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EXPERIENCIA. El fundador del colectivo, Antonio Ortega, en el acceso a la Cueva del Lobo Marino, junto a la playa de Burriana.
En busca de las otras cuevas de Nerja
MEDIO AMBIENTE. AUGE DE LA ESPELEOLOGÍA EN LA AXARQUÍA

En busca de las otras cuevas de Nerja

La Sierra Almijara esconde en sus entrañas medio centenar de cavidades de menor tamaño que la emblemática gruta, pero de gran interés para los aficionados a la espeleología

PPLL

Domingo, 8 de junio 2008, 03:58

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EL encanto y la belleza natural de los paisajes de la Sierra Almijara están fuera de toda duda. Sin embargo, son pocos los que conocen que las entrañas de este macizo situado en el extremo más oriental de la provincia -que junto a las sierras Tejeda y Alhama están catalogados como parque natural-, esconde en sus entrañas un espectacular mundo de pequeñas cavidades y simas, que son el 'hábitat' preferido del Club de Espeleología de Nerja y Frigiliana Cueva de Nerja, un colectivo que lleva el nombre de la emblemática cavidad.

Y es que junto al mítico monumento natural nerjeño, bautizado como la catedral natural de la Costa del Sol, en sus proximidades existen alrededor de medio centenar de cuevas, de menor tamaño -tienen desde diez hasta unos cien metros de longitud-, pero que, en conjunto, suman una distancia similar al que es el segundo monumento más visitado de Andalucía -tras el palacio de La Alhambra- y el cuarto de España. La Cueva tiene 4.823 metros de longitud.

Muchas de estas otras cuevas de Nerja han permanecido durante décadas en el olvido, como consecuencia de la particular política medioambiental promovida por el dictador Francisco Franco, quien tras el final de la Guerra Civil ordenó taponar el acceso a estas cavidades, para evitar así que sirvieran como refugio de «bandoleros y maleantes», que era como se conocía a los maquis, los guerrilleros que resistieron durante años en las montañas malagueñas.

Ahora, más de cinco décadas después, un grupo de aficionados a la espeleología -un deporte que cada día está ganando más adeptos en la comunidad y en el conjunto de España-, ha decidido redescubrir estas cavidades. La tarea comenzó hace ahora trece años, con la fundación del primer grupo, hoy rebautizado como Club de Espeleología de Nerja y Frigiliana Cueva de Nerja. Uno de los grandes promotores de este colectivo, que en la actualidad integran 21 personas, es el maestro de Primaria -ya jubilado- Antonio Ortega, de 68 años. A su edad, este nerjeño conoce a la perfección el casi medio centenar de pequeñas cavidades y grutas que existen en la Sierra Almijara. Todas están bautizadas con nombres históricos, de lugares o gentes que por allí vivieron o pasaron, según dice Ortega.

«La Cueva de Nerja es un milagro de la naturaleza. No hemos encontrado nada igual en toda la sierra», dice Ortega, que destaca que el origen de estas formaciones geológicas se debe a la abundancia de piedras calizas en este macizo. «Hay muchas pequeñas, y otras medianas. Salimos a la sierra y siempre vamos mirando al suelo, por si encontramos un nuevo hueco, que nos pueda conducir a un gran hallazgo», dice Fernando Arce, de 45 años, otro de los integrantes más activos del colectivo.

En la lista de grutas de gran valor destaca la llamada Sima Cielo, en la zona del río de la Miel, con más de cien metros de longitud. En su interior han aparecido restos humanos, que podrían datar de la época árabe, así como abundantes esqueletos de animales salvajes. Y es que en la mayoría de las cavidades pueden encontrarse pistas del paso del hombre, a pesar del intento del franquismo de hacerlas caer en el olvido. Así, en la Cueva del Cuarzo, también en la zona del río de la Miel, hay pintadas de principios del siglo pasado, con nombres de vecinos de la zona.

Cuando los integrantes del club de espeleología localizan una de estas cavidades, tienen que preparar todo el equipo para iniciar la expedición. «Hacemos una primera exploración, tirando algunas piedras para oír si se escuchan al tocar el fondo», detalla Ortega, quien explica que para tener bien estudiada una de estas grutas hay que hacer varias visitas. «No todo el mundo puede acceder al principio. Tiene que entrar alguno que sea más delgado y ver cómo está el acceso», describe.

No en vano, a pesar de que la espeleología es una práctica deportiva que no requiere unas especiales cualidades físicas, sí ayuda tener una figura esbelta, ya que así resulta más fácil colarse por los orificios. Por ello, para socios como Manuel Carlos Martín o José Antonio Rodríguez, en ocasiones resulta casi imposible acceder a determinadas grutas. «Una vez me fisuré una costilla por querer entrar por donde no cabía», explica Rodríguez. Pero en el colectivo no sólo hay hombres. Rosa Armijo y María Teresa García son unas fijas en las expediciones, que tienen lugar, sobre todo, los fines de semana.

Por edades, el perfil de estos exploradores es de lo más variado, desde jóvenes de 25 años hasta los 68 que tiene Ortega. Cada vez que salen, estos aficionados a la espeleología se exponen a vivir una nueva aventura. «El mundo subterráneo es muy diferente. Todo cambia ahí abajo. La falta de luz, de aire. Te hace pensar y ver las cosas de otra forma», dice Ortega, que es el secretario del colectivo, que preside Alfonso Atencia. En la lista de anécdotas que guardan estos excursionistas de las entrañas de la Sierra Almijara hay de todo. «Una vez bajé hasta el fondo de una sima, la del Guarda. Tendría unos 50 o 60 metros. Empecé a escuchar el croar de un sapo. Enfoqué la linterna y allí estaba, un gran sapo. No sé cómo habría llegado hasta allí, pero allí estaba, feliz», rememora Ortega.

Cavidades junto al mar

Sin embargo, los recuerdos no son siempre tan agradables. Y es cuando descubrieron en el Puerto de la Horza los esqueletos de varios represaliados por el régimen franquista, el colectivo de espeleólogos tuvo que dar parte inmediatamente a la Guardia Civil. «Cada vez que hallamos algo de valor, como un hueso humano o restos de ropas, por pequeños que sean, debemos ponerlo en conocimiento de las autoridades», apunta.

En el caso de los cadáveres del Puerto de la Horza, ubicado junto al pico de la Cuesta del Cielo, se llevó a cabo un exhumación de los restos, que fueron devueltos a sus familiares en Nerja. Sin duda, una de las estampas más bellas y espectaculares del conjunto de las cavidades que esconde en sus entrañas el macizo de la Sierra Almijara se obtiene en las proximidades de la playa de Burriana y junto a los acantilados de Maro-Cerro Gordo.

En este otro paraje, la proximidad de las montañas con el Mediterráneo convierte a este enclave en un lugar único, con cavidades como La Doncella o El Lobo Marino, de unos cien metros de profundidad cada una. Una distancia similar tiene la Cueva Oscura de Frigiliana. Un caso distinto es la Cueva Pintada, en el barranco del Sanguino. Esta cavidad es una gruta artificial, creada a mediados de los ochenta a base de explosivos, con el objetivo de crear un segundo acceso a la Cueva de Nerja.

Pero la empresa resultó imposible y se abandonó, pues se corría el riesgo de afectar a las valiosas estructuras de la emblemática cavidad -entre las que está la estalactita más grande del mundo-, descubierta hace ahora casi 50 años, por cuatro vecinos de Maro que jugaban a cazar murciélagos.

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