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Viernes, 16 de noviembre 2007, 02:38
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Los servicios de Oftalmología y Otorrinolaringología del Área de Gestión Sanitaria del Campo de Gibraltar han implantado conjuntamente una nueva técnica quirúrgica mínimamente invasiva para el tratamiento de la obstrucción del conducto nasolagrimal. Se trata de la Dacriocistorrinostomía endonasal con láser diodo, que tiene una mayor garantía de éxito y menos complicaciones que la técnica convencional. Además, permite una recuperación más rápida y reduce el tiempo de hospitalización.
Los episodios repetidos de conjuntivitis infecciosa, la rinitis alérgica, los traumatismos faciales y otros mecanismos, a veces de origen desconocido, pueden ocasionar obstrucción de las vías lagrimales. Dicha obstrucción ocasiona un molesto lagrimeo que afecta a la visión y crea humedad y maceración alrededor de los ojos, siendo un caldo de cultivo para su posterior infección (dacriocistitis), algo que suele darse más frecuentemente en las mujeres (siete por cada varón afectado).
El tratamiento más efectivo contra ese problema es la cirugía reconstructiva, que permite eliminar las infecciones orbitales por mal drenaje y corregir ese molesto lagrimeo. Para ello, se utiliza la Dacriocistorrinostomía endonasal, que gracias a la utilización del endoscopio rígido nasal y del láser diodo ha podido modificar la técnica quirúrgica original por vía externa, instituyendo las bases de la cirugía mínimamente invasiva del aparato lagrimal excretor.
La nueva técnica ha comenzado a utilizarse este mes de noviembre y en los primeros días han sido diez las personas que se han beneficiado de ella.
Las claves
La Dacriocistorrinostomía endonasal con láser diodo permite abordar el saco lagrimal -una bolsita ubicada cerca de la comisura interna de los párpados, entre los ojos y la nariz- desde el párpado, mediante el uso de fibra óptica extradelgada. Una vez dentro del saco, se perfora la pared ósea mediante el láser, abriéndose una nueva vía para el drenaje lagrimal. Respecto a la cirugía externa, este procedimiento tiene unas ventajas para el paciente. Las principales, que no hay cicatriz externa cutánea, ni lesión de los vasos sanguíneos angulares ni fractura ósea. Además, al no ser necesaria una anestesia general, sino loco-regional, se favorece la pronta incorporación del paciente a su actividad cotidiana.
Aproximadamente el 10 por ciento de la población puede llegar a padecer infecciones en el lagrimal, aunque son menos los que sufren algún tipo de manifestación. A estos últimos pacientes se les realiza una dacriocistografía, una prueba radiográfica que utiliza un contraste para detectar la presencia de una obstrucción.
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