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Este malagueño ofrece su casa de Coín a cambio de otro inmueble más pequeño. / J. JOSÉ BUIZA
Te cambio mi casa
ALTERNATIVAS INMOBILIARIAS

Te cambio mi casa

La crisis ha hecho que el trueque resucite de sus cenizas. Decenas de malagueños están dispuestos estos días a permutar sus inmuebles para lograr rebajar la hipoteca o conseguir mudarse a otro municipio

ALMUDENA NOGUÉS

Domingo, 25 de enero 2009, 11:44

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Ni 'Se alquila', ni 'Se vende'. El cartel que preside el balcón de José Miguel Guzmán indica en grandes letras azules que su inmueble se ofrece en régimen de trueque. El anuncio que mantiene activo este propietario en un portal inmobiliario de Internet lo deja bien claro: «Cambio casa adosada en Coín con muy buenas vistas. Cinco habitaciones, tres baños, salón, gran cocina, lavadero, dos patios internos, porche y garaje privado para 4 coches, todo nuevo a estrenar, valorada en 340.000 euros. Cambiaría por piso, casa, local o terreno de menor valor en la Costa del Sol o zona interior de Málaga».

Su caso no es ni mucho menos el único. En plena época de huracanes económicos, a propietarios como José Miguel, desesperados por la ralentización de los ritmos de venta, no les queda otro atajo que aferrarse al bote salvavidas del intercambio para intentar deshacerse de su inmueble.

Basta con entrar en páginas de anuncios clasificados como Mundoanuncio.com o Cambalache.es e introducir términos como 'intercambio de vivienda', para acceder a un listado interminable de inmuebles cuyos dueños están dispuestos a permutarlos por otros en su misma ciudad o en otros puntos de España. Algunos portales como Fotocasa, incluso disponen de foros específicos con más de 2.000 ofertas de este tipo sólo en Andalucía, cientos de ellas localizadas en la provincia de Málaga.

En los últimos meses los bancos han cerrado el grifo de las hipotecas, lo que ha estrangulado las posibilidades de financiación y, por ende, las aspiraciones de muchas familias de mudarse a otra casa. Ante este nuevo escenario, la necesidad agudiza el ingenio y cada vez son más los particulares que ponen a disposición su actual residencia para un posible trueque.

Sin financiación

Karina, una argentina afincada en Fuengirola, es una de ellas. Su casa también cuelga estos días de una página de Internet: «Tengo vivienda de 370 metros construida en la zona de Los Boliches. 4/5 dormitorios. Permuto por una propiedad de menor valor dentro de Andalucia». Preguntada por los motivos que le han empujado a pedir un trueque, responde rápido sin titubeos: «La venta está imposible porque los bancos no dan ni un préstamo, y necesitamos cambiarnos a un inmueble más pequeño para rebajar la letra de la hipoteca, de más de 2.000 euros», dice.

Karina llegó a España hace ahora diez años, cuando el ladrillo saboreaba un buen momento. Entonces vendió su casa en Argentina y adquirió una parcela en Los Boliches para edificar su nueva vivienda. Lo que no esperaba es que el estirón del euríbor acabaría poniéndole entre las cuerdas. «Mi marido trabaja de lunes a lunes para pagar la cuota. Mis padres nos ayudan, pero no podemos seguir así; nos urge venderla e instalarnos en un piso más barato», relata.

Después de dos años de intentos fallidos, hace cuatro meses, navegando por Internet, se cruzó con un artículo que repasaba las ventajas del sistema del intercambio. Y se le abrieron los ojos: «Me pareció una alternativa muy interesante para cambiar la casa por otra que se ajuste a nuestras necesidades, así que me informé y decidí ofertar esta vía, por si funciona», comenta esta argentina, cuya meta es deshacerse de su casa para regresar a su país, «aunque como han pasado ya dos años desde que la puse en venta mi hija se ha hecho adolescente y ya no quiere volver», confiesa.

Para quienes tienen dudas sobre el mecanismo de este sistema, los expertos aclaran que el trueque no consiste en vender ni en comprar una casa, sino en cambiar una por otra en condiciones similares. Se trata pues de dos operaciones de compraventa, con la única diferencia de que el principal medio de pago empleado es el propio inmueble y no el dinero, lo que evita tener que pedir un crédito. Eso sí, el truco se esconde en la letra pequeña: el propietario que cambie una casa de menor valor deberá abonar la diferencia en efectivo. Por ejemplo: si un piso cuesta 180.000 euros y otro 200.000, el particular que se quede con el primero deberá entregar su inmueble más 20.000 euros en metálico.

