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LIMPIEZA EXTREMA. Hay personas obsesionadas con lavarse las manos.
Manías precoces
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Manías precoces

Investigadores de la UMA analizan las variables psicológicas que desencadenan los trastornos obsesivo compulsivos en niños y adolescentes

TEXTO: JOSÉ GÁLVEZ

Martes, 29 de enero 2008, 11:55

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Pueden lavarse las manos decenas de veces al día y seguirán creyendo que las tienen sucias, o comprobar otras tantas que las luces de la casa están apagadas. Se trata de un problema serio ignorado por gran parte de la sociedad. Los que lo sufren no son conscientes de ello y suelen verlo como una simple manía. Los trastornos obsesivo compulsivos suelen arrancar en la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta en uno de cada 200 niños. Hasta el momento, no se conocen medidas preventivas que permitan reducir la incidencia de estos trastornos. Sin embargo, la detección e intervención temprana pueden reducir la gravedad de los síntomas y sirven para estimular el crecimiento y desarrollo normal de la persona mejorando su calidad de vida.

Para profundizar en este tipo de problemas, un grupo de investigación de la Universidad de Málaga desarrollará durante los próximos cuatro años un estudio sobre los trastornos obsesivo compulsivos que sufren los niños. Además, el equipo analizará los tratamientos psicológicos más eficaces en función de las variables implicadas en el problema. Este proyecto está dirigido por la investigadora Aurora Gavino y ha sido incentivado por la Consejería de Innovación Ciencia y Empresa con casi 140.000 euros.

Los trastornos obsesivo compulsivos se caracterizan por tener pensamientos o ideas que sólo desaparecen realizando rituales o acciones repetitivas. Un ejemplo es lavarse las manos constantemente debido a que la sensación de suciedad persiste, o mirar si se han cerrado las puertas con llave varias veces o repetir la manera de vestirse o de desvestirse si no se ha hecho como se desea. Estas perturbaciones suelen aparecen a edades tempranas, normalmente como respuesta a la inseguridad. Debido a la corta edad de aparición, las personas implicadas no observan que su conducta no es correcta, por lo que finalmente se suele prolongar y llegar hasta la edad adulta.

Pruebas en colegios

Durante el primer año, los investigadores se dedicarán a realizar pruebas en colegios e institutos malagueños, para así poder localizar a menores afectados con este trastorno. «Durante el segundo y tercer año, se realizará una selección de muestras con puntuaciones extremas detectadas sobre los datos del año anterior», comenta la profesora Gavino. Mediante el estudio a estos pacientes se intentará conocer las variables psicológicas que desencadenan los trastornos. Además, se crearán grupos de tratamiento continuado -alguno incluso farmacológico-, cuya su finalidad es evitar que estas perturbaciones se alarguen hasta la etapa adulta. «Una vez realizados los primeros análisis, se le efectuará una evaluación post-tratamiento y varios seguimientos durante tres, seis y doce meses» explica la investigadora.

También se darán a conocer los tratamientos existentes para que los menores sean conscientes del problema. Además el grupo quiere desarrollar una base de datos para elaborar estadísticas que permitan conocer los comportamientos obsesivo compulsivos más frecuentes de acuerdo a la edad, sexo y otras variables.

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