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EL EXTRANJERO

Goyescos

Si Trillo hubiera sido obediente lo habrían llevado a los toros, a ese paseíllo un poco vergonzante que se produce, no en el redondel de la plaza de Ronda, sino en los burladeros y en el tendido

ANTONIO SOLER

Domingo, 7 de septiembre 2008, 03:50

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SI Ignacio Trillo hubiera sido bueno, ayer lo habrían llevado a la goyesca, para que el sol brillase en su calva de chico aplicado, de monaguillo obediente. Trillo llevaba doce años en el cargo ejerciendo con solvencia su puesto de delegado de Medio Ambiente y ya había cumplido su ciclo, pero si hubiese sido obediente le habrían renovado el contrato, el cargo. Y lo habrían llevado a los toros, a ese paseíllo un poco vergonzante que se produce, no en el redondel de la plaza de Ronda, sino en los burladeros y en el tendido.

Si usted quiere ser alguien en el mundo, en el mundo de esta provincia vestida de limpio, tiene que estar allí, en Ronda, oliendo con el tufo de los membrillos que empiezan a dorarse, el aroma empalagoso de la sangre. El arte de los matarifes. Signo de poder, signo de elegancia. Lo más rancio que nos queda se expone allí, con orgullo, igual que los calzoncillos y las sábanas con remiendos que todavía cuelgan en los balcones de algunos barrios de Nápoles. Cuando llega una invitación para ese espectáculo el corazón se debe de acelerar mucho y luego esponjarse, mandando oxígeno a los músculos, a los pulmones, que pueden respirar en paz. La reválida ha sido aprobada, un año más existiendo, siendo.

En la trastienda de todo eso se reproducen otros cuadros de Goya. El de los garrotazos, por ejemplo. A Trillo le han enseñado esa pintura. Pero eso son cosas internas del partido, donde al parecer uno no debe inmiscuirse. Los partidos, en sus propuestas, siempre dicen que van a conectar con la sociedad, porque están desconectados, tan desconectados al enchufe social como un quinqué de petróleo. Pero uno descubre que eso sólo es un eslogan, y que el partido sólo quiere estar conectado a sí mismo. Con su propio voltaje. Como los toros. Las corridas tienen sus propios códigos, sus intereses y sus protagonistas, y los demás son aficionados. Gente que saca pañuelos o tira almohadillas, nada más. Y los maletillas. Trillo ha sido el maletilla más tumultuoso de los últimos años en el PSOE malagueño. Antes de que la pasma le echara mano ha ejecutado bastantes saltos de la rana y algunos buenos pases de pecho.

Pero aquí quien manda es la autoridad, la plaza, los maestrantes. Y esos son quienes lo han mandado al cuartelillo de su casa. Y con coartada. Muchos años en el cargo, sí, poco más de la mitad que Chaves, pero muchos. Y una sustituta cualificada. Pero de la sustituta no han destacado sus conocimientos, sino que es eso, sustituta, en femenino, mujer, cuota. Más o menos como si estuvieran orgullosos de lucir más peinetas que sombreros cordobeses en el tendido. Cosas de señoritos, podría pensar uno. Pero no. Lo peor es que los goyescos no son señoritos, sino gente como nosotros, tipos que deberían ser nuestros iguales pero a los que de pronto les sale la vena azul en la frente.

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