El problema, como advierten los interesados en esta fórmula, es que dicho concepto no está del todo claro. «En el mundo del trueque hay mucha confusión. Hay quien se cree poco menos que regalamos la casa. O te llaman pensando que se trata del cambio sin más de un pisazo por otro más pequeño y barato. La gente no entiende que la diferencia entre las dos tasaciones hay que pagarla», señala Raquel Rivera, otra de las malagueñas que intenta dar salida a su casa, ubicada en la zona de Carretera de Cádiz, a través del trueque.

Razones familiares

En el caso de Raquel, su problema es que el pisito de recién casada, de dos habitaciones, se les ha quedado pequeño. En los últimos años la familia ha sumado dos nuevos miembros y los 70 metros cuadrados ya dan para poco. La solución pasa por vender el inmueble y mudarse a otro más grande, pero el frenazo del ladrillo ha dado al traste con sus aspiraciones.

«Hace ya más de nueve meses que pusimos la casa en venta, y el teléfono ni suena. Los niños necesitan más espacio para jugar, pero tal y como está el mercado no sé cuándo podremos cumplir nuestro sueño; por eso estamos tanteando el trueque, porque estamos desesperados», resume Rivera, madre de dos niñas de 2 y 5 años.

Esperanza Puente, una empleada del aeropuerto de 55 años, también esgrime cambios en sus circunstancias personales para buscar un nuevo hogar. Por ello, quiere cambiar su piso de 85 metros cuadrados, ubicado en el entorno del Parque de la Paloma (Benalmádena), por otro emplazado preferiblemente en Marbella, donde reside actualmente. Su precio de partida es de 170.000 euros. «La vivienda está muy bien y viene mucha gente a verla; el problema es que los bancos no dan créditos a los que están interesados... Y así llevo ya año y medio», afirma.

Fue así, como hace unos meses, Esperanza decidió probar un plan B: el truque, como ella misma admite, por «mera curiosidad». «Lo vi en un portal de Internet y me pareció llamativo. El alquiler no me interesa, así que sólo me queda probar el intercambio, a ver si sirve de algo», plantea.

Las ventas, congeladas

Y es que esta fórmula le ofrece dos ventajas fundamentales: por un lado le ahorra el tener que colocar su vivienda en el mercado tradicional y esperar meses y meses para venderla y hacer líquido el inmueble. Por otro, le evita tener que acudir al banco a solicitar financiación; un trámite que se ha convertido hoy día casi en misión imposible.

Los propios comerciales de las inmobiliarias malagueñas reconocen que hace meses que no cierran «ni una operación». Su impresión coincide con la del resto de profesionales del gremio. Según su relato, la negativa de las entidades financieras a conceder préstamos, unida al fuerte incremento del paro y a las crecientes estrecheces económicas han reducido a mínimos la comercialización de viviendas.

Y es que ya es oficial. La pasada semana, el propio Ministerio de Vivienda admitió abiertamente que la burbuja inmobiliaria, base de gran parte del crecimiento económico español de los últimos tiempos, estalló en 2008. Un reventón que ha dejado mella en los ritmos de venta, no aptos para impacientes. Así, según los últimos estudios realizados por consultoras como Aguirre Newman, los inmuebles están tardando una media de entre 23 y 50 meses en lograr comprador. Y es en este escenario donde el trueque está renaciendo de sus cenizas.

Antes de que naciera y se generalizara el dinero, el trueque era de hecho, la única forma de intercambio de bienes y servicios entre los humanos. Ahora, vuelve a ponerse de moda en el sector de la vivienda por los efectos de la cacareada crisis económica, que no da tregua.

La única salida

Inmaculada, una malagueña que prefiere mantener su anonimato, ya es veterana en este sistema. Así cuenta que estos días está a punto de cerrar el intercambio de una gran propiedad en una capital andaluza por una casita adosada más pequeña a estrenar en un pueblo de Málaga. Su principal motivación era reducir la cuota hipotecaria: «Por mi casa pagaba 2.000 euros de letra y con la que me voy a quedar a cambio sólo tendré que abonar 600», destaca, al tiempo que insiste en que el trueque funciona: «Por los cauces tradicionales no tenía forma de deshacerme de la vivienda. Ni poniéndola 20 millones por debajo de lo que pagué por ella. Pensé en dársela al banco, pero mi marido descubrió esta alternativa y nos animamos a probarla...y nos ha ido bien», sostiene.

Tan bien le ha ido, que Inmaculada ha decidido poner en venta otra propiedad, en Málaga Este por medio del intercambio. «Ya le he cogido el gustillo. A ver qué me ofrecen. Si me interesa, pues la cambio.

En la misma tesitura se encuentra José Miguel Guzmán, de 39 años. Su casa de Coín se, de 280 metros cuadrados, se le ha quedado grande y busca una propiedad más pequeña para alquilarla. Lo dicho. Se busca interesado.

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