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Obama y Richardson se disponen a comparecer ante los medios informativos, ayer, en Chicago. / AFP
Obama defrauda a los hispanos
MUNDO

Obama defrauda a los hispanos

La comunidad latina cree que la designación de Bill Richardson para dirigir la Secretaría de Comercio sólo es «un premio de consolación» «Es un miembro clave de mi equipo económico», resalta el presidente

MERCEDES GALLEGO

Jueves, 4 de diciembre 2008, 04:32

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Los Clinton le llamaron 'Judas' por pasarse al equipo de Barack Obama y ahora tendrá que compartir la mesa de reuniones con Hillary. Pero Bill Richardson, flamante nuevo secretario de Comercio, no tenía en mente la venganza cuando aceptó ayer el cargo sino reivindicar el poder de los latinos.

Acababa de dar las gracias a su estado de Nuevo México y a su amada esposa, Bárbara, cuando los servicios de transcripción se volvieron locos: «Speaking foreign language», decían los subtítulos de la CNN. No era el simple «Gracias, amigos» de otros políticos, sino una larga parrafada destinada a arengar a los cuarenta millones de hispanos que hay en Estados Unidos.

«Como él (Obama) nos dijo, 'sí se puede', y nuestro voto ha sido nuestra voz», les animó Richardson a los informadores. «Esta elección ha demostrado nuestra fuerza y nuestra unidad. Tenemos que seguir luchando por nuestros derechos, al tiempo que seguimos persiguiendo el sueño americano para todos», añadió.

Antes de pasarse de nuevo al inglés sin transición alguna, Richardson apuntó lo que sin duda será una de las claves de su política como responsable de Comercio del próximo gobierno demócrata, en un mensaje casi bolivariano que bien podía haber salido del mismísimo Hugo Chávez en otro contexto. «A los millones de habitantes de América Latina y el Caribe les digo que hay que fortalecer nuestros nexos y recordar la importancia de un hemisferio unido», predicó.

Richardson, de madre mexicana y padre de ascendencia nicaragüense, sustituye en el cargo a otro hispano, aunque de origen cubano, Carlos Gutiérrez. La comunidad latina había presionado a Obama para que 'su gran amigo' fuese el nuevo secretario de Estado, un cargo de mayor empaque pero que le ha arrebatado la mujer con la que se enemistó para apoyar a Obama, Hillary Clinton.

Hasta 'The New York Times' decía que éste es «un premio de consolación». Las voces latinas entrevistadas por el diario 'La Opinión' de Los Ángeles se quejaban de la falta de protagonismo que está dando el presidente electo a los hispanos, después de que este grupo le facilitara estados claves para su victoria como Florida, Nevada, Colorado y Nuevo México, y pedían la presencia de uno o dos más de sus representantes en el gobierno para compensar el desplante.

Por sus cualificaciones

Obama, que recogió el mensaje al recordar que todavía le queda por nombrar a la mitad de su primer gabinete, negó rotundamente que el cargo de secretario de Comercio sea un puesto menor. «Es un trabajo bastante bueno», corrigió. «Es un miembro clave de mi equipo económico que va a estar lidiando con el problema más significativo que encara Estados Unidos», agregó.

«A Richardson -dijo- le he dado el puesto no como consolación sino por sus cualificaciones». El gobernador de Nuevo México ha creado 80.000 puestos de trabajo hasta dejar la tasa de paro en la más baja de las últimas décadas y ha recorrido el mundo negociando contratos de energías renovables. Ya conoce la Administración federal por dentro puesto que se responsabilizó de la Secretaría de Energía durante la presidencia de Bill Clinton y desempeñó el cargo de embajador, con rango de ministro, ante Naciones Unidas «donde era un habitual de la cafetería de la ONU, mezclándose con los empleados a la hora del almuerzo», recordó Obama.

Quizás por ese carácter bonachón llega al gabinete del primer presidente afroamericano en la historia de Estados Unidos dispuesto a enterrar las rencillas electorales. El también ex candidato a la Casa Blanca desechó la etiqueta del famoso 'team of rivals', a imagen de Abraham Lincoln, que se le ha adjudicado ya al gobierno de Obama. «Nunca lo he visto así. Competidores pasados, sí, pero rivales implica algo más duro y más rencoroso», puntualizó.

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