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Cine

Versión original con título libre

Aunque cada vez se respetan más los rótulos de las películas, no siempre la traducción es fiel. El interés comercial hace que a veces ni se parezcan

MARINA MARTÍNEZ

Lunes, 8 de diciembre 2008, 12:50

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Si a Billy Wilder le hubiera tocado en el trivial alguna pregunta sobre 'Con faldas y a lo loco', probablemente, no sabría qué contestar. Quizás tampoco Alfred Hitchcock andaría muy resuelto si la película en cuestión fuera 'Con la muerte en los talones'. Cuesta creerlo, pero en Estados Unidos no existen estas películas. O, mejor dicho, ni una ni otra responden a su título original. A saber, 'Some like it hot' (algo así como 'Algunos las prefieren calientes') y 'North by Northwest' ('Norte por Noroeste'), respectivamente. Nada que ver con sus traducciones, a menudo, más pendientes de un título que enganche y atrape al espectador.

Todo depende del público potencial, de la publicidad que haya tenido el filme o de la época. No es lo mismo la etapa franquista que la actual. Entonces, la represión ponía muchos límites. Como recuerda el profesor de la Universidad de Las Palmas Víctor M. González, en su primera época, el franquismo «fue muy intervencionista en todos los frentes, incluido el lingüístico (por ejemplo, a través de la imposición del doblaje), y eso dio lugar a que los títulos de las películas extranjeras fueran versiones libres, en muchos casos, sin conexión con el original». Posiblemente, propone González, se debió al miedo a violentar la ideología del régimen.

Para el profesor de Filología de la Universidad de León Julio César Santoyo, autor del libro 'El delito de traducir', «la intención moralizante no estuvo ausente durante mucho tiempo, ya que todo título podía a su vez encerrar una moraleja». Es el caso de 'No hay crimen impune' ('Down three dark streets'), 'No matarás' ('Nous sommes tous des assasins') o 'El diablo siempre pierde' ('Les sept péchés capitaux').

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La citada 'Con faldas y a lo loco' es otro paradigmático ejemplo. De la época son también 'Al final de la escapada' ('A bout de souffle', es decir, 'Sin aliento') o 'El crepúsculo de los dioses' ('Sunset Boulevard'). Aunque, en muchos casos, es cuestión de cultura. Aquel 'Breakfast at Tiffany's' quizás hubiera sido más confuso si no se hubiera convertido en 'Desayuno con diamantes'. Hoy, la célebre joyería es mundialmente conocida, pero, entonces, la información era un bien preciado.

Esa es precisamente una de las razones por las que la traducción libre ha ido perdiendo peso en favor de una mayor fidelidad al sentido y la forma del original. Ocurre con películas que llegan a las salas españolas con títulos ya de sobra conocidos, ya sea por publicidad, críticas, anécdotas...

Hoy en día, cada vez es más usual mantener el original. Sólo hay que echar un vistazo a la cartelera de los últimos años: 'Million dollar baby', 'American Beauty', 'Transsiberian', 'Underworld', 'Resident evil', 'Brokeback Mountain' o la reciente 'Appaloosa'. El profesor González lo justifica en el hecho de que un gran porcentaje de la población tiene conocimientos de otros idiomas y en que la información sobre el cine que se produce en Hollywood llega a todo el mundo de forma simultánea. Los espectadores reconocen, así, ese filme por su título original. «Cambiarlo a algo irreconocible en español sería una estrategia de venta no muy inteligente», considera el profesor González. Además, para los grandes estudios, que una de sus películas se titule igual en todos los mercados ahorra costes en su promoción y en la comercialización de todos los productos relacionados con la cinta en cuestión, es decir, todo lo referente a merchandising, muy habitual en producciones comerciales. Véase 'Star Wars: the clone wars', 'Wall-e' o 'High School Musical'.

No en vano, la elección del título de una película es una labor que desarrollan conjuntamente el departamento comercial y el de marketing, como explican desde la distribuidora Filmax. Su proceso de trabajo es sencillo: una vez vista la cinta, se debate sobre si funciona la traducción literal del título original de la película (por ejemplo, 'Postdata te quiero' y 'El perfume') o si es mejor buscar alguna alternativa que 'sitúe' mejor el producto de cara a su público potencial ('16 calles' en lugar de '16 blocks' o 'Tres mujeres y un plan' por 'Mad money').

Atraer la atención

Como recuerda Julio César Santoyo, la conocida 'Taxi Driver' pudo traducirse simplemente por 'Taxista' o 'El Taxista', su traducción literal, sin embargo, mantuvo el original porque la primera opción «probablemente tendría 'poca garra'».

Otra opción es mantener el título original, una tendencia cada vez más asentada. En Tripictures, lo primero que se plantean es si ese título es fácil de pronunciar en castellano o beneficia mantenerlo por la repercusión que haya podido tener la película en prensa después del estreno en otros países o su presentación en algún festival internacional.

Desde la distribuidora de 'Appaloosa', creen que el recurso de mantener el rótulo original se ve reforzado en gran medida por el hecho de que cada vez «se tiende más a hacer estrenos simultáneos en varios países y a que los medios de comunicación españoles se hacen eco con mucha antelación de las presentaciones en Estados Unidos, por lo que a veces cambiar el título puede generar confusión a los potenciales espectadores».

En otras ocasiones, lo que se hace es optar por el título en castellano, dejando como subtítulo el original como reclamo, o al revés. Prueba de ello son 'The Fall. El Sueño de Alexandria' o 'Blow-up. Deseo de una mañana de verano'. Según el profesor Santoyo, un subtítulo «incomprensible», pero que se prefirió a la traducción literal: 'ampliación fotográfica', lo que en realidad significa la expresión. «En estos casos, la traducción más exacta y literal, o no suena bien o no funciona bien», precisa.

Y es que, en muchas ocasiones, la traducción literal no tiene sentido en castellano o son frases hechas de difícil traducción literal. «Hay que quitarle hierro a la polémica en torno a las traducciones libres. Los filmes comerciales no dejan de ser productos industriales que, dependiendo del mercado en que se vendan, han de adaptarse a las necesidades y las apetencias de los nuevos consumidores», advierte Víctor M. González, que va más allá y asegura que muchos de los títulos originales salidos de Hollywood «no son creación del director o del guionista, sino de algún experto en mercadotecnia».

Larga lista de ejemplos

Y es que, a veces, cualquier parecido con el original es pura coincidencia. A lo largo de la historia del séptimo arte, se pueden encontrar infinidad de ejemplos. Desde 'Sonrisas y lágrimas' ('The sound of music', traducción simultánea, 'El sonido de la música'), 'Tiburón' ('Jaws', es decir, 'Mandíbulas'), 'Centauros del desierto' ('The searchers', algo así como 'Los buscadores'), 'Solo ante el peligro' ('High noon', 'Mediodía'), 'Algo para recordar' ('Sleepless in Seattle', que se podría traducir como 'Insomnes en Seattle'), '¡Jo, qué noche!' ('After hours', que hace referencia al espacio de tiempo existente entre dos jornadas laborales), 'La jungla de cristal' ('Die hard', aproximadamente 'Duro de matar'), 'Granujas a todo ritmo' ('The blues brothers', en alusión a los protagonistas), 'La ley del silencio' ('On the waterfront', 'En el muelle'), 'Danzad, danzad malditos' ('They shoot horses, don't they?'), 'Tú y yo' ('An affair to remember')...

Luego están los matices. Por ejemplo, la célebre obra de Ingmar Bergman 'Fresas salvajes', de la original 'Wild strawberries', es decir, 'Fresas silvestres'; o la obra maestra de Alfred Hitchcock 'La ventana indiscreta', que siguiendo con fidelidad el original ('Rear window'), habría pasado al español como 'La ventana trasera'.

Curioso es también el caso del filme de Milos Forman 'Alguien voló sobre el nido del cuco', de 'One flew over the cuckoo's nest'. Aparentemente, traducción literal, pero poco tiene que ver con el sentido de la película -y de la novela, que también tomó ese título-. Sin embargo, destaca Julio César Santoyo, ese 'cuckoo's nest' es en realidad para los españoles 'jaula de grillos', expresión más acorde con ese manicomio que sirve de escenario a la cinta.

A juicio de González, en contra de la creencia popular, los 'errores' de traducción no tienen demasiado que ver con esos títulos tan libres. De hecho, en muchos casos, ni siquiera se puede hablar de «proceso de traducción», sino de «una simple retitulación al español de acuerdo con un nuevo mercado y un nuevo público».

Muchos cinéfilos no se toman demasiado bien ese cambio. Sin embargo, hay quien piensa que, en más de una ocasión, esa traslación puede incluso mejorar al original. 'Sideways', por ejemplo, cuya traducción sería 'De lado' o 'De reojo', quedó más claro en castellano con el título de 'Entre copas'.

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