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TRASLADO. La cigüeña prefiere anidar el el campanario ante que en lo alto de un mástil. EFE
Una cigüeña 'non grata'
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Una cigüeña 'non grata'

La ubicación del nido de esta zancuda mantiene enfrentados a los 80 vecinos de la aldea salmantina de Zarza de Pumadera

I. ÁLVAREZ

Miércoles, 11 de marzo 2009, 02:28

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En la localidad salmantina de Zarza de Pumareda, los niños a los que hace muchos, muchos años, las cigüeñas trajeron de París se han convertido en adultos que discuten sobre si conviene frenar el afán constructivo de estas aves. Unos quieren que las zancudas sigan anidando en la espadaña de la iglesia del pueblo, como hacen cada año, mientras que otros piensan que es mejor reconducirlas a otro lugar por los problemas de limpieza que sus deyecciones y sus nidos formados por barro, cañas, ramas y plásticos generan en la piedra centenaria del templo.

El alcalde de este lugar de 80 habitantes, José Benedicto Martín, prefiere mantenerse «al margen» de la polémica, aunque ha tenido que mandar una brigadilla de limpieza a borrar unas pintadas sin autor que han aparecido en la puerta de la iglesia y que dicen, en grandes letras rojas, 'cigüeñas, sí'.

Si Zarza de Pumareda, antigua tierra de manzanas, es tan pueblo como los demás, pronto saldrá a la luz quién ha sido el cantamañanas. Pero mientras no haya consenso, como en la política, las que quiten el sueño mañanero a los vecinos seguirán siendo esta cigüeña y su cría 'non gratas', enamoradas del Parque Natural Arribes del Duero, que les nutre bien de sapos y culebras, como los hechizos de las brujas de los cuentos infantiles. Para gustos...

Les duele este amor a los parroquianos zarceños, que para no tener que ir a la misa del domingo con paraguas pagaron de sus ahorros no sólo la reparación de la cubierta de la iglesia y la instalación de un montón de pinchos en la atalaya eclesiástica para disuadir al ave, sino también una nueva 'vivienda' en lo alto de un mástil con un soporte a las afueras del pueblo.

Pensaron que si no era por las malas, por las buenas le animarían a cambiar de domicilio. Sin embargo, la muy terca no ha aceptado el 'desahucio' y ha aprendido a sortear los hierros para levantar su morada en la casa del Señor de Zarza.

Criar a los polluelos

No en vano, ese es el mejor lugar que ha encontrado para dar vida a sus polluelos. Es que las cigüeñas nidifican en el lugar en que nacieron y se empecinan en regresar cada año a las mismas torres, tejados o chimeneas... por difícil que se lo pongan.

Y esta obstinada que vuela cada año desde la sabana africana porque creía ser la estampa risueña que alegra este paraje salmantino no se siente una okupa, sino tan zarceña como la que más. Más incluso, pues su vida no rebasará los veinte años para poder sacar partido al bonito campanario de Zarza de Pumareda. Y lo quiere disfrutar a tope.

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