Caldoso y con algo de picante
La clásica receta de los vecinos de Riogordo logró congregar ayer a más de dos mil personas en el IX Día del Caracol para degustar este manjar en forma de molusco
TEXTO Y FOTOS: EVA GUZMÁN
Lunes, 2 de junio 2008, 03:35
RECUPERAR una antigua receta que se estaba perdiendo con el paso de los años. Este es el objetivo del Día del Caracol de Riogordo, que ... ayer celebró su novena edición. «Hace por lo menos 40 años se montaban unos puestos a lo largo del pueblo llamados ventorros, donde se degustaban los caracoles en caldillo», explica el alcalde, Francisco Alarcón.
Francisco Perdiguero, cocinero del colegio del pueblo, desvela sus ingredientes: matalauva, cáscara de naranja seca, cerecilla, pimienta negra y anís en grano, hierbabuena, laurel, tomillo en rama, guindilla y sal. «El secreto está en el caldillo y el picante, porque es un molusco un poco insípido», afirma el experto, que se encarga de cocinar este plato desde la primera edición.
En total unas 2.000 personas acudieron a esta fiesta declarada de de Interés Turístico Provincial para degustar los 50.000 caracoles que se prepararon. El evento que se celebró en la piscina municipal, sirve además de broche final a la feria de ganado que se ha celebrado estos días. Esta especialidad culinaria es un plato exquisito y sabroso pero que requiere una larga elaboración.
Preparación
Siete personas fueron las encargadas de elaborar los caracoles. El proceso se inició el pasado viernes, aunque previamente los moluscos habían estado dos semanas en agua para dejarlos bien limpios. «Tras lavarlos con agua y vinagre se espumean para quitarles toda la baba», explica Perdiguero.
«A continuación se colocan en una perola en agua templada para que salgan de su caparazón y entonces se les da un golpe de calor», continua. Por último, sólo queda cocinarlos con todas las especias y condimentos para que cojan sabor.
Estos moluscos se consumen sobre todo entre los meses de mayo y agosto. La receta más extendida en Riogordo es la de los caracoles en caldillo, aunque también se cocinan a veces con arroz caldoso.
Los que se degustan en esta jornada gastronómica proceden de los alrededores de la localidad y son los mismos vecinos los que los recogen y los venden al Ayuntamiento para la cita. Se trata de una costumbre muy extendida. «Me gusta más ir al campo a buscar caracoles que comérmelos», indica Francisco Campo, vecino de Riogordo. Campo afirma que resulta una actividad de lo más rentable, ya que por un kilogramo de caracoles se pagan actualmente siete euros.
«Para buscar caracoles tiene que estar lloviendo, sin que haga aire y sin sol, entonces es cuando salen», explica este vecino, quien señala que la finca La Morra es la zona del pueblo donde más abundan. En Riogordo existen dos variedades, el caracol del terreno, que es el más blanco y más apreciado, y el 'boyuno', de cáscara más oscura.
Los asistentes esperaron pacientemente su turno durante más de una hora para poder degustar esta especialidad gastronómica. «He venido expresamente desde Málaga porque me gustan mucho los caracoles», señalaba Loli López. Carmen Hermoso se desplazó desde Jaén. «Tenemos familia en el pueblo y además nos gustan mucho el caldillo y el picante», apuntaba.
La delegada provincial de Igualdad y Bienestar Social, Amparo Bilbao, fue la encargada de pregonar las excelencias de esta fiesta. «En una sociedad tan estresada como la nuestra son de apreciar las cualidades del caracol, la parsimonia y la perseverancia», indicó Bilbao, que destacó también las propiedades de su baba, muy utilizada en las cremas antiarrugas.
Asimismo, Amparo Bilbao recibió el 'Caracol de Oro' a nivel provincial. El Ayuntamiento de Riogordo entregó un galardón a la empresa Labsur.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión