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Antonio Soler, ante la mesa de la biblioteca de su casa en Málaga, donde suele escribir. / CARLOS MORET
Antonio Soler: «Las historias felices tienen poco que contar»
ESCRITOR

Antonio Soler: «Las historias felices tienen poco que contar»

Soler se mete por primera vez en la piel de una mujer en su próxima novela, 'Lausana', que se publicará en marzo'El sueño del caimán', recién traducida en Francia, recibe una buena acogida por parte de la crítica

MARÍA DOLORES TORTOSA

Domingo, 4 de octubre 2009, 13:48

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El escritor y colaborador de SUR Antonio Soler (Málaga, 1956) se ha metido por primera vez en la piel de una mujer para contar su historia en primera persona. 'Lausana' es el título de su próxima novela, que transcurre en un viaje en tren entre esta ciudad y Ginebra y que publicará su nueva editorial, Mondadori. Estos son algunos de los aspectos que Soler adelanta sobre la novela que verá la luz en primavera, mientras su último trabajo, 'El sueño del caimán' (2006), acaba de publicarse traducido en Francia y está siendo muy bien acogido por la crítica. «Una joya llegada de España», lo titula la revista 'Marie Claire'; «Espléndido homenaje a los resistentes vencidos», dice 'Le Figaro'; «Relato opresivo sobre la traición imposible de olvidar», reseña 'Le Monde', que le dedica una página entera. Este octubre se publica la traducción al italiano.

La acogida en Francia de 'El sueño del caimán' está siendo muy buena, ¿quizás porque al lector francés le llame la atención todo lo relacionado con la posguerra española?

Puede que tenga mucho que ver eso. El editor francés me decía que él pensaba que podía funcionar porque había una extraña conexión con el existencialismo francés, con Albert Camus, con la desolación de 'El extranjero', por la persona que está en un mundo con el que no siente vínculos apenas.

En ese sentido, también como la mayoría de sus personajes, gente desolada...

Sí, es gente extraviada, perdida. En esa novela intenté dar un giro en parte, porque hablaba de una persona mayor, del exilio, me salía más de mi mundo autobiográfico y novelaba más, pero no podía perder mi visión del mundo.

¿Le gusta que le definan como un escritor pesimista?

No creo que sea tanto, no me quiero comparar, pero si me definen así, habría que describir así a toda la historia de la literatura. Faulkner sería un gran pesimista, Rulfo también, hasta Shakeaspeare, Kafka sería el pesimismo en estado puro, a Onetti, bueno, habría que ponerle crespones de luto. La literatura intenta ahondar en los conflictos del hombre y casi nunca cuenta historias felices, las historias felices tienen poco que contar.

Mantener esa fidelidad a ese mundo creado por usted en ocho novelas, ¿no le ha resultado difícil? Lo digo por su complejidad literaria.

Unas más que otras, yo sé que he hecho novelas complejas, que tienen cierta dificultad para el lector, recuerdo 'El espiritista melancólico', era una novela, por llamarlo de un modo, hostil para el lector, que intentaba, no obstante, que tuviera sus compensaciones, de hecho es una de las novelas con las que más contento estoy; pero a la vez hay novelas más abiertas, por ejemplo 'Las bailarinas muertas' y 'El sueño del caimán', que no tienen una complejidad en cuanto a estructura, ni mundo extraño para abordar, además un único narrador, un hilo conductor fácil de seguir, otra cosa es la visión del mundo.

Esa sí es general a todos

Sí, pero yo creo que se matiza en unos libros más que en otros, este es el que menos concesión tiene, pero es que no sería verosímil la historia que se cuenta. El tono de una novela tiene que estar de acuerdo con la historia que se cuenta. 'El camino de los ingleses' contada en ese tono sería un error, porque eran chicos jóvenes, aunque hubiera hechos desgraciados, pero en 'El sueño del caimán', un hombre jubilado, exiliado, que no tiene amigos, no admite un tono de jovialidad, y en esta novela no hay un ápice de sentido del humor, algo que sí está en 'Las bailarinas 'o en 'El camino de los ingleses', en las que hay una visión pesimista, pero muchos juegos, ironías, historia vital, incluso en el lenguaje se nota eso. La novela que he hecho ahora tiene algo que ver con esto.

La nueva novela

¿Puede adelantarnos algo de esa nueva novela?

El título es 'Lausana', como la ciudad suiza. Está contada en primera persona desde una óptica femenina.

Eso es una gran novedad.

Para mí sí, pero no para Flaubert, o Tolstoy con Ana Karenina. Estoy muy contento con ella, bastante.

¿Y de qué va?

Básicamente es una novela actual en el espacio temporal, puede ocurrir en 2007 o 2008, se desarrolla en 51 minutos, que es el tiempo que se tarda en tren de cercanías desde Ginebra hasta Lausana, y esta señora va en ese tren.

¿Y no hay 'flash back'?

Sí claro, es una vida, y el viaje en tren es una metáfora del viaje de la vida; esta mujer, mayor, va en busca de su destino, pero no es el típico recorrido vital que voy en tren y me acuerdo de todo, he intentado que sea mucho más dinámico; es una reflexión sobre lo que está ocurriendo en el tren y la reconstrucción de una vida. He intentado que sea fragmentado y ágil, donde se ensambla el presente y el pasado y todo va a desembocar en ese viaje.

¿El viaje en esta novela es una excusa para recordar?

Es una excusa para reflexionar sobre el presente y cómo ha llegado a ese presente, y sobre todo para reflexionar sobre las esencias vitales que después de muchos años se dicen que son las importantes, sin todo el ruido la vida pasa por un filtro y se destila lo que es más importante, todo eso dentro de un argumento.

Por lo que cuenta, no hay relación con la posguerra como en otras.

Hay referencias a la guerra civil, pero de un modo lejano, es una persona que viene de origen español, de padre exiliado, sería la siguiente generación de 'El sueño del caimán', sería alguien criado en el mundo francófono, con las raíces de aquí.

Sus novelas suelen ser ajenas a los tiempos de Internet y los móviles, y este personaje sí vive en esta época, ¿introduce algo de ello?

Aquí hay un personaje que habla por el móvil y ella hace una reflexión sobre lo que va diciendo. ¡El primer móvil de mis novelas! (risas...) sí, salen ejecutivas en el tren, gente del mundo actual.

¿Se ha dejado seducir por esa presencia femenina ahora en casi todo para decidirse por una mujer protagonista en su novela?

Ninguna de mis novelas sería pensable si no hubiera una mujer dentro del argumento que hace que el hombre se ponga en movimiento, ahora lo he intentado desde otro plano.

Pero eran casi siempre mujeres idealizadas.

Un poco inaccesibles sí, ahora he intentado acceder.

Insisto, ¿ha influido ese, llamémosle, protagonismo actual de la mujer?

El proceso creativo me llama la atención y no acabo de captar cuando de pronto dices, aquí hay una novela. Como no creo en la inspiración, son situaciones larvadas que de pronto se conectan, y en esta novela recuerdo bien el punto de conexión. Fue en un viaje entre Lausana y Ginebra, vi a una mujer, que parecía intrascendente, que puede que no fuera guapa, y pensé, tiene una novela, como creo que todos tenemos una novela, y me pregunté, ¿por qué no meterme en ese mundo?, me dije, creo que ha llegado la hora, ahí fue el detonante.

Con esta novela cambia de editorial. Deja Destino, del grupo Planeta, y ficha por Mondadori, del grupo Random House, ¿no es arriesgado?

Arriesgado podrá ser, pero estas cosas nunca son irreversibles, la salida no se sabe por cuánto tiempo puede ser. Tengo buenos amigos en Planeta y en Destino, pero a veces viene bien un nuevo replanteamiento e inocular un poco de savia nueva. Por otro lado, el grupo Random House es muy potente en el plano mundial. Voy a Mondadori, donde han creado una biblioteca de autores extranjeros totalmente maravillosa, y ahora quieren volcarse con autores españoles.

Fue en su juventud corredor de fondo, ¿lo es en literatura?

Cualquier escritor lo es. Cierto que parte de esa disciplina la aprendí siendo corredor de fondo, los padecimientos son los mismos, pensar que no vas a acabar nunca, al final sabes que una zancada y otra te llevan al final.

¿Se sufre cuando se escribe?

Sí claro, se sufre bastante, es un doble juego, se obtienen compensaciones, pero es un trabajo duro, es de mucha concentración sostenida a lo largo de meses, cuando escribo, sé que siete días a la semana voy a estar concentrado y metido en ese mundo, a veces te equivocas, te replanteas lo que has escrito.

Referentes literarios

Lo suyo es puro lenguaje, como ir a pelo, nada de introducir datos como ahora se lleva.

Sí, pero tiene que ver con el tipo de literatura que a mí me interesa, menos periodística, menos informativa, intento ir más al corazón de los personajes, de lo que mueve a las personas.

Fiel a su mundo literario y a sus referentes: Faulkner, Onetti, Marsé...

En 'El sueño del caimán' hay un pequeño homenaje a Marsé, de un personaje que pinta telones en los cines; hay similitudes con Marsé, pero también diferencias. Sí es uno de mis referentes, y además creo que es el mejor novelista español vivo.

Marsé consiguió algo que creo que es el sueño de todo escritor, que dos de sus personajes se conviertan también en referentes de la literatura, Teresa y Pijoaparte, ¿sueña eso para algunos de sus personajes?

Estaría muy bien, pero yo no tengo un personaje favorito, ni siquiera tengo una novela que me parezca la mejor que las demás ni nada de esto, cuando estás escribiendo es cierto que te enamoras de algunos personajes, porque ves que te dan mucho, recuerdo escribiendo 'El camino de los ingleses' el personaje de Babilusa, me gustó, pero con tantos personajes no tengo ninguno preferido.

¿No deprime verse en las estanterías frente a los best seller?

El otro día estuve leyendo a Azorín, que lo estoy redescubriendo ahora, y él también se planteaba esa historia en 1903. Decía, con los avances, los medios de comunicación, lo banal está imperando sobre lo auténtico, eso decía en 1903, ahora le daría un síncope. Siempre ha habido escritores populares que han funcionado muy bien y que luego se los lleva el viento, y nadie se acuerda de ellos. Ahora yo veo bien que un niño lea a 'Harry Potter', hace de puente para otro tipo de literatura, yo leía a Agata Christie de niño. Aunque creo que los de 'El Código da Vinci' son lectores de un solo libro, tampoco nos podemos olvidar que algunos escritores de este tipo mantienen el mercado y hacen que otros escritores puedan vivir de esto.

Dice que ha redescubierto a Azorín y me recuerda lo que hace poco confesó Muñoz Molina del 'Ulises' de Joyce, que le ha gustado años después de intentar leerlo, ¿le ha ocurrido con algunos otros escritores?

Sí, me ha pasado con Borges, que es el escritor de los escritores, lo he intentado y en edades diferentes. Sin embargo leí a Azorín con 17 años y ahora lo leo y veo que debajo de una apariencia que entonces creía casposa, ahora lo veo actual.

¿Y a Borges le ha cogido el tranquillo?

No, no le he conseguido entrar, y lo he intentado varias veces, me parece artificial y frío. Rafael Pérez Estrada, que le gustaba mucho, decía, chiquillo no te pega eso, pero no.

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