pasada el Ejecutivo empezó a mostrar un cauto optimismo por una nueva «vía diplomática». Fue entonces, el jueves, cuando los piratas revelaron lo que ocurría. Se fraguaba un acuerdo que hacía muy próxima la liberación para esta semana, como así ha sido.

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