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Eligen para sus prácticas zonas poco transitadas para evitar accidentes. / SUR
Vértigo en las cuestas
COSTA

Vértigo en las cuestas

Las carreteras más pendientes y tranquilas de Mijas o Benalmádena son su campo de entrenamiento. Desafían la ley de la gravedad sobre unos patines, aunque no quieren que les tachen de temerarios

FRANCISCO JIMÉNEZ

Domingo, 8 de marzo 2009, 13:07

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Quien más, quien menos tiene en su memoria alguna aventura a bordo de unos patines. Basta sólo con acercarse a cualquier paseo marítimo para comprobar cómo eso de deslizarse sobre ruedas nunca ha dejado de estar de moda. Eso sí, hay patinadores de todo tipo, desde aquellos que no se atreven a separarse de la pared hasta los que van lanzados. Sin embargo, hay otro grupo de 'adictos' a la velocidad que cada fin de semana se reúnen para desafiar la ley de la gravedad y lanzarse por una carretera cuesta abajo y sin frenos. Pueden alcanzar hasta los 90 kilómetros por hora, y los 120 si lo hacen en 'gravity bike' (bicicletas de gravedad). El riesgo salta a la vista.

Uno de estos osados es José Francisco Porras. Conocido en el mundillo como Rubio, este fuengiroleño es uno de los fijos en las quedadas que se organizan a través de foros de Internet. Una de las bajadas más espectaculares es la carretera que enlaza la zona del Higuerón, en Benalmádena, con la costa y que de momento, está cerrada al tráfico. Son atrevidos, pero no temerarios. «Normalmente, entrenamos en zonas retiradas o en construcción de Mijas, Marbella,... donde las calles ya están urbanizadas, pero aún no pasan coches», comenta Rubio, quien rechaza la etiqueta de imprudente que algunos le cuelgan. «Cuidamos mucho tanto nuestra seguridad como la de los demás. Llevamos casco y todo tipo de protecciones, desde guantes hasta rodilleras, coderas y culera. Además, cuando realizamos el descenso siempre tenemos a alguien abajo para alertarnos por si de repente hay alguien por ahí», añade. De igual modo, bajan escoltados por dos coches, uno que abre la 'comitiva' y otro encargado de cerrarla. Dos vehículos que también permiten tomar fotografías e imágenes de vídeo, algunas de las cuales están colgadas en la Red.

En el 'skate' de toda la vida, en patines en línea o en paralelo, en trineo de asfalto o en bicicleta, cualquier artilugio es bueno para practicar el descenso, un deporte tan espectacular como arriesgado nacido en EE. UU. y que poco a poco se va abriendo hueco en España, hasta el punto de que cada año se disputan unas 60 carreras valederas para el campeonato nacional organizado por la Federación de Deportes de Inercia (FDI), en el que están incluidos hasta los 'autos locos' al más puro estilo Pierre Nodoyuna.

Patinaje agresivo

Otro que ha tocado casi todos los palos es Ernesto Borgerding. «A los seis años me regalaron unos patines y no me hizo ninguna gracia, pero con unos 13 empecé a engancharme», recuerda. De eso han pasado ya 14 años. Un tiempo en el que ha probado todas las modalidades sobre ruedas, aunque siempre ha sentido especial predilección por el patinaje agresivo o 'freeskate', un término más suave y más políticamente correcto que sirve para definir una práctica consistente en valerse del mobiliario urbano para realizar todo tipo de acrobacias.

Llegados a este punto es donde entran en conflicto con el resto de ciudadanos. «En la provincia no hay lugares adecuados para que podamos practicar. En la Colonia de Santa Inés y en Fuengirola están previstos dos 'skate park' y el que hay en Torremolinos se encuentra en muy mal estado, así que es más seguro en la calle», comenta Ernesto. Además, este joven de 27 años insiste en que no son precisamente niños quienes practican este tipo de deporte. La edad media de este grupo de malagueños, que tienen como punto de encuentro la web 'www.downhillmalaga.superforo.net', se sitúa entre los 20 y los 30 años. «Somos gente responsable y no causamos problemas porque no molestamos a nadie», recalca Rubio.

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