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OFRENDA. Compañeros de Rhys depositan flores en donde jugó su último partido de fútbol. / AFP
El asesinato de un niño de 11 años reaviva la psicosis sobre la violencia juvenil británica
MUNDO

El asesinato de un niño de 11 años reaviva la psicosis sobre la violencia juvenil británica

Detienen a dos adolescentes, sospechosos de disparar contra la víctima

AINHOA PAREDES

Viernes, 24 de agosto 2007, 04:15

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Eran las siete y media de la tarde del miércoles -una hora más en España-, cuando Rhys Jones, de 11 años, volvía a casa acompañado de dos amigos después de un entrenamiento de fútbol en un barrio de las afueras de Liverpool. De repente, un joven que, según varios testigos, llevaba una capucha que no dejaba ver su rostro pasó junto a los niños en una bicicleta y disparó tres veces contra ellos. Una de esas balas impactó en un coche, otra se perdió; y la tercera malhirió al pequeño Rhys en el cuello. Poco después murió en el hospital. La víctima, que vivía a pocos minutos de donde fue asesinado con sus padres y su hermano de 17 años, pasó los últimos minutos de vida en los brazos de su madre, que corrió al lugar en cuanto supo de los hechos.

Los amigos de Rhys Jones, que se disponía a empezar secundaria en septiembre, se acercaron a la escena del crimen a lo largo del día de ayer para depositar flores en su memoria, ataviados con camisetas de distintos clubes de fútbol en honor a la pasión que su compañero de juego, seguidor del Chelsea, sentía por ese deporte.

Violencia callejera

Amigos y familiares aseguraron ayer que «no tenía nada que ver con bandas juveniles», pero la zona en la que se produjo, Croxteth Park Estate, no es ajena a la violencia callejera protagonizada por adolescentes. En esta urbanización de viviendas de protección oficial construida en los