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Pedrazuela valora el apoyo que tuvo de la gente mayor. / JOSELE-LANZA
A la rica receta
MARBELLA

A la rica receta

Vecinos recogen en un libro que se presenta hoy los platos tradicionales de la cocina de Marbella

JOSÉ ANTONIO GARCÍA

Lunes, 29 de diciembre 2008, 02:14

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«Mi abuela hacía una ensalada de pulpo buenísima». A partir de este comentario describe Pilar Pedrazuela, presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barrios de Marbella, cómo surgió el proyecto que acaba de nacer y que se presenta esta mañana (11.00 horas) en la plaza de la Iglesia: 'Recetas tradicionales de Marbella y su entorno' es el nombre del libro que hoy se reparte de manera gratuita de 11.00 a 13.30 y de 18.00 a 20.00 horas. La federación, integrada por hasta 12 asociaciones vecinales, ha editado 1.500 volúmenes con el objetivo de preservar la riqueza cultural de la ciudad a través de la gastronomía.

«Como esa receta de mi abuela se han perdido muchas», expone Pedrazuela. Recetas que, como ella misma significa, sirven para conocer la verdadera idiosincrasia de un pueblo y de su gente. «Nos proponemos revelar los secretos de los fogones de nuestros ancestros para que ayuden a nuestros descendientes a entender el acervo cultural de Marbella», escribe la federación en el prólogo de un proyecto que se financia gracias a los fondos de la federación y al patrocinio de tres empresas locales.

El libro se estructura en tres apartados: primeros platos (31 recetas), segundos platos (36) postres y varios (15). «En total, alrededor de un centenar de recetas que pretenden poner de relieve que, pese a la multiculturalidad que caracteriza a Marbella, todavía hoy se recuerda su sabor añejo, nunca mejor dicho», razona Pedrazuela.

Sabiduría popular

Para poner en marcha el proyecto, del que la presidenta vecinal confía que puedan beneficiarse incluso los bares y restaurantes para renovar sus cartas y reincidir de paso a esa gastronomía que ahora se recupera, no tuvo más remedio que acercarse a las personas mayores, «los mejores depositarios de esa cultura popular». También gente de muchas edades a la que le gusta cocinar.

«Si me preguntan por lo que me gustó más durante este tiempo de trabajo, sin duda que digo que estos contactos con esas mujeres mayores que gustosamente me ofrecían la receta; todavía hoy me paran por la calle para informarme de otras más», considera Pedrazuela, que se vanagloria del apoyo de todos los vecinos.

La cara menos agradable del proyecto -«si la hubo», matiza- fue «tener que apuntar todos los detalles con un bolígrafo y un papel, y después claro comprobar la receta si funcionaba o no; pero la verdad es que nunca hubo problemas».

Así, en el libro aparecen recomendaciones culinarias como el caldillo de perro, la ensalada monje, las albóndigas al estilo de la tía Chari o la lentejas de la abuela Paquita. Como segundos platos están las croquetas, las habas con huevo o las patatas a la pobre. Ya para completar la faena, el comensal puede optar por las torrijas, la tarta rellena de chocolate o el mismísimo rosco de Navidad, tan afamado estos días.

«Es una apuesta sin duda por una cocina sana, mediterránea, sencilla y nada costosa, ahora que estamos en crisis», valora Pedrazuela, quien no entiende que las familias más jóvenes decidan apostar por otras comidas, «muchas de ellas prefabricadas», para ganar tiempo: «Pero si incluso se trata de recetas de rápida elaboración, lo que sucede es que las desconocemos y nos escudamos entonces en la falta de tiempo; muchas veces no valoramos lo que tenemos. Dentro de los aspectos culturales de un pueblo sin duda el gastronómico ocupa un lugar clave».

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