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El príncipe Eduardo, con su mujer, Sophie./ AP
El cazador cazado
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El cazador cazado

Las imágenes del príncipe Eduardo de Inglaterra golpeando a un perro durante una montería desatan las iras de los defensores de los animales

MÓNICA BERGÓS

Lunes, 29 de diciembre 2008, 02:17

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El amor desenfrenado por los animales. Ésa es la característica que mejor define a la mayor parte de británicos. Las conversaciones más apasionadas entre dos ingleses versan sobre el pelaje, la dieta o la personalidad de sus mascotas respectivas; la mayor organización no gubernamental en Reino Unido no está dedicada a paliar el hambre en África, sino a la preservación de las aves.

Pero la Casa Real no parece compartir este inmenso fervor por la fauna del que hacen gala sus súbditos. Ayer, miembros de la realeza volvieron a desatar las iras de los grupos defensores de los animales tras publicarse unas fotografías en las que el príncipe Eduardo de Inglaterra, duque de Wessex e hijo menor de Isabel II, aparece golpeando supuestamente a un perro. La reina ya había estado en su punto de mira hace ocho años por retorcer el pescuezo a un faisán.

En las imágenes, difundidas en la prensa británica, se aprecia cómo el príncipe Eduardo, con ropa de caza, media en una disputa entre dos perros que peleaban por un faisán muerto durante una cacería en la finca de Sandringham (sureste de Inglaterra), lugar tradicionalmente elegido por la familia real británica para pasar las fiestas navideñas.

Aunque no se distingue si el príncipe efectivamente golpea a los animales, sí se puede apreciar cómo Eduardo, con la escopeta bajo el brazo, agita un palo cerca de la cabeza de uno de los canes. En la cacería también participaban el duque de Edimburgo, marido de Isabel II; el príncipe Guillermo, hijo mayor de Carlos de Inglaterra, y el segundo hijo de la reina, el príncipe Andrés, duque de York.

Desde la Liga Contra los Deportes Crueles, Barry Hugill calificó de «ejemplo patético» la actuación del duque de Wessex. «Las personas que participan en cacerías suelen mostrar una total despreocupación por el bienestar de los animales», añadió. Paralelamente, Andrew Tyler, director del grupo Ayuda Animal, aseveró: «Golpear a un perro es un acto horrible, cobarde y despiadado. Ciertamente, parece que Eduardo debió de sufrir un berrinche real». La Liga Contra los Deportes Crueles está estudiando interponer una denuncia contra el príncipe por trato cruel contra los animales, un cargo que en sus casos más extremos en Reino Unido está penalizado con multas de hasta 20.000 libras o condenas de hasta seis meses de cárcel.

Defensa de la familia

La Casa Real, por su parte, ha defendido la conducta del hijo de la reina. Un portavoz del palacio de Buckingham, residencia oficial de Isabel II, aseguró que las fotografías no revelaban con certeza que el príncipe agrediera al can. «Eduardo separó a los dos perros enzarzados en la pelea, y las imágenes lo muestran agitando un palo, pero es imposible afirmar que con él golpeara a uno de los animales», sentenció.

La familia real británica ha sido objeto de críticas en numerosas ocasiones por su supuesta falta de consideración para con los animales. El pasado año el príncipe Enrique, hijo menor del heredero de la Corona, fue interrogado por la Policía por la captura de dos aguiluchos pálidos, especie protegida en las Islas Británicas. Hace dos años, el marido de la reina, el duque de Edimburgo, fue criticado por participar en una cacería en la que un zorro fue matado a palos.

Sin embargo, el cariño que profesa a los perros la soberana Isabel II es de sobra conocido, e incluso las malas lenguas suelen decir que los quiere más que a los miembros de su familia. Cuando se escapó Max, la mascota de la princesa Beatriz, en el Great Park de Windsor, su abuela salió a buscarlo y pegó carteles con su foto.

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