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ALHAURÍN EL GRANDE. Una muchedumbre atacó el cuartel de la Benemérita. / J. J. BUIZA
Una treintena de personas intenta asaltar el cuartel de la Guardia Civil tras una detención
MÁLAGA

Una treintena de personas intenta asaltar el cuartel de la Guardia Civil tras una detención

El grupo lanzó piedras y amenazó a los agentes al ver que reducían a un joven, que trató de huir cuando lo conducían al calabozo Cinco personas han sido arrestadas por su participación en la trifulca

JUAN CANO

Sábado, 21 de junio 2008, 03:41

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Sólo les separa una verja. A un lado, un grupo de familiares y vecinos enfurecidos. Al otro, un par de agentes que tienen que reducir a un detenido que se les intenta escapar cuando lo conducen a los calabozos. La turba encoleriza. Zarandean la valla, lanzan piedras y golpean a un guardia civil. Ni siquiera les frena que están a las puertas de un cuartel de la Benemérita.

Por increíble que parezca, el intento de asalto es completamente real. El ataque ocurrió a las ocho y media de la tarde del domingo en el puesto de Alhaurín el Grande, y se saldó con varios agentes heridos leves y un coche oficial dañado por una pedrada. La Guardia Civil contraatacó desde esa misma noche. Hasta el momento, han detenido a cinco hombres supuestamente implicados en la refriega.

Pero la historia arranca un día antes. Todo comenzó el viernes por la tarde en la zona del Bajondillo, una barriada conflictiva del municipio del Guadalhorce, durante una intervención rutinaria de la Benemérita. Los agentes trataron de identificar a dos hombres en una fiesta familiar y éstos, según las fuentes consultadas, reaccionaron de forma airada.

Para evitar males mayores, los guardias decidieron citarlos el domingo en el cuartel para tomarles declaración. Una vez allí, les leyeron los derechos como detenidos y a uno de ellos no le sentó muy bien. Cuando lo llevaban a los calabozos, el arrestado, de poco más de veinte años, salió corriendo para intentar fugarse, explicaron las mismas fuentes. Al otro lado de la valla lo esperaba su mujer y un grupo de familiares.

Mordisco en la mano

Los agentes consiguieron interceptarlo. Uno de ellos lo agarró del brazo y el otro, de las piernas. Al parecer, el primero se llevó un mordisco en la mano, el segundo un golpe en la cara y los compañeros que vinieron a ayudarles, algunas patadas.

Los guardias civiles emplearon la fuerza para reducirlo ante la mirada furiosa de la turba, que veía desde la barrera cómo el detenido era inmovilizado. Y entonces comenzó la batalla campal. Según describieron las fuentes, la muchedumbre empezó a insultar y a escupir a los agentes, llegando a lanzarles piedras, mientras zarandeaban con fuerza la verja.

Un agente «de allí de toda la vida» -lleva más de quince años destinado en el puesto- se acercó a la valla para calmar la turba. No le dio tiempo a reaccionar. Se llevó un puñetazo en el rostro. Luego llegaron las amenazas veladas. «Ya os cogeremos sin pistolas», «ya os pillaremos uno a uno», apunta una fuente.

Los guardias se atrincheraron en el cuartel y pidieron refuerzos a los puestos limítrofes. También se incorporaron los agentes que residen en la casa-cuartel y que estaba libres de servicio. En total, se reunieron unos 14 efectivos, pero, para entonces, de la turba original sólo quedaban unas cuantas mujeres.

Las cámaras de seguridad del recinto, que habían filmado el ataque, permitieron a la Guardia Civil identificar a varios sospechosos. En apenas 48 horas, cinco personas fueron detenidas por su presunta implicación en los hechos, aunque con distintos grados de implicación. El caso aún sigue abierto.

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