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La gama de comida precocinada cada vez es mayor. / SUR
Del puchero a la ensalada de paquete
MÁLAGA

Del puchero a la ensalada de paquete

Los precocinados y los productos 'light' se convierten en los reyes de la cesta de la compra de los jóvenes

TEXTO: CRISTINA BUSTOS

Lunes, 8 de octubre 2007, 13:02

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LOS cambios en el estilo de vida de los últimos veinte años han traído consigo una serie de modificaciones en los hábitos diarios de alimentación. Las personas jóvenes independientes y, sobre todo, las que se mudan a ciudades más grandes que su localidad natal, son las más propensas a llevar un mal comportamiento a la hora de las comidas.

De entre los que ya no residen en casa de sus padres, son las mujeres las que más se preocupan por mantener buenos hábitos alimenticios. María Huelin, vicepresidenta de la Asociación de Amas de Casa Al-Andalus, cuenta que hay una serie de peculiaridades en esta saludable inquietud. Las chicas suplen algunos de los alimentos básicos por productos 'light' o alimentos funcionales (aquellos que dicen llevar componentes vitamínicos y similares). Las bolsas de ensalada preparada o las verduras congeladas son algunos de los artículos más consumidos por las nuevas generaciones. En lo que respecta a los hombres, son pocos los que se deciden a entrar en la cocina para preparar el almuerzo, a excepción de un pequeño grupo que cuida su imagen. Ellos se decantan más por la pasta pre-cocinada, el arroz y los productos de 'calentar y listo'.

Huelin cuenta, además, que la costumbre de sentarse a la mesa para comer a mediodía se está perdiendo. «Trabajar lejos de casa es una de las razones por las que la gente suple los típicos primer y segundo plato por sandwiches o un bocadillo», afirma.

Pero no sólo son los recién emancipados los que descuidan la alimentación en los últimos tiempos. Hay razones como la soledad o la falta de cargas familiares que llevan a la desgana a la hora de ponerse a guisar platos algo más elaborados. Las personas viudas son las más propensas a descuidar su alimentación, según cuenta la vicepresidenta de Al-Andalus. La soledad es la principal razón para que este colectivo pierda los buenos hábitos, llegando, incluso, a una alimentación peor a la de un soltero. Sólo los achaques por alguna enfermedad llevan a las personas sin cargas familiares a cuidarse.

Este estilo de vida, además de derivar en un posible mal estado de salud, encarece de manera excesiva la cesta de la compra. Muchos de los productos frescos que ofrecen los grandes supermercados son más caros que los que se pueden encontrar en las tiendas especializadas. Los alimentos funcionales, por su parte, tienen el precio más elevado del mercado. Y tomar por costumbre cenar fuera de casa puede ser un duro golpe para el bolsillo.

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