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CAOS. El siniestro provocó kilométricas retenciones. / JOSELE-LANZA
«Sentí un escalofrío al ver que había tirado el puente»
HABLA EL CONDUCTOR DEL CAMIÓN QUE DERRIBÓ EL PUENTE

«Sentí un escalofrío al ver que había tirado el puente»

«No sé qué habría sido mejor, que me hubiese caído a mí o sufrir el calvario que estoy pasando por los heridos», dice

JUAN CANO

Miércoles, 9 de julio 2008, 12:23

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El tintineo de las monedas que suele llevar sueltas en el salpicadero le confirmó que había rozado con algo. Lo sintió como un roce leve. Pensó que había tocado con la grúa el control de gálibo del puente o que, quizá, se había roto una luna del camión. Decidió detenerse y bajar a mirar.

Mientras caminaba por la calzada, se iba fijando en las caras de los conductores que circulaban en sentido contrario. Observó que la gente se llevaba las manos a la cabeza. Luego contempló el desastre. «Sentí un escalofrío. Se me vino el mundo encima al ver que había caído el puente, y todo el caos que se formó», afirma el camionero que conducía el vehículo que, según la investigación, causó el derrumbe del puente de Mijas.

El conductor, que prefiere seguir en el anonimato, volvía a casa, a Pizarra, tras culminar su jornada laboral con el camión de la empresa, un volquete de 18.000 kilos, con una grúa-pluma incorporada. Ese día estuvo en Riviera, en Mijas, trabajando en la retirada de palmeras afectadas por la plaga del escarabajo picudo rojo.

Pluma desplegada

Acababa de salir de Riviera. «No me había dado tiempo a ir ni a 60 por hora», apunta. Calcula que eran las 16.45 horas cuando rozó con la estructura. «No sé cómo pudo ocurrir, ni por qué estaba la pluma levantada... Me acerqué, vi el puente y pensé: '¿Cómo se va a caer sólo por tocarlo un camión'?».

Pero ocurrió. El camionero se dirigió hacia el puente. Intentó telefonear para pedir ayuda, pero los conductores le dijeron que ya habían avisado a todo el mundo. La Guardia Civil, dice, tardó un minuto en llegar. Luego aparecieron las ambulancias, los bomberos... «Yo quise ayudar», apostilla.

Esa noche regresó a su casa a las once de la noche. «No me atreví a irme antes por si volvía a tocar en otro puente por el camino». Porque sabe que la estructura pudo caer sobre él. «No sé qué habría sido mejor, que el puente me hubiese caído a mí o el calvario que estoy pasando con los heridos», dice. Ayer, se pasó el día anclado frente al televisor. «Veo todas las noticias que salen para saber cómo están. Han dicho que están estables. Yo sólo quiero que esos señores se recuperen pronto...».

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