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VIVIR

Unas necesidades dietéticas para cada etapa de la gestación

Los especialistas aconsejan abstenerse de la cafeína, las grasas saturadas y los alimentos crudos para evitar riesgos

M. M.

Lunes, 23 de junio 2008, 04:46

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Eso de comer por dos ya no cuela. Las embarazadas deben cuidar su alimentación, sí, pero no necesitan duplicar las cantidades por el hecho de esperar un hijo. Simplemente, es cuestión de seguir una dieta equilibrada y no olvidar determinados nutrientes clave para el correcto desarrollo del feto. Según el especialista en Ginecología y Obstetricia Juan Luis Alcázar, basta con una dieta normal de unas 2.500 calorías.

Aunque hay que tener en cuenta que no es lo mismo el comienzo del embarazo que la última etapa. En los tres primeros meses, el crecimiento fetal no es muy elevado, así que el aumento energético no debería sobrepasar las cien calorías. Sólo hay que comer de todo, incidiendo en los alimentos ricos en hierro (legumbres o marisco), los hidratos de carbono (pasta o patatas), las grasas omega 3 (pescado azul) o la vitamina A (facilita la anidación del feto y ayuda a mantener en buen estado la mucosa y la piel). Así lo asegura la nutricionista y profesora de la Universidad Ramón Llull de Barcelona Marta Anguera, autora de la guía 'Dietas para embarazadas' (La esfera de los libros).

Según la especialista, para el segundo trimestre se mantendrían las mismas recomendaciones, pero aumentando la dosis de proteína (más carne y pescado), fibra (cereales integrales y verdura) y calcio (lácteos). «En este momento hay mayor demanda de calcio porque es cuando se forman los huesos», recuerda Anguera.

Problemas asociados

Ya en el tramo final del embarazo, es habitual que surjan algunos problemas como la acidez de estómago, el estreñimiento, los calambres musculares o la dificultad para dormir. Con la alimentación es posible mitigarlos. Un buen recurso es la forma de cocinar. Anguera es partidaria de aquellas «que no sean muy pesadas», como la plancha, los hervidos o los cocidos.

A su juicio, los fritos, los rebozados y las cremas de leche deberían ser algo esporádico, ya que conllevan «digestiones más lentas y una mayor carga calórica». Vienen muy bien las infusiones de comino y menta, así como los zumos de piña y alimentos como la patata, el arroz, la fruta cocida, o el pescado al horno, más fáciles de digerir que verduras como las judías y los calabacines, o un filete de carne.

No muy recomendables en ningún momento del embarazo son las bebidas excitantes, como el café, los refrescos de cola y el té. Según alerta Marta Anguera, su cafeína también llegaría al feto, que se hiperestimula, siendo especialmente problemático en los primeros meses de embarazo, cuando se forma el sistema nervioso.

Mucho ojo hay que tener asimismo con la higiene. Como observa la nutricionista, es imprescindible lavar bien la fruta y la verdura, y extremar la limpieza de los trapos de cocina y las tablas de madera. Por supuesto, no es nada aconsejable comer carne o pescado crudo debido al riesgo de contaminación. Para evitarlo, Anguera propone congelarlos durante tres días o bien cocinarlos. Lo mismo sirve para el embutido, aunque la experta opta por abstenerse, más que nada por su contenido en grasas saturadas, algo que hay que evitar por la posibilidad de que aparezcan problemas asociados, como diabetes y colesterol, o de que se engorde. Y es que no hay que perder el norte. Según Alcázar, lo normal es acabar el embarazo con una ganancia de peso en torno a los nueve y doce kilos.

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