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COSAS TRANSPARENTES

La buena vida

Hotchner recoge en un libro imágenes y citas inéditas de su amigo Ernest Hemingway

JOSÉ ANTONIO GARRIGA VELA

Viernes, 20 de marzo 2009, 12:15

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La editorial Belacqua ha publicado el libro de A.E. Hotchner 'La buena vida según Hemingway', traducido por Juan Gabriel Vásquez. Un libro para mitómanos donde se recogen imágenes y citas inéditas del célebre escritor norteamericano. En el prólogo, Hotchner cuenta cómo conoció a Hemingway. Era el año 1948 y su amigo Arthur Gordon se había hecho cargo de la revista 'Cosmopolitan'. Entonces le encargó un trabajo. Le dijo que intentara convencer a escritores que habían colaborado con la revista durante su largo e ilustre pasado para que escribieran un artículo determinado. La lista comprendía los nombres de los escritores tan destacados como Dorothy Parker, Sinclair Lewis, John Steinbeck, Pearl Back y William Faulkner entre otros. La remuneración que iba a recibir Hotchmer comprendería los gastos, más trescientos dólares por cada escritor que consiguiera reclutar para la causa. Hemingway estaba en esa lista, pero Hotchner no se atrevía a contactar con él porque lo consideraba formidable e inaccesible, no sólo como escritor sino como prestigioso miembro del escalafón de celebridades de la época. Finalmente, Arthur Gordon lo convenció.

Hotchner cuenta que se trasladó a La Habana y escribió una nota a Hemingway diciéndole que había acudido allí con una misión vergonzosa: pedirle que escribiera un artículo sobre el futuro de la literatura. «¿Podría mandarme un rechazo escrito para que yo lograra conservar mi miserable trabajo en Cosmopolitan?». Luego encargó a un mensajero del Hotel Nacional que llevara la nota a casa de Hemingway en el cercano pueblo de San Francisco de Paula. Esa misma tarde sonó el timbre del teléfono:

-¿Hotchner? Aquí Hemingway. Recibí su nota. No puedo dejar que aborde la misión, porque quedar mal con la organización Hearst es como que a uno lo echen de una colonia de leprosos. ¿Quiere tomar una copa a eso de las cinco? Hay un bar que se llama La Florida. Dígaselo al taxista.

Ernest Hemingway escribió para 'Cosmo'. Pero no el artículo sobre el futuro de la literatura sino una obra de ficción que empezó como un cuento y se transformó en una novela: «A través del río y entre los árboles». Así comenzó una amistad que se mantuvo hasta la muerte de Hemingway catorce años después. Ambos compartieron multitud de aventuras. Pescaron agujas más allá del castillo del Morro, en Cuba. Corrieron en los Sanfermines y presenciaron el mano a mano entre Ordóñez y Dominguín. Estuvieron cazando faisanes y pavos reales en Ketchum. Asistieron a las peleas y a los juegos del World Series en el Yankee Stadium. Hotchner recuerda la semana que pasaron juntos en la casa de Ernest en Key West. «Hemingway era un conversador vibrante, gracioso, agudo, discutidor y ferozmente obstinado, un extraordinario contador de historias capaz de recordar con precisión la gente y los sucesos de su vida desde la niñez». Hotchner tomaba nota y el resultado es este libro plagado de citas lúcidas, chispeantes y, a veces, también demoledoras. Tales citas están agrupadas en capítulos titulados: Escribir. Deportes; Hollywood; Caza; Explorando; Escritores; Mujeres; Vida; Muerte. Dice Hemingway:

«Me gusta escribir de pie para bajar la tripa y porque de pie uno tiene más vitalidad. ¿Quién ha aguantado diez 'rounds 'con el culo en una silla? Escribo las descripciones a mano porque me cuestan más y uno está más cerca del papel al escribir a mano, pero uso la máquina de escribir para los diálogos porque la gente habla como una máquina de escribir».

«No hay temas contemporáneos. Los temas siempre han sido el amor o su falta, la muerte y esa temporal evasión de la muerte que llamamos vida, la inmortalidad o falta de inmortalidad del alma, el dinero, el honor y la política».

«Hay que haber recibido muchos castigos en la vida para escribir un libro realmente gracioso».

«Nunca confundas acción con movimiento».

«En las guerras modernas uno muere como un perro y por ninguna razón en especial».

«Una cosa sobre las grandes derrotas en el ring -el favorito en las encuestas que al final no puede continuar-:

No le preguntes si comió demasiado o bebió demasiado o se entrenó hasta cansarse. Sólo pregúntale si se acostó con alguien la noche anterior».

«El país del que escribe un novelista es el país que conoce, y el país que conoce está en su corazón».

«Al cazar uno debe estar atento, no preocupado».

«Me encanta ir al zoo, pero no en domingo. No me gusta ver a la gente burlarse de los animales cuando debería ser al revés».

«Amo a África y siento que es como un segundo hogar, y cuando uno puede sentir algo así, sin contar el lugar donde nació, allí es donde debe estar».

«Supongo que cuando rechazó el premio Nobel, Sartre sabía que el premio es una puta que puede seducirte y contagiarte una enfermedad incurable. Yo también lo sabía, pero ahora ya la tengo y ella me tiene a mí, ¿y sabes quién es, esta puta llamada Fama? Es la hermana menor de la muerte».

«Cuando sueño con la vida en el cielo, después de la muerte, la acción siempre tiene lugar en el Ritz de París. Es una hermosa noche de verano. Me termino un par de martinis en el bar, del lado de Cambon. Entonces hay una cena magnífica bajo un castaño en flor en lo que se llama Le Petite Jardin. Es el pequeño jardín que hay frente al grill. Después de unos cuantos brandies, me subo a mi habitación y me meto en una de esas enormes camas del Ritz. Están todas hechas de bronce. Hay un cabezal del tamaño del Graf Zeppelín y cuatro almohadas cuadradas rellenas de plumas de ganso de verdad: dos para mí y dos para mi muy divina compañera».

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