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Zapatero ha acudido al Congreso a defender en persona los sucesivos paquetes de medidas anticrisis acompañado de su Gobierno. / EFE
La hiperactividad del presidente Zapatero agita al Ejecutivo
ESPAÑA

La hiperactividad del presidente Zapatero agita al Ejecutivo

El jefe del Gobierno reclama de forma incesante propuestas a sus ministros para demostrar que no descansa en época de crisis

P. DE LAS HERAS

Lunes, 1 de diciembre 2008, 02:58

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La afirmación que desde hace semanas repiten el Gobierno y el PSOE, «la solución a esta crisis está en la política», no apela exclusivamente a la mano reguladora del Estado. José Luis Rodríguez Zapatero ha llegado a la conclusión de que la única manera de que el Ejecutivo no se hunda como la economía es hacer ostensible el ejercicio de sus responsabilidades. No es el único jefe de Gobierno europeo que ha recurrido a la hiperactividad para capear el temporal. A rastras, lleva un equipo económico al que le cuesta seguir su ritmo y que, de cuando en cuando, hace llamamientos a la prudencia.

La situación económica ha desplazado el centro de gravedad del gabinete de Zapatero. El clásico tira y afloja entre los ministros del gasto y el responsable de los dineros ha dado paso a un ajuste entre dos dinámicas: la estrictamente política, con el propio presidente a la cabeza, y la eminentemente técnica, bajo la batuta del vicepresidente económico, Pedro Solbes.

No se trata, según aseguran fuentes cercanas a ambos dirigentes, de un rifirrafe, sino de un diálogo permanente en el que, de momento, la política lleva todas las de ganar. «Solbes está conforme con las medidas que se han puesto en marcha en los últimos meses», asegura un asesor del ministro de Economía. «El presidente pide constantemente propuestas, pero, en última instancia, atiende su criterio». Otra cosa, matiza, es que haya quien hubiera sido más partidario de esperar a ver cómo funcionaban las distintas actuaciones implementadas antes de ponerse a lanzar nuevos planes.

Percepción positiva

En junio, cuando aún tenía serias dificultades para pronunciar la palabra 'crisis', Rodríguez Zapatero anunció un conjunto de iniciativas destinadas a combatir la «desaceleración económica». La principal fue la dotación de 35.000 millones de euros de líneas ICO y del Tesoro Público para financiar a las pymes y un plan para rehabilitación de viviendas e infraestructuras hoteleras. En el entorno más cercano a Zapatero admiten que ese dinero no ha llegado aún a familias y empresas porque los bancos, encargados de su gestión, han tardado en establecer las condiciones de crédito. Pero antes de que pudiera abrirse ese grifo, el jefe del Ejecutivo ya anunció el plan de compra de activos a las entidades financieras para inyectar liquidez al mercado.

El nuevo fondo, a su vez, no ha resultado del todo atractivo a las entidades financieras, como indica la escasa concurrencia a la primera subasta. Fuentes de La Moncloa reconocen que en parte se debe a que «su impacto quedó diluido con la decisión (posterior) de conceder avales» a la banca, que seduce más al sector.

Pero si los resultados de tanta actividad aún están por demostrar, en lo político los socialistas se muestran encantados. A pesar de que la percepción de la situación económica es cada vez más negativa, el último estudio del CIS indicó que la omnipresencia de Zapatero -que desde septiembre ha comparecido casi a diario- está sirviendo al Gobierno para salvar los muebles. Por primera vez no son mayoría los ciudadanos que se muestran convencidos de que un Ejecutivo del PP gestionaría mejor la crisis. Y el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, dice que maneja encuestas positivas.

Blanco es, precisamente, uno de los hombres que más influyen en la respuesta política del presidente a la crisis. Cree en su buen olfato. Y el olfato del número dos de los socialistas le anima a no temer un déficit superior al 3% y a poner sobre la mesa más medidas para estimular la creación de empleo. Solbes ha dejado caer ya su preocupación sobre las consecuencias de un déficit excesivo, que incremente la deuda del Estado y encarezca la financiación que España tiene que captar en los mercados internacionales. En la misma línea se ha pronunciado el presidente del Banco de España, Miguel Ángel Ordoñez, cuya opinión consulta con frecuencia Zapatero, si bien no participa del análisis diario de la situación. Él es uno de los que avisa de que no es conveniente quemar ahora todas las naves.

Vegara, en ascenso

Entre los principales báculos del presidente del Gobierno en este momento se encuentra el secretario de Estado de Economía, David Vegara. Compañero del ministro de Industria, Miguel Sebastián, en Intermoney, siempre se les había asociado con la idea de que el jefe del Ejecutivo aprovechaba del catalán su buen perfil técnico y del madrileño la 'visión de la jugada'. Sin embargo, distintas fuentes gubernamentales aseguran que Vegara ha adquirido una nueva proyección y que Zapatero tiene muy en consideración su «sensibilidad política». Más que la de Sebastián, que sigue siendo, en todo caso, un hombre próximo al presidente.

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