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MUNDO

Cerco al titular británico de Hacienda por facturar gastos injustificables

Alistair Darling empieza a devolver dinero mientras se debate su relevo

ÍÑIGO GURRUCHAGA

Martes, 2 de junio 2009, 13:44

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El pasado verano, el ministro británico de Hacienda pareció hundido. Íntimo colaborador de Gordon Brown, con quien le une el pasado en el laborismo escocés, Alastair Darling había hecho frente a los primeros síntomas graves de la crisis, la nacionalización del banco Northern Rock.

El primer ministro decía repetidamente que Reino Unido estaba bien equipado para resistir los amagos de crisis. Pero Darling recibió a una periodista en su refugio veraniego, en los acantilados del oeste de Escocia, y llevó la contraria al gran líder. La crisis, dijo Darling, era quizás la más grave de los últimos sesenta años.

Se temió por su despido, hasta que la cadena de calamidades financieras confirmó su pronóstico y le dejó al mando de la nave de una Hacienda que endeudó exponencialmente a los británicos para contener la debacle de los grandes bancos de la City. Es un hombre gris y esa tranquilidad se presentó como una virtud.

Ayer, la carrera ministerial de Alastair Darling se daba de nuevo por terminada. Esta vez parece seguro que Gordon Brown prescindirá de él en el próximo reajuste y la razón es que comenzó ayer a devolver dinero a la Hacienda que él administra por facturar gastos injustificables a la oficina parlamentaria.

El titular de Finanzas anunció que devolverá unos 700 euros porque, diez días después de que fuese nombrado ministro, pasó una factura por los costes de limpieza y mantenimiento hasta final de aquel año de un piso que alquiló desde septiembre.

En cuatro años cambió cuatro veces la casa registrada como segunda vivienda. La oficina de gastos paga los intereses del préstamo hipotecario y otros gastos asociados con la segunda vivienda. Los cambios de Darling, revelados por el 'Daily Telegraph', parecen mostrar que el ministro alternaba la denominación de sus propiedades para lograr los máximos ingresos posibles a costa del erario público.

Cuando ya vivía en Downing Street, registró como segunda vivienda su casa familiar en Edimburgo para recibir la subvención de los intereses de la hipoteca. Y cobró a los contribuyentes 1.500 euros por los gastos de un contable que le ayudó a cumplimentar su declaración de Hacienda. La carrera de Alastair Darling parece terminada en un episodio más de la inagotable saga de las facturas de gastos.

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