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Indiana Jones, El aventurero singular
ESTRENO

Indiana Jones, El aventurero singular

Veinte años no son nada para el héroe del cine, un personaje amable y a la vez intrépido que vuelve a la pantalla el día 22

JUAN ANTONIO VIGAR

Viernes, 16 de mayo 2008, 04:13

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A los héroes nunca les pesa la edad, aunque por ellos también pasen los años. Sin duda, porque el tiempo, siempre sabio y respetuoso, se hace cómplice del talento y la excelencia mientras acaba sin piedad con lo vulgar y mediocre. Por esta razón, desde su ya lejana primera aparición en la pantalla en 1981, Indiana Jones sigue creando todavía escuela y magisterio, recortando su inconfundible figura contra el horizonte anaranjado de la inmensa tierra de la aventura.

En aquel entonces, bajo el ala de su mítico sombrero Stetson, con su desgastada chaqueta de cuero, barba de dos días y un látigo como serpenteante arma letal, el doctor Jones desveló a un público sorprendido su doble y seductora personalidad: tímido arqueólogo de reliquias y monumentos tras el que se escondía un cínico e incansable aventurero, siempre dispuesto a conseguir con ingenio lo que otros ansiaban con maldad.

Ahora, Indy vuelve con más años pero con la misma edad, incólume ante el paso del tiempo, dispuesto a emprender una nueva aventura aunque utilizando sus viejos métodos, con esa misma admirable ironía y desparpajo de los grandes héroes clásicos del cine que le sirvieron de inspiración. Aquellos a los que ya hacía referencia el crítico y analista cinematográfico Miguel Marías en octubre de 1981 -apenas unos días después del estreno de 'En busca del Arca perdida'- en las páginas de la mítica revista 'Casablanca': «Pocos proyectos me inspiran tanta simpatía como este intento de recobrar el espíritu del viejo cine de aventuras, de volver al festivo dinamismo que iluminó tantas tardes de nuestra infancia, de darles a los que hoy son niños la ocasión de descansar de la sandez televisiva y dar rienda suelta a su imaginación y a su afán de misterio, intriga y aventura».

Pero este proyecto sin par, esta apasionante empresa acometida por dos inquietos jóvenes de aquel entonces, Steven Spielberg y George Lucas, comenzó en realidad algunos años antes. Más concretamente en la primavera de 1977

En busca del Arca perdida

en la playa del Hotel Manua Kea, en la paradisíaca isla de Hawai, donde Steven y George conversaban sobre sus futuros proyectos mientras contemplaban su última obra: un castillo de arena construido con toda minuciosidad y detalle entre juegos casi adolescentes. Y rememorando sus recuerdos de los viejos matinales, sería Lucas quien, contagiando con su apasionamiento a Spielberg, acabó convenciéndolo de que su siguiente película debía recuperar aquella sana diversión de los seriales de su infancia.

Aún más, también tenía ya un buen argumento: el filme giraría en torno a la búsqueda del Arca perdida de la Alianza. Y para completar todo lo esencial del proyecto, incluso una imagen rondaba por su cabeza: un héroe con aspecto, a un mismo tiempo, de detective de cine negro y profesor de universidad, de rostro cordial aunque de firmes ademanes, mal afeitado y aún peor aseado -a semejanza, por ejemplo, de Humphrey Bogart en 'El Tesoro de Sierra Madre'-; alguien dispuesto a saltar desde un caballo al galope a una motocicleta a toda velocidad, desde un tren en marcha a un pozo sin fondo. Y ya puestos, una idea más, ¿por qué no llamarle Indiana? Como su perro, un simpático malamute de Alaska. Pero, en esta ocasión, añadiéndole un apellido rotundamente norteamericano: Jones. O sea, Indiana Jones, un héroe a punto de nacer en una aventura ya pensada de antemano. Ni que decir tiene que, ante la locuacidad de George Lucas, el silencio de Spielberg era tan sólo el presagio de la tormenta de ideas que ya bullían en su cerebro.

Cuando finalmente abrió la boca fue para cerrar cualquier duda en las expectativas de su amigo confirmándole que, si conseguían la financiación de algún estudio, harían realidad su sueño, titulándolo 'En busca del Arca perdida'.

En esta anécdota quizás tan trivial como luego crucial para el nacimiento de este mito del cine, encontramos la inspiración, modelo y valores encarnados por Indiana Jones. En un análisis riguroso del personaje, Indy se enraíza en los héroes más reconocibles del cine clásico para, desde la cercanía y absoluta complicidad que éstos generaban en el espectador, convertirse en el protagonista de un nuevo cine con el aroma de la vieja industria, el impulso de la narrativa moderna y una medida utilización de los efectos especiales.

Indy se reconoce y dimensiona en el espíritu burlón de Burt Lancaster en 'El halcón y la flecha', en el arrojo y cinismo de Errol Flynn en 'Robin de los bosques', en la rocosa valentía de Charlton Heston en 'Cuando ruge la marabunta', en el carisma de Clark Gable protagonizando la aventura africana de 'Mogambo' e, incluso, en la epopeya personal de 'westerners' como John Wayne, Randolph Scott o Glenn Ford, enfrentados a paisajes minerales y violentos oponentes. Sin olvidar, por supuesto, al viejo Bogie, con su sonrisa ladeada y su recta moral.

Así, como destilado de todos ellos y de muchas de sus películas se forjaron los valores y actitudes del doctor Jones: espontáneo en sus relaciones y disputas; firme en su defensa del orden natural aunque también obstinadamente rebelde ante las injusticias del poder absoluto; amable con las damas y áspero con los villanos; sincero en sus palabras aunque algo mentiroso en el amor y, sobre todo, aceptando sin reservas el riesgo que encierra la aventura de vivir.

Noble y valiente

De este modo, Indiana Jones representa el arquetipo del hombre noble y valiente que, desde el respeto a los demás y su intransigencia con todo daño e injusticia, destila seguridad, honestidad y confianza. Un personaje de trazos posiblemente algo pueriles pero de diseño tan rotundo y eficaz que despierta una inmediata complicidad con los espectadores de cualquier tiempo y edad.

Desde su amplia cinefilia, Spielberg y Lucas encontraron en tantas viejas películas los mimbres perfectos para su cesto de monedas de oro. Pidieron ayuda al guionista y director Lawrence Kasdan para que ordenara sus ideas y desarrollara la acción de la película, sin olvidar a otro amigo, Philip Kaufman, quien enriqueció la historia con sus aportaciones. Y juntos concibieron uno de los mayores éxitos de la historia del cine, con casi 400 millones de dólares recaudados hasta la fecha en todo el mundo.

Su título, efectivamente, fue 'En busca del Arca perdida', y en el filme, cuya acción transcurre en 1936, con el ruido de fondo de una guerra ya inevitable, el doctor Jones recibe un encargo de los Servicios de Inteligencia norteamericanos: investigar a unos arqueólogos nazis que andan a la búsqueda del Arca de la Alianza para utilizar en perversos fines su incalculable y devastador poder. Desde El Cairo hasta Nepal, Indy recolectará la ayuda de sus amigos y de su novia, Marion.

Tras barajar diversos nombres, Lucas propuso al actor Harrison Ford -con el que ya había trabajado en la saga de 'La Guerra de las Galaxias'- para que encarnara a Indiana Jones. Elección que resultó un acierto, por cuanto Ford supo entender a la perfección el diseño y matices del personaje: entre el vértigo de la aventura y la calma de su exquisita cultura y educación. Un personaje-mito del cine contemporáneo, síntesis de tantos otros y, por ello, tan singular en sí mismo que, a diferencia de lo que ocurría en el cine clásico, ha terminado imponiéndose con nombre propio más allá del apellido de quien lo personifica. Para dar la réplica a Ford se escogió a la actriz Karen Allen, quien ahora regresa en la cuarta y nueva entrega de esta saga. Y finalmente, con la intención de que todo quedara perfectamente afinado, se contrató al gran compositor John Williams para crear las armonías sonoras y el ya legendario 'leitmotiv' de este personaje, hoy tan reconocible que bastan sus primeros acordes para visualizar con los ojos cerrados la inconfundible figura de este aventurero moderno.

To be continued

Apenas pasaron tres años para que se reeditara, aún en mayor medida, el éxito del personaje. Sería con 'Indiana Jones y el Templo maldito', que también situada en los años treinta, arranca en Shanghai, en un lujoso musical del que nuestro héroe saldrá mal parado antes de viajar hasta la India, donde se convertirá en redentor de un grupo de niños esclavizados en una siniestra mina. Enfrentado a los sacerdotes y practicantes de un diabólico culto, contará con la ayuda de su joven e inseparable amigo Tapón y de la cantante de 'night club' Willie Scott, personaje encarnado por la actriz Kate Capshaw, quien se convertiría a la postre en compañera sentimental del director Steven Spielberg. Aunque más oscura y artificiosa que su precedente, la película está narrada, sin embargo, con el mismo ritmo vertiginoso y sin escatimar sus inteligentes homenajes al cine de aventuras y a géneros como la comedia y el musical.

Tras ésta llegó la tercera entrega de la saga, 'Indiana Jones y la Última Cruzada', realizada en 1989 con una incorporación genial: el padre del doctor Jones, interpretado magistralmente por el actor británico Sean Connery. Situados en esta ocasión a finales de los años 30, con los nazis como antagonistas absolutos -con lo que se recrea el panorama bélico que se vivía en aquel entonces-, Indy emprende la búsqueda y rescate de su padre, secuestrado por el grupo que comanda el magnate Walter Donovan, un avieso personaje que ansía apoderarse del Cáliz de Cristo. Acompañado por la bella y traicionera Elsa Schneider y con la inestimable ayuda de sus dos viejos amigos Sallah y Marcus Brody, el doctor Jones se reencontrará con su padre, reavivando así una difícil relación plena de amistad y enfados. Hasta que finalmente, juntos aunque refunfuñando, acometan un viaje iniciático hacia la sabiduría y la paz interior.

Brillante en lo narrativo y argumental, más madura en la percepción y diseño de sus personajes y más rica en sus elementos históricos de referencia, la película administra con eficacia una historia sencilla que concluye en un complejo encuentro con la espiritualidad y la familia. En cualquier caso, no debe olvidarse que el escaso rigor histórico de estas películas responde a una mayor funcionalidad para sus argumentos y que, lejos de mostrar desinterés por tales hechos, simplemente los modifican y reinterpretan desde su nítido posicionamiento en el territorio libre y desenfadado del mayor entretenimiento.

Un extenso paréntesis

Ahora, tras un largo silencio y un extenso paréntesis, de nuevo vuelven a sonar los populares acordes que se adelantan a la llegada del doctor Jones. Tras casi veinte años de espera, llega la cuarta entrega de esta serie: 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal', que se estrenará el próximo día 22. Su acción transcurre en 1957, con lo que su director y productores justifican las canas y arrugas de nuestro héroe sin edad. El doctor Jones sigue compaginando sus clases de Arqueología en la Universidad Marshall con la investigación de monumentos y legajos, y la búsqueda de valiosas reliquias.

Ahora centra su atención en la Calavera de Cristal, una valiosa pieza de origen azteca a la que se adjudican poderes sobrenaturales. En esta ocasión, borrados ya los nazis de la faz de la Tierra, serán espías soviéticos -nuevos enemigos de Norteamérica durante la época de la Guerra Fría- quienes, liderados por la agente Irina Spalko, competirán con Indy por conseguir la Calavera y, con ello, su poder absoluto.

El filme cuenta con la participación de la elegante actriz Cate Blanchett como cruel antagonista de Indiana Jones, y del joven Shia LaBeouf -intérprete de filmes tan dispares como la comercial 'Transformers' y el drama independiente 'Memorias de Queens'- en el papel de su joven colaborador, Mutt, quien para su vestimenta y actitud recupera la estética de Marlon Brando en 'El salvaje'. Como ya era previsible, la película sigue manteniendo un halo de nostalgia y un certero homenaje al cine clásico, incluso en el diseño de sus efectos especiales, basados fundamentalmente en decorados y maquetas antes que en el uso de las nuevas tecnologías y el abuso del tratamiento de las imágenes por ordenador.

Regreso al origen

Así, desde la cinefilia militante de sus autores, se completa por ahora una obra que nació de los sueños y esperanzas de dos artesanos del cine, de dos jóvenes que, en 1981, dudosos del éxito que pudiera alcanzar la primera película de su proyecto, decidieron cerrar el círculo de sus ilusiones volviendo al origen de todo: «A la hora de estrenar la película, George y yo regresamos a Hawai, al mismo hotel y a la misma playa en la que ideamos la historia y vida de Indy, y construimos un castillo de arena que, según nuestras supersticiones, debía mantenerse en pie toda una noche para garantizar el éxito de la película. A la mañana siguiente, el castillo aún seguía allí».

Ahora, en apenas una semana, se estrena 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal'. En uno de los 'clips' de su página oficial (http://www.indianajones-lapelicula.es, para quienes, mientras tanto, tengan interés en profundizar en la película y sus contenidos) el veterano doctor Jones le pide a su joven compañero simplemente una cosa: «Confía en mí». Con estas palabras también parece adelantarnos que, con su nueva película, no se defraudará ninguna de las expectativas de quienes admiramos a este personaje singular, capaz de sacar de su sombrero la aventura cinematográfica en estado puro.

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