Mamá, quiero ser funcionario

«Aquí todos cantan eso de mamá quiero ser funcionario», dice Carlos y sabe de lo que habla. Ha pasado ya por cuatro oposiciones, la primera para colarse, las siguientes para medrar. «Esto no es como la empresa privada, aquí si quieres puedes ir ascendiendo con los años». Ahora hace tiempo esperando a su mujer, una de los trescientos aspirantes a las 16 plazas para al cuerpo general de auxiliares administrativos de la Administración General del Estado. «Y esta es de las más fáciles después de las de subalterno», asegura. Por la cara de nervios con la que esperaban el test de la prueba teórica no piensan lo mismo los más de trescientos opositores.

De las 411 solicitudes sólo se presentaron poco más de 300, de los que una parte viene «a probar suerte» antes de empezar a prepararlo en serio de cara al año que viene. Ese es el caso de Patricia, 30 años y convencida de que la única salida fiable pasa por la función pública. «A la empresa privada no quiere ir nadie, no te da oficio ni beneficio», dice recordando las pagas extra, las vacaciones y los muchos pluses que adornan la nómina de un funcionario.

Una hora de retraso

Para tensar aún más los nervios, el examen se demoró más de una hora y es que antes hubo de llamar en voz alta y por dos veces el nombre de cada uno de los aspirantes que fueron distribuidos por varias aulas del Instituto de Educación Secundaria 'Siete Colinas'. Entre las 9,30 y las 10,45 horas, un funcionario repasó el listado antes de dar comienzo a la prueba teórica.

Fundamentos jurídicos, de organización y funcionamiento de la Administración General del Estado, pruebas de cálculo, el Estatuto Básico del Empleado Público componen el temario. Pero uno de los cocos del temario, según explica Montserrat, 36 años, es la maraña de comandos y combinaciones de teclas para el manejo del sistema operativo Windows 2000. Una interminable lista de abreviaturas a memorizar que ayer jugó una mala pasada a varios de los opositores que se encontraron con que el apartado del examen teórico se centraba en los comandos de teclas para navegar por Internet. «¿Quien se sabe eso? pero si nadie lo utiliza», se lamentaba Ana, 32 años.

Pese a los sufrimientos de los 300 aspirantes a funcionario, la odisea no ha acabado aún. La de ayer fue sólo la primera prueba. Quienes pasen el filtro deberán presentarse, en Madrid, a la temida prueba práctica.