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DESEO. La mayoría de los fumadores quieren dejar el tabaco.
Menos humos y más ciencia
VIVIR

Menos humos y más ciencia

Una nueva terapia ayuda a dejar de fumar gracias a una sencilla técnica basada en los conocimientos de física

TEXTO: MARTA BARROSO

Lunes, 19 de noviembre 2007, 02:57

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«MAÑANA lo dejo. Seguro». Y para aprovechar bien el último día, un pitillo detrás de otro. Por supuesto, mañana, no lo deja. Vuelta a empezar. Lo reconozcan o no, casi el cien por cien de los fumadores quiere olvidarse del vicio. Sueñan con encontrar la fórmula mágica para desterrar de su vida el tabaco. Y precisamente eso, una fórmula mágica para dejar de fumar es la que ha encontrado el doctor Claude Piro, licenciado en Medicina por la Universidad de Tolousse. Se conoce como Terapia Fotónica Antiadicciones y es dificilísimo de explicar. Más que nada porque es física pura.

Lo que está claro es que el doctor Piró, desde 1973, estudió la resonancia vibratoria en miles de individuos frente a las estimulaciones fotónicas (eléctricas, magnéticas y gravitacionales) seleccionadas por gelatinas de colores diseñadas por los laboratorios Kodak.

Aplicó sus investigaciones en el desarrollo de la terapia contra el tabaquismo y, según él, «esta terapia permite liberarse del tabaco porque desaparece la necesidad de cualquier estímulo externo, mediante la recuperación del funcionamiento espontáneo natural de las células de cada persona».

Un estudio sobre 1.200 casos sometidos al tratamiento en los dos últimos años, muestra que, antes de la sesión, el 84,6% de los fumadores se encontraba en un estado de fuerte ansiedad por el deseo de encender un pitillo, e inmediatamente después de acabar la misma se sienten tranquilos y con total indiferencia hacia el tabaco. Al cabo de seis meses, el 92,3% de esos fumadores seguía sin probar el tabaco.

«Yo había intentado dejar de fumar de mil maneras y no lo conseguía», explica Cristina Calvo, directora de MundoSalud. «Me enteré de la técnica del doctor Piró por una amiga y me fui a Badalona, que es donde trabaja», añade esta especialista. Al parecer, la ayuda consiste en liberar al paciente de la adicción. Una vez liberado, se deja de fumar sin tener que sustituir el tabaco por ningún otro elemento y sin síndrome de abstinencia.

«Para garantizar el éxito te piden que vayas a la consulta con 'mono', es decir, con auténticas ganas de fumar», asegura Calvo. Así, el paciente llega a la consulta y se recuesta en una camilla.

«El terapeuta, sin mediar palabra, te toma el pulso con una mano y con la otra te va pasando por la cabeza distintas gelatinas de colores. Pasados unos veinte minutos como máximo te levantas y te vas relajada, sin ninguna ansiedad. No he vuelto a probar el tabaco», reconoce.

El 'boca a boca'

No daba crédito a lo que le acababa de pasar y empezó a contárselo a todos los fumadores empedernidos que tenía a su alrededor. Ramón Ramírez decidió seguir sus pasos. «Todavía estoy sorprendido, porque además de no tener 'mono', lo que más me impresiona es que tengo la sensación de que no he fumado en mi vida. Y yo fumaba tres cajetillas diarias», confiesa.

Y de Ramón a Natacha Calleja que fumaba desde los 18 años. Confiesa que sigue sin entender demasiado bien el 'misterio'. Han pasado más de veinte días y no tiene gana alguna de volver a encender un pitillo. «Es rarísimo, pero he dejado de fumar. Sigo sin entenderlo, una gelatina por la cabeza, te relajas y no vuelves a tener necesidad. Eso sí, el hábito te lo tienes que quitar tú solo, pero como no tienes ganas no te cuesta», aclara.

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