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AULAS INTERNACIONALES. En el CEIP Chaparral de Mijas, el 64% del alumnado es extranjero. / F. JIMÉNEZ
Los alumnos británicos son los que tienen más problemas de adaptación en los colegios por el idioma
MÁLAGA

Los alumnos británicos son los que tienen más problemas de adaptación en los colegios por el idioma

Los docentes destacan que estos escolares crecen en ámbitos familiares cerrados donde sólo se habla inglés. Más de dos mil menores de distintas nacionalidades reciben clases de apoyo para aprender español

AMANDA SALAZAR

Sábado, 10 de mayo 2008, 03:54

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Los alumnos británicos son los que presentan mayores dificultades a la hora de adaptarse a la lengua española en los centros educativos malagueños. Es además el grupo de población inmigrante más numeroso en los colegios e institutos públicos de la provincia, con 4.599 estudiantes, lo que supone el 17% del total de alumnos foráneos, que ascienden a 27.169 repartidos entre las enseñanzas no universitarias.

«Se trata de un núcleo de población escolar delicado porque es muy cerrado; al ser tantos, sobre todo en muchos colegios de la Costa del Sol, hablan su idioma materno entre ellos, y lo mismo ocurre en su familia o en la calle, donde encuentran bares, comercios y supermercados ingleses y no tienen que hacer un esfuerzo por adaptarse», explica Joaquín Perea, coordinador del Programa de Interculturalidad de la Delegación de Educación.

Problemas de integración

Fruto de la nueva realidad intercultural en las escuelas, surgen nuevas figuras, como los mediadores, que crean puentes entre las familias inmigrantes y los centros. Actualmente, hay 13 mediadores en la provincia. Una de ellas es Mavy Jones, que trabaja con alumnos y familias británicas en la zona de la Axarquía. Para Jones, existen muchas razones que explican la inadaptación de los alumnos del Reino Unido. Para empezar, no es un país con tradición bilingüista, al igual que España, así que les resulta complicado aprender un idioma con raíces latinas. Tampoco ayuda la forma de ser inglesa: «Los británicos no son muy expresivos, no están acostumbrados a que se hable alto y la distancia física para interactuar con alguien es mayor», señala Jones.

Además, afirma que los horarios dificultan las relaciones. «A la hora del recreo, ellos comen en vez de jugar, y cuando los españoles comen, ellos juegan; no coinciden nunca», explica. Pero lo que mayores dificultades origina es el sistema educativo diferente, que provoca muchos malentendidos entre el colegio y los padres. «En el Reino Unido se fomenta la creatividad y la autoestima, pero muchos salen del colegio sin saber leer bien; mientras que aquí hay un programa establecido y se garantiza que el niño saldrá con unos conocimientos mínimos», indica.

Debido a esas dificultades, el británico es uno de los colectivos en los que más inciden las acciones de interculturalidad del Segundo Plan Integral para la Inmigración. Un programa que establece varios instrumentos para lograr la integración de los niños extranjeros.

Fomentar el intercambio

El primer instrumento es el de las Aulas Temporales de Adaptación Lingüística (ATAL), un programa de aprendizaje del español como lengua vehicular con un profesorado específico. Existen 149 ATAL en toda la provincia con 80 profesores. Sobre todo se ubican en los centros con mayor concentración de alumnos inmigrantes.

Los ATAL atienden a 1.975 niños en grupos que no superan los diez alumnos por aula para garantizar el aprendizaje. Otro instrumento para apoyar la integración son las actividades extraescolares de apoyo lingüístico, que imparte el propio cuerpo docente en 112 centros de Primaria y Secundaria.

Pero lo cierto es la interculturalidad no tiene una única dirección. «No se trata sólo de enseñar la nueva lengua a los alumnos extranjeros, sino de fomentar unas aulas más abiertas donde exista un intercambio cultural real», señala Perea. Por eso, desde los colegios e institutos de la provincia también se potencia el aprendizaje de la lengua materna de los alumnos extranjeros. «Deben conservar su idioma y aprender a escribir y leer correctamente», señala Joaquín Perea.

Además, los colegios también han tenido que adaptar su enseñanza a los nuevos tiempos. Esto ha supuesto una formación adicional del profesorado. «Cuando empezó a notarse el fenómeno de la inmigración en España, los profesores se quedaban paralizados porque no sabían cómo tratar a los nuevos alumnos; hemos tenido que darles las claves para prepararles en estas situaciones», indica Perea. Para ello, se han realizado 120 proyectos de formación del profesorado con un presupuesto anual de 600.000 euros.

Por último, también se potencia el intercambio cultural a través de actividades para que los niños conozcan las costumbres de los otros. «La mejor forma de integrar es conociendo y comprendiendo a los demás», sentencia Perea. Una medicina única contra el racismo y la xenofobia en las aulas.

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