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LA TRIBUNA MALAGUEÑA

Bienvenido el jazz a la Seguridad Social

FEDERICO J. C.-SORIGUER ESCOFET

Martes, 14 de octubre 2008, 04:34

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LA estabilidad política andaluza hace que quienes trabajamos en el sistema público asistamos expectantes, unas veces divertidos o impacientes otras y preocupados siempre, a los recambios generacionales. Pocas veces las renovaciones dentro de la gran familia consiguen sorprendernos después de tantos años. Sin embargo no ha sido este el caso del nuevo director-gerente del SAS, Dr. José Luis Gutiérrez. Aún hoy, mucha gente, incluso dentro de la propia empresa pública, no distingue claramente entre la Consejería de Salud y el SAS (Servicio Andaluz de Salud). Y sin embargo es importante conocerlo pues a lo largo de los muchos años ya de gobierno autonómico algunos de los problemas que han surgido dentro del sistema sanitario público no se entienden sin esta bicefalia entre la gestión política por un lado, liderada por la Consejería de Salud y la gestión, digamos técnica, del SAS, por otro. El SAS, con más de 100.000 trabajadores, es la empresa (pública o privada) más grande de Andalucía y probablemente de España. Tiene, además de las dificultades propias de cualquier empresa de este tamaño, algunas peculiaridades. La heterogeneidad y cualificación del personal, la imposibilidad en última instancia de disponer de retornos tangibles y contables, la dificultad para adecuar la oferta y la demanda y tantos otros. Pero el más importante es, sin duda, la dependencia de la empresa de los avatares y de los intereses políticos. De aquí nacen los conflictos antes señalados. Desde luego no reclamamos con este comentario la despolitización de la gestión del SAS pues, además de imposible, en mi opinión no es ni conveniente, sino, si acaso, un cambio en el modelo de gestión del propio SAS. Esto es lo que ahora parece que puede producirse si hacemos caso de las declaraciones que el Dr. Gutiérrez hizo recientemente en el salón de actos del Materno Infantil cuando presentó al nuevo gerente del Hospital Carlos Haya y a sí mismo y a las líneas maestras de su gestión. El Dr. Gutiérrez ha sido hasta ayer mismo jefe de servicio del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y profesor universitario, con lo que dos distinguidos profesionales del hospital sevillano, el gerente y la señora consejera, estarán desde ahora al frente de la política sanitaria andaluza. Vino a decir el Dr. Gutiérrez que estábamos asistiendo a una refundación del SAS. Una nueva época a la que llamó, creo recordar, de gestión inversa. Si hasta ayer el modelo ha sido impuesto desde arriba hacia abajo, dirigista hiper-jerarquizado en suma, a partir de ahora serán las iniciativas de los trabajadores del SAS las que vehiculizadas hacia arriba competirán como si de un sistema abierto se tratara, en la obtención del beneplácito de quien en última instancia tiene el poder para reasignar los recursos, económicos o de otro tipo. La consecuencia más inmediata, según el Dr. Gutiérrez, es que a partir de ahora se acabaron las simetrías en la gestión. El modelo será asimétrico y aquel que genere las iniciativas más pertinentes será quien disponga también de más recursos. La manera de hacerlo será mediante la gestión clínica. Si hasta ahora era la gestión a secas la que ha presidido las relaciones de producción en el sistema público, a partir de ahora será la gestión clínica, dijo. El añadido clínico a la palabra gestión suena bien y no es desde luego irrelevante pues significa que los tangibles no serán ya (solo) las listas de espera, el número de pacientes por médico, la relación primera-segunda visita, el número de altas o la estancia media, sino lo que arriba hemos llamado intangibles y que con más propiedad él en su presentación llamó calidad y excelencia. Naturalmente la redefinición no aporta nada nuevo si no definimos lo que significa calidad, pues como ya sabemos desde Vuori la calidad no es más que una variable aleatoria continua en la que la probabilidad de encontrar un valor absoluto es cero. Y la excelencia si no se aclara previamente, casi siempre encubre las relaciones de poder. Al fin y al cabo lo que importa no es tanto lo que entendemos por ambas, sino quien tiene el poder para decidir lo que son. Por eso es relevante que se definan los criterios con los que vamos a establecer la calidad, criterios que para el Dr. Gutiérrez están fundamentados en la calidad percibida por los pacientes, que ahora si, definitivamente pasaran a ser el centro del sistema según la famosa tesis que, por repetida da la impresión de que es solo un recurso teórico, pues cuando se pone en práctica en serio (por ejemplo con la libre elección por el paciente) pone en cuestión los propios cimientos del sistema y con ello los de la propia tesis. Y en segundo lugar la investigación científica, pues la innovación y el conocimiento serán los instrumentos que la masa de cognitariado (de la refundada empresa pública sanitaria) tienen para poder competir en el nuevo modelo. Su discurso es una vuelta a la gestión política de un modelo que se había caracterizado en los últimos años por un pragmatismo descarnado. Al fin y al cabo se trataría de llenar con un poco de ideología lo que antes estaba vacío de ideas. Un vacío que se notaba en la indigencia intelectual de los discursos, en la vacuidad de las justificaciones, en la displicencia de quienes llevando años en la gestión creían innecesario llenar de contenido teórico sus decisiones. Un vacío conceptual que era rellenado por declaraciones, entrevistas, desmentidos, gabinetes de prensa. Algunos de nuestros mentores olvidaron que las ideologías no son más que modelos de filosofía política en acción, con vocación práctica de transformar o al menos orientar la convivencia futura de la sociedad. Su discurso me recordó la experiencia de Iritzar, la fábrica da autobuses de lujo de Mondragón, contada en un libro-entrevista por Luxio Ugarte a Koldo Saratxaga, el visionario economista que en 1992, cuando la empresa, perteneciente a la Mondragón Corporation Cooperative, estaba en quiebra introdujo un modelo autogestionario que en pocos años llevó a convertir una empresa en crisis en una multinacional. El libro se llama 'Sinfonía o jazz', metáfora que utiliza el autor para distinguir dos modelos de gestión de los recursos humanos, uno el del director de orquesta sinfónica que con la batuta marca hasta los últimos movimientos y otro el de la banda de jzz en el que la creatividad de todos termina produciendo una hermosa melodía. Bienvenido pues el jazz a la Seguridad Social. A algunos el Dr. Gutiérrez no ha necesitado convencernos. Llevamos tocando jazz desde hace muchos años a pesar de los pragmáticos que creyeron que las ideologías eran un estorbo para la gestión. Pero es más dudoso que convenza el nuevo modelo a quienes, ahora ratificados en sus cargos, serán los que tengan que cambiar la vara de mandar por el saxofón. Nota bene: Casualmente después de escribir este artículo leemos en las páginas de información nacional de SUR que la empresa de Iritzar que lideró Koldo Saratxaga ha abandonado después de 10 años la Mondragón Corporation Cooperative, porque ninguna otra empresa de la cooperativa vasca se ha unido a la banda. Esperamos que no sea una premonición. Le deseamos suerte al nuevo director gerente del SAS. Sabe que podrá contar con muchos de nosotros y que no estará solo en este empeño. También que estaremos atentos al concierto.

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