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ENERGÍA SOLAR. La creciente demanda obliga a mejorar los paneles existentes.
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INNOVACIÓN

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Investigadores de la UMA estudian cómo mejorar la eficiencia y estética de los paneles solares para hacerlos más atractivos sin que el producto se encarezca

JOSÉ GÁLVEZ

Martes, 4 de diciembre 2007, 11:48

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OCUPANDO un lugar de honor en todas las mitologías y adorado como principio y padre de todas las cosas, el Sol lleva 4.500 millones de años apareciendo cada día en el horizonte y se calcula que aún le quedan unos 5.000 millones de años más. Esta inmensa fuente de energía es la más perfecta que se posee, sin embargo, ante este regalo del cielo -y de forma incomprensible- se sigue infrautilizando su potencial energético y se continúa produciendo energía a partir de recursos limitados y muy contaminantes.

Conscientes de ello, un grupo de investigadores malagueños trabaja cada día para aprovechar al máximo la energía solar. En concreto, estudian aplicaciones para mejorar los paneles solares ya existentes, tanto para la energía fotovoltaica como para la térmica. En el primero de los casos, trabajan para perfeccionar las células fotovoltaicas, para que en el proceso de fabricación se obtenga un producto más eficiente y barato.

Más por menos

El problema que tiene esta industria es que estas células fotovoltaicas se fabrican con silicio y no hay cantidad suficiente de este material como para la demanda existente. Por eso, el objetivo de la investigación es crear células fotovoltaicas mucho más finas que las actuales. Esto supone modificaciones en el proceso de producción para que el producto resultante sea tan eficiente como el anterior, pero casi la mitad de barato. «El objetivo es lograr que de donde antes se sacaba una célula fotovoltaica, ahora se saquen dos» comenta José Ramos Barrado, el responsable de la investigación.

Este proyecto está subvencionado por el Ministerio de Educación y Ciencia con 550.000 euros. Pero además cuentan con otra investigación, apoyada por la Junta de Andalucía, dedicada a la energía solar térmica. En este caso lo que intentan conseguir es superficies selectivas, es decir, que absorban el calor pero no lo emitan de nuevo a la atmósfera. Para ello, fabricarán placas solares térmicas no sólo con acero, como actualmente se hace, sino también con otros materiales como el aluminio y el plástico. De esta forma, se conseguirá más eficiencia que con las placas convencionales pintadas de negro, «sobre todo en países como Alemania o el norte de España, donde no hay tanto sol como en Málaga y donde hay que aprovechar el poquito que salga», comenta Ramos Barrado.

Otro de los objetivos de este segundo proyecto es integrar el color en las placas solares para que estética y arquitectónicamente sean más prácticas. El negro es un color poco vistoso y existen otras tonalidades, como el azul, que también absorben bien el calor. «Es un producto, y hay que venderlo», comentan los investigadores.

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