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EXAMEN. Aspecto de unas de las aulas de Teleco, donde en la mañana de ayer, domingo, se celebraron las oposiciones. / ÁLVARO CABRERA
Aspirantes a docentes
MÁLAGA

Aspirantes a docentes

Nervios, suerte, estudios... Más de 6.000 malagueños se presentaron ayer a las oposiciones para ser profesores de Secundaria. Hay 38.500 en Andalucía para 9.089 plazas

ANTONIO ROCHE

Lunes, 23 de junio 2008, 04:50

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Fuera, sus acompañantes paseaban sin rumbo definido por los pasillos de la Facultad de Telecomunicaciones, leían un libro o la prensa sentados en un banco o en las escaleras y miraban con frecuencia el reloj. Dentro, sus hijos/hijas, novios/novias o amigos/amigas se jugaban el futuro profesional. Más de 6.000 malagueños se examinaban en unas oposiciones para ser profesor de Secundaria, con 9.089 plazas vacantes en la comunidad autónoma y 38.500 aspirantes en toda Andalucía.

«Desde el año 2000 no se convocaban plazas para la especialidad de Filosofía y he aprovechado esta oportunidad», comentaba Raúl, un especialista en esta materia que se lució ayer con Platón. «He salido muy contento. Me he extendido en la revolución científica, en los presocráticos...». Entre 10 y 14 horas diarias desde octubre ha dedicado al estudio.

Los opositores del primer turno empezaron a las nueve de la mañana «el examen de mi vida», subrayaba María del Mar. Disponían de dos horas para hacer la prueba: los temas en forma de bola esperaban en un saco la mano inocente, a veces maldecida. Hasta pasada media hora no podían abandonar las aulas aquellos que no se veían capaces de afrontar el examen. Pasado ese tiempo, algunos salían con caras de contrariedad.

El conocido guitarrista de flamenco Andrés Cansino formaba parte por primera vez de un tribunal, en este caso el de Música. «Voy con el ánimo de que los opositores lo pasen lo menos mal posible y hacer cumplir la ley para que el examen se lleve a cabo de forma correcta y justa». Hoy, lunes, empezará a revisar los exámenes porque sus opositores tienen una segunda prueba: el instrumento.

Bolsos, fuera

Algunos de los examinadores obligaban a los examinados a dejar sus bolsos y bolsas sobre la tarima situada junto a la pizarra para evitar cualquier tentación de copiar. A través de los ventanales de los aularios, los acompañantes de los opositores, fuera, miraban discretamente al interior.

«Ha sido muy difícil», decía S. V. R. al término de la prueba. No obstante, salía satisfecha del trabajo realizado. Su especialidad, Geografía e Historia. Daniel Bueno aspira a ser profesor de Lengua Castellana y Literatura. Se presentan 3.700 en toda Andalucía para cubrir poco más de 1.200 plazas. «Nos dicen que uno de cada tres tendremos plaza asegurada». Una vez superado el examen de ayer, le queda el oral: durante una hora deberá exponer al tribunal la unidad didáctica y la programación.

En esta convocatoria concurren también los interinos, que, en opinión de los otros opositores, parten como favoritos, «ya que el 40% de la oposición son los méritos». Uno de los jóvenes que aspiran a convertirse en docente se llevó la sorpresa de ver que entre los opositores que se examinaban en su aula a la profesora que le aprobó en ESO con 16 años. «Los interinos parten ya con más puntuación que nosotros por los méritos. Además, el examen oral es sólo de media hora», señalaba uno de los que optan a ser profesor de Secundaria. Por otro lado lo consideran lógico, porque hay profesores interinos que llevan hasta once años en esa situación laboral.

Sobre las once de la mañana comenzaban a salir los opositores de las aulas. De forma instintiva, se echaban mano al bolsillo y sacaban el teléfono móvil para encenderlo. Algunos buscaban con la mirada a sus acompañantes, que durante dos horas han permanecido al otro lado de la barrera, quizás con los mismos nervios que los que se examinaban. «He traído a mi hija, y estoy igual de nervioso que ella», señalaba Eduardo, que procedía de un pueblo de la provincia.

Patricia Ortega, de 27 años, venía desde Torremolinos hecha un manojo de nervios. Cuando la bola salía con el tema 'Los géneros narrativos', respiraba tranquila. Ella, como otros seis mil malagueños, están en un hilo de ser docentes. Hasta que no salgan las notas seguirán siendo aspirantes.

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