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SENTIDO DEL HUMOR. El profesor Pablo Fernández Berrocal. / FRANCIS SILVA
Pablo Fernández Berrocal: «Las personas más felices no son las más inteligentes »
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Pablo Fernández Berrocal: «Las personas más felices no son las más inteligentes »

Pablo Fernández Berrocal / Psicólogo y profesor de la Universidad de Málaga (Málaga, 1964) / Director del grupo de investigación sobre Emoción y Cognición de la Facultad de Psicología / Coordinador del primer Congreso Internacional de Inteligencia Emocional celebrado en Málaga / Sabe escuchar y tiene sentido del humor / Demasiado exigente consigo mismo y con los demás /Autor y coautor de varios libros sobre inteligencia emocional, entre ellos 'Corazón inteligente'

PPLL

Domingo, 11 de noviembre 2007, 03:14

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¿Qué es un corazón inteligente?

Un ideal al que tenemos que ir. Nuestra sociedad ha buscado siempre personas inteligentes. Admiramos la inteligencia. En el siglo XXI hay un movimiento que intenta valorar, además de la inteligencia, las emociones. Las personas que saben manejar bien sus emociones funcionan mejor en su vida personal y en su vida social. Un corazón inteligente gestiona las emociones de manera inteligente.

O sea, que podemos tener un diez en matemáticas, historia o geografía y un cero en emociones.

De emociones no sabemos nada. Siempre hemos pensado que las emociones eran el enemigo interior: el dolor, la ira, el miedo... Como eran el enemigo había que reprimirlas, que ocultarlas o no hacerles caso. Ahora se ha descubierto lo importante que es educarlas.

Entonces, el coeficiente intelectual, ¿lo jubilamos?

No, es importante y a todos nos gusta estar con personas inteligentes. Pero no es suficiente. Hay personas con una inteligencia normal que tienen un gran éxito profesional y personal. Hay personas que más que el trabajo les interesa su vida personal, ser feliz. Las personas más felices no son las más inteligentes desde el punto de vista clásico. Son las que tienen más habilidades emocionales y sociales para gestionar su vida y la de las personas que tienen a su alrededor.

¿Y cómo dotar de inteligencia el corazón?

Aprendiendo a regular las emociones para cambiar las acciones. Por ejemplo, en el mundo de la empresa, las personas que tienen más recursos para gestionar sus emociones son más productivas.

El mejor jefe, ¿es el que más sabe o el que mejor siente?

El que mejor se conoce y el que mejor te comprende emocionalmente. Trabajar con alguien negativo es insoportable, sea jefe o compañero.

¿Hay personas tóxicas?

Hay personas muy tóxicas que en el trabajo, en cualquier organización o en una pareja son destructivas: agotan a los demás, generan envidias, celos, malos rollos. Cada vez hay más empresas que para seleccionar personal no miran sólo el expediente académico sino que sean equilibradas emocionalmente. ¿Para qué quiero alguien inteligente si es superdestructivo?

¿Conocemos mejor a nuestro vecino que a nosotros mismos?

Es una bonita paradoja. Somos capaces de ver los defectos de otras personas pero somos incapaces de ver los nuestros. No tenemos esa capacidad de autorreflexión, de introspección sobre nosotros mismos.

¿Y por qué nos cuesta tanto bajar a nuestra sala de máquinas?

Porque es una máquina secreta. Nuestra mente no es capaz de mirarse a sí misma. No tenemos un espejo para mirar dentro de nosotros. Y cuando lo tenemos, nos devuelve una mirada que no somos nosotros, es una imagen idealizada de nosotros mismos. Nos permite sobrevivir, porque si fuera una imagen exacta sería una imagen desoladora.

¿Qué precio pagamos para que nos acepten y nos quieran?

Lo que haga falta porque todos queremos ser aceptados y ser queridos. Es uno de los grandes autoengaños.

La felicidad, ¿una conquista o una forma de estar?

Hay quien piensa que la felicidad está en los genes. Otras ramas de la psicología entienden que la felicidad se conquista.

Cambiar de coche, ampliar la casa, lucir buenas marcas. La sociedad de consumo, ¿nos ha prostituido el corazón?

El consumo te vende en que la felicidad está en lo que compras. Es el gran engaño. Deseamos lo que no tenemos y cuando lo tenemos, deja de gustarnos. Por ejemplo, se ha investigado la felicidad de personas a las que les ha tocado la lotería. Cuando les ha tocado han sido más felices... ¿pero sólo seis meses! Luego vuelven a ser lo felices o infelices que eran antes. Las personas que son más felices son los que tienen más amigos.

Total, que vivimos el momento de mayor confort y de mayor infelicidad. ¿Paradoja, destino o mala suerte?

Es una paradoja de los tiempos que nos han tocado vivir. Vivimos en los tiempos más opulentos de todas las épocas y somos a la vez la sociedad que tiene los índices más altos de toda la historia de ansiedad, estrés y problemas mentales. Somos también la sociedad más inteligente, pero seguimos desconociéndonos psicológicamente y emocionalmente. Ahora, la gente es consciente de que hay que invertir tiempo y recursos para conocernos emocionalmente.

¿Y en ese conocernos hallaremos la felicidad?

Es el único camino. En el de las compras en unos grandes almacenes no está. Estoy seguro.

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