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OBJETO DE ESTUDIO. 'Revelación a San Pío V de la victoria de la Santa Liga en Lepanto' es una pintura al óleo de grandes dimensiones que se encuentra en el Museo Naval.
La ciudad escondida
CULTURA Y ESPECTÁCULOS

La ciudad escondida

Investigadores descubren que Málaga está representada en un cuadro sobre la batalla de Lepanto que se encuentra en el Museo Naval de Madrid

TEXTO: FRANCISCO GUTIÉRREZ

Lunes, 17 de septiembre 2007, 03:51

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FUE considerada una de las batallas navales más importantes de la Historia. No en vano, Don Juan de Austria logró frenar el avance de los turcos otomanos por el Mediterráneo y Miguel de Cervantes fue herido, perdiendo la movilidad de su mano izquierda. Situada a cientos de kilómetros del golfo de Lepanto, donde se desarrolló esta encarnizada contienda entre cristianos y musulmanes, la ciudad de Málaga fue un testigo privilegiado de estos acontecimientos. Al menos, a los ojos de un desconocido pintor que, muy sutilmente, la colocó estratégicamente en una esquina de un cuadro.

'Revelación a San Pío V de la victoria de la Santa Liga en Lepanto' es una obra de grandes dimensiones que se encuentra en el Museo Naval de Madrid. Las peripecias del lienzo, que ha pasado por distintas ubicaciones a lo largo de su existencia, ha mantenido oculto uno de esos misterios que ahora, con investigaciones pormenorizadas, ha podido salir a la luz: la ciudad que se toma como referencia de la batalla es Málaga. Así lo aseguran los investigadores de la empresa Nerea Arqueología Subacuática, profesores de la Universidad de Málaga y expertos del Museo Naval de Madrid, que llevan meses analizando el cuadro.

Colgado en una de las grandes salas de la institución madrileña -ya que mide 5,3x3 metros-, el lienzo había pasado un tanto desapercibido hasta ahora. Este desinterés podía estar motivado, entre otras razones, por el hecho de que la cartela del cuadro sólo indicaba el título, y ni en ésta ni por el resto de la obra aparecía el nombre del autor.

Hasta que el almirante José Ignacio González-Aller, que fuera director del Museo Naval de Madrid, recibió el encargo de realizar el catálogo del centro. Y es que ante esta obra anónima surgían entonces muchos interrogantes: el autor, la época, quién lo encargó, cuál era su procedencia, la ciudad que aparece en la esquina superior izquierda... Pero ahora la investigación ha ido desvelando algunas de sus claves ocultas.

Aunque por el archivo Díaz de Escovar se conocía la existencia en la ciudad de un cuadro que representaba la batalla de Lepanto, su pista se perdía de forma misteriosa. Ahora se sabe que el lienzo estuvo colgado en el antiguo convento de Santo Domingo. Con la desamortización de Mendizábal, el hospital pasó a ser hospicio. La obra estaba clavada sobre tablas, y quizás fue colocada en algún hueco de escalera, cerca de las cocinas, por la acumulación de humo y pompas originadas por el calor que se aprecian en la parte inferior, según comentan los especialistas.

Colección real

«La historia del cuadro se remonta a la visita que la reina Isabel II hizo en 1862, en la que parte de su corte se instaló en Santo Domingo. La obra llamó su atención, por lo que Isabel II decidió incorporarlo a la colección real, llevándoselo a Madrid», detalla Javier Noriega, uno de los responsables de la empresa Nerea Arqueología Subacuática.

Por lo que respecta a su autor, las incógnitas no están despejadas. Para el almirante González-Aller, pueden ser dos los pintores: uno malagueño, que se encargó de pintar la ciudad, y otro, quizás Juan de la Corte, que realizó la marina. En cuanto al pintor local, el experto argumenta que podría tratarse de Niño de Guevara o Diego de la Cerda. Aunque la profesora de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad de Málaga Marion Reder no descarta la participación en la obra de alguno de los artistas europeos, como Van den Wyngaerde, quien en sus grabados dejó constancia de la Málaga de los siglos XVI-XVII. Así, la restauración del lienzo podría deparar sorpresas, ya que bajo las capas de barniz podría encontrarse la firma del pintor o pintores de la obra.

En dos partes

'Revelación a San Pío V de la victoria de la Santa Liga en Lepanto' es una pintura apoteótica al óleo sobre cinco paños de lienzo cosidos (300x536 cm). Hay dos zonas perfectamente delimitadas: a la derecha, ocupando casi las tres cuartas partes del cuadro, está representada la batalla naval de Lepanto y, a la izquierda, centrada en la figura de San Pío V, se muestra al fondo una perspectiva de la ciudad hasta ahora desconocida, ya que se presuponía que podía ser una ciudad de las costas otomanas.

Tras un estudio inicial, los especialistas resaltan la gran objetividad historiográfica de lo representado en la tela, con gran exactitud en cuanto a la disposición de las naves, los estandartes o la forma en que embisten las naves capitanas ('La Sultana', de Alí Pasha y 'La Real', de don Juan de Austria).

El motivo del cuadro es la revelación al papa Pío V de la victoria de la Santa Liga en Lepanto. Cuenta la tradición cristiana que el papa despertó de su sueño y, de repente, dijo: «Hemos ganado en Lepanto». Naturalmente, la noticia de la victoria no llegó hasta muchos días después, por lo que esta premonición se relacionó con la intercesión divina, de ahí la presencia del ángel que toca la cabeza del pontífice.

Pío V pudo convencer al rey Felipe II para crear una gran alianza que pusiera freno al expansionismo otomano por el Mediterráneo. Los turcos habían atacado y se habían apoderado de varias ciudades portuarias claves en el comercio de los venecianos. Las galeras turcas imponían su ley por el mar y, tierra adentro, el Islam se expandía desde la península de Turquía hacia lo que hoy es Macedonia, Serbia, Bulgaria y Bosnia. Con la caída de Constantinopla, último recuerdo del Imperio Romano de Oriente, en 1453, parecía que el avance del Islam era imparable. De hecho, llegaron hasta las puertas de Viena.

La preocupación del Papa y la coincidencia de intereses con el emperador español, que tenía plazas en el Mediterráneo, llevó a una alianza entre ambos a la que se sumó también Venecia. Tras diversos avatares y alguna derrota, el acuerdo se constituyó formalmente en 1571.

Muy objetivo

La mayor parte de la pintura está dedicada precisamente al momento crucial de la batalla. Fue en octubre de 1571 cuando se enfrentó la coalición cristiana, conocida como Liga Santa, al mando de don Juan de Austria, y las tropas otomanas, con Alí Pasha al frente. Tras este primer análisis, los investigadores destacan la «objetividad» historiográfica de la obra, ya que es posible reconstruir fielmente el transcurso de la batalla y verificar la documentación existente sobre uno de los enfrentamientos navales más importantes de la historia. Como ejemplo, Javier Noriega comenta que sólo hay que fijarse en el traje que luce don Juan de Austria o en los arcabuces que aparecen en la obra y que están conservados en el propio Museo Naval. Sin olvidar que la 'Revelación a San Pío V de la victoria de la Santa Liga en Lepanto' es una pintura de gran rareza entre las colecciones del patrimonio histórico español.

Asimismo, el cuadro aporta datos muy interesantes sobre el urbanismo de Málaga, ya que aparecen con todo detalle el Castillo de Gibralfaro, la Alcazaba y la Coracha. También están muy bien representadas las playas de la ciudad y algunos elementos ya desaparecidos, como la torre de San Telmo y el Castillo de los Genoveses, que estuvo en lo que hoy es el aparcamiento de la Marina.

En detalle

Por su parte, la profesora Marion Reder argumenta que la pintura ofrece detalles muy destacados sobre el urbanismo de la ciudad de los siglos XVI y XVII, conocidos hasta ahora casi exclusivamente por los grabados de Van den Wyngaerde.

Otro detalle curioso es la procesión reflejada en la obra, ya que se trata de la Virgen del Rosario, por entonces patrona de la Armada. Y es que la batalla de Lepanto tuvo lugar precisamente un 7 de octubre, onomástica de esta imagen.

Con todos estos datos, los expertos consideran urgente la restauración de la obra. No en vano, tanto su valor histórico como artístico la hacen merecedora de recuperar su antiguo esplendor. Y un análisis con rayos X podría incluso desvelar otro de los misterios, el de su autor, cuya firma puede estar oculta bajo las capas de barniz.

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