Borrar
Kruschev y Kennedy coincidieron en 1961 en la residencia del embajador estadounidense en Viena. / AP
Kruschev: «Voy a agarrar a Kennedy por los huevos»
CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Kruschev: «Voy a agarrar a Kennedy por los huevos»

'Un Imperio fallido' muestra por primera vez la guerra fría desde la perspectiva del Kremlin gracias a documentación inédita

CÉSAR CALVAR

Sábado, 21 de marzo 2009, 03:05

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Voy a agarrar a Kennedy por los huevos». Mediante esa espontánea frase el 'premier' soviético Nikita Kruschev comunicó en julio de 1962 a Fidel Castro su plan para instalar misiles nucleares en Cuba, ante las narices de Estados Unidos. El mandatario caribeño había volado a Moscú para firmar un acuerdo militar secreto, que comprometía a la URSS a defender a su país de una eventual invasión capitalista. A cambio, los rusos ganarían una base permanente en la isla, que mejoraría su posición en el tablero de la guerra fría.

Kruschev justificó así su decisión ante el Presidium: Estados Unidos había cercado con sus bases a la patria del socialismo. Ahora, iba a «enterarse de lo que se siente al tener los misiles del enemigo apuntándote». Además de proteger a Cuba, aquellas armas alterarían «lo que a Occidente le gusta llamar el equilibrio de poder».

Tres meses después se arrepentiría de la jugada, al demostrarle Kennedy que estaba dispuesto a llevar la partida hasta el final. La bravuconada del líder ruso había colocado al mundo al borde de una guerra atómica, y ahora tocaba salir de aquel lío.

La crisis de los misiles cubanos fue el episodio más tenso del enfrentamiento entre bloques que presidió la política internacional en la segunda mitad del siglo XX. De él, y de otros muchos, se ocupa el libro 'Un imperio fallido. La Unión Soviética durante la guerra fría', que firma el historiador ruso afincado en Estados Unidos Vladislav M. Zubok.

Documentación inédita

La obra, basada en documentación hasta ahora desconocida -actas del Politburó, telegramas cifrados y conversaciones grabadas de 'apparatchiks' comunistas- narra la guerra fría desde la perspectiva del Kremlin, una visión muy distinta de la contada hasta ahora por los historiadores occidentales.

Zubok describe, así, las aspiraciones, intereses, dudas y errores de percepción de los dirigentes soviéticos, reconstruye sus preocupaciones y destapa el error de las estrategias de contención estadounidenses, que muchas veces sólo sirvieron para reforzar su beligerancia.

Para Zubok, es imposible entender la política soviética sin revisar la personalidad de los hombres que la lideraron. De ahí que el libro esté estructurado en torno a los cuatro grandes dirigentes que tuvo la URSS en ese período: Stalin, fundador del imperio e impulsor de la doctrina del 'socialismo en un solo país'; Kruschev, líder admirado por denunciar los crímenes de su antecesor pero que pecó de fanfarrón en su afán de extender el comunismo bajo la amenaza termonuclear, actitud que a la postre provocaría su caída; Brezhnev, el artífice de la distensión que terminó por enfangar a su país en una guerra absurda en Afganistán allá por el año 1979, y Gorbachov, el gran reformador que condujo a la Unión Soviética a la disolución.

El lado norteamericano

La obra 'Un imperio fallido' también saca a relucir la actitud de Estados Unidos en la guerra fría. Los norteamericanos jamás aceptaron la existencia del bloque comunista y -a diferencia de los europeos occidentales- hicieron cuanto pudieron por destruirlo sin dejar apenas espacio para el entendimiento.

El final llegó, concluye Vladislav M. Zubok, gracias al 'nuevo pensamiento' de Gorbachov y sus colaboradores, que «no estaban dispuestos a derramar sangre por una causa en la que no creían y por un imperio del que no sacaban provecho alguno». Después de décadas de armarse hasta los dientes, en lugar de morir matando el imperio socialista prefirió finalmente suicidarse.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios