Borrar
DE PAISANO. Miguel es oficial de la Policía Local de Rincón de la Victoria.
Un arresto con muletas
MÁLAGA

Un arresto con muletas

Miguel estaba de baja, pero no dudó en perseguir al atracador de un estanco. Al final, consiguió atraparlo corriendo a la pata coja

TEXTO: JUAN CANO

Martes, 29 de enero 2008, 12:15

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«POLICÍA, al ladrón». Al girarse, alarmado por los gritos, observó a un joven que venía corriendo hacia él con un cuchillo en una mano y un fajo de billetes en la otra. El agente Miguel, oficial de la Policía Local de Rincón de la Victoria, estaba de baja médica, pero eso no le impidió perseguirlo. «Tiré las muletas, salí corriendo a la pata coja, como pude, y al final lo atrapé», relata.

Era el primer día que el policía salía a la calle desde la lesión. El pasado día 19, se hizo un esguince en la rodilla izquierda al saltar el muro de una casa donde creía que estaban robando unos ladrones. El dolor le impedía caminar y le recluyó en su casa. «Esa mañana -la del pasado viernes- salí con mi mujer para ir al banco y a cortarme el pelo», recuerda el agente, que tiene 39 años de edad y 11 de servicio en la Policía Local.

Faltaban unos minutos para la una de la tarde. Acababa de llegar a la puerta de la peluquería de la calle Córdoba, una paralela al Ayuntamiento de Rincón, cuando escuchó unos gritos. Entonces, vio a un joven que se dirigía hacia él corriendo y con un fajo de billetes en la mano, que se le iban cayendo por el camino. Estaba armado con un cuchillo.

Miguel no dudó. Se apostó adecuadamente y pensó: «Si pasa por mi vera, le pongo la muleta y lo intercepto». Pero el ladrón dio esquinazo a sus planes. «Creo que me reconoció, porque, al verme, cambió de dirección», cuenta el funcionario, que manda la unidad de paisano de la Policía Local, denominada Grupo de Investigación y Protección de Autoridades (GIPA).

Agotado

El fugitivo se introdujo en una panadería que tiene salida por dos calles. Miguel lo sabía. Raudo, tiró las muletas al suelo y salió corriendo -«como pude», matiza- detrás del ladrón. «Le dije: 'Alto policía, parate'», recuerda. Pero no se detuvo. A la pata coja, apoyando lo menos posible la pierna lastimada, Miguel se fue acercando al caco, que ya estaba agotado. No en vano, le venían pisando los talones cuatro patrullas uniformadas porque, presuntamente, atracó junto a otro joven un estanco de la avenida del Mediterráneo.

El policía cruzó la panadería y lo abordó en la puerta del local que da a la calle Ronda. No le dio tregua. Se abalanzó sobre él y le cayó encima. Con una mano, le inmovilizó el brazo en el que llevaba el cuchillo de cocina. El ladrón asumió que había perdido. «Ya está, ya está», le dijo.

Las patrullas apenas tardaron unos segundos en llegar y se llevaron detenido al joven, que ha sido identificado como R. R. A., de 19 años. «Los compañeros se quedaron sorprendidos al verme. Me dicen que estoy en todas partes», bromea el agente. Su mujer, que presenció toda la escena, fue todavía más explícita: «Miguel, eres un crack».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios