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Bolaño salvaje
COSAS TRANSPARENTES

Bolaño salvaje

Un libro colectivo traza un retrato íntimo y emocionante del autor de '2666' a través de ensayos inéditos, textos de amigos y reflexiones del propio escritor

JOSÉ A. GARRIGA VELA

Viernes, 13 de junio 2008, 03:49

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SEGURAMENTE fue el 15 de julio de 2003, quizá el 16. Aquella mañana me levanté temprano. Tenía planeado visitar los cementerios parisinos del Père Lachaise y Montparnasse. Al pasar por delante de un quiosco compré un periódico en español y me estremecí al leer en la portada que el escritor chileno Roberto Bolaño había muerto cerca de la medianoche del catorce de julio. Ese día estuve más cerca que nunca de Marguerite Duras, Samuel Beckett, Cortázar, Oscar Wilde y de los escritores franceses más prestigiosos. Sin embargo, más que de ninguno de ellos, me sentí próximo a Bolaño, que estaba en Barcelona, y entonces me vino a la cabeza esa frase que aparece en uno de sus cuentos: «Los muertos siempre nos miran».

Los escritores son un libro abierto. Probablemente estuve con Bolaño en 1982, ambos coincidimos en una calle de Barcelona al atardecer, cerca de Muntaner, delante de la placa que él habría de rememorar dieciséis años después, una placa que posiblemente decía 'Aquí vivió Rómulo Gallegos, novelista y político, nacido en Caracas en 1884 y muerto en Caracas en 1969'. Esa placa, esa tarde, que rememoró Roberto Bolaño al recibir el premio Rómulo Gallegos en 1999. Ahora, veintiséis años después de aquel encuentro fortuito y premonitorio, vuelvo a ver a Bolaño, un libro abierto, «el hombre que pasó de ser un escritor profesional en constantes apuros financieros, un habitual de pequeños concursos literarios, un poeta marginal y un opinador contestatario, a ocupar un espacio icónico y medular en el imaginario de las nuevas generaciones».

La editorial Candaya acaba de publicar 'Bolaño Salvaje'. Un libro colectivo donde se combinan ensayos inéditos y textos de críticos literarios y escritores más próximos al autor, junto con entrevistas y reflexiones del propio Bolaño. El libro es un retrato íntimo, hermoso y emocionante del autor de '2666'. 'Bolaño salvaje' viene acompañado de un DVD titulado 'Bolaño cercano', escrito y dirigido por Eric Haasnoot, que recoge los testimonios de la familia y los amigos del escritor: Carolina López, su mujer; sus hijos Alexandra y Lautaro Bolaño; los amigos Antoni García Porta, Enrique Vila-Matas, Rodrigo Fresán y Juan Villoro.

La compilación de textos está efectuada por los profesores Edmundo Paz Soldán y Gustavo Faverón Patriau. El libro está compuesto por textos de una treintena de reconocidos autores que revelan la personalidad literaria y humana de Roberto Bolaño: Sus palabras, su percepción del mundo, su política, su estética, sus otras genealogías. Como ya ocurriera con el anterior volumen que inauguraba esta interesante colección de ensayo de la editorial Candaya: 'Vila-Matas portátil', aquí el lector descubre el territorio vasto y salvaje de Bolaño, «una de las más grandes obras de la literatura contemporánea».

Roberto Bolaño pensaba que la patria de un escritor es su lengua y la gente que quiere. Y a veces la patria de un escritor no es la gente que quiere sino su memoria. Y otras veces la única patria de un escritor es su lealtad y su valor. «Todo lo que he escrito es una carta de amor o de despedida a mi propia generación, los que nacimos en la década del 50 y los que escogimos en un momento dado el ejercicio de la milicia, en este caso sería más correcto decir la militancia, y entregamos lo poco que teníamos, lo mucho que teníamos, que era nuestra juventud, a una causa que creímos la más generosa de las causas del mundo y que en cierta forma lo era, pero que en realidad no lo era». Bolaño, el hombre desenfadado, alegre y melancólico que afirmaba que la escritura de calidad es «saber meter la cabeza en lo oscuro, saber saltar al vacío, saber que la literatura es básicamente un oficio peligroso. Correr por el borde del precipicio: a un lado el abismo sin fondo y al otro lado las caras que uno quiere, las sonrientes caras que uno quiere, y los libros, y los amigos, y la comida». Bolaño, un superviviente incluso antes de enfermar. El que opinaba que «la literatura se parece mucho a la pelea de los samuráis, pero un samurai no pelea contra otro samurai: pelea contra un monstruo. Generalmente sabe, además, que va a ser derrotado. Tener el valor, sabiendo previamente que vas a ser derrotado, y salir a pelear, eso es la literatura». Palabras de Bolaño: «El viaje de la literatura, como el de Ulises, no tiene retorno».

El autor de 'Los detectives salvajes' luchó contra el tiempo para obsequiarnos con su mundo, su vida, en esa obra fastuosa que es «la aventura y el apocalipsis diseminados a lo largo y ancho del planeta»: 2666. Leer a Bolaño dan ganas de escribir. La literatura era su vida, por eso sigue estando con nosotros para siempre. Pocos meses antes de morir, cuando en Sevilla unos jóvenes le preguntaron que aconsejaría a los futuros escritores, Bolaño respondió: «Que vivan». Vivir la vida, pensar que cada instante que pasa es un milagro irrecuperable. Fue en 1982, creo. Estaba yo leyendo la placa dedicada a Rómulo Gallegos en una calle de Barcelona, y a mi lado estaba Roberto Bolaño leyendo la misma placa. Nunca nos habíamos visto antes. Él no sabía entonces que diecisiete años después viajaría a Caracas para recibir el premio Rómulo Gallegos. Ignoraba que yo también era un samurai. Ahora, gracias a este espléndido ensayo repleto de palabras cercanas, impregnado de la mejor literatura, siento que vuelvo a estar con mi amigo Roberto Bolaño que no llegué a conocer, no mantuvimos ninguna conversación, jamás tuve el placer de discrepar con él, sin embargo, ahora mismo, vuelve a estar a mi lado, entrañable y lúcido, oculto en este territorio salvaje de palabras que poco a poco iré explorando.

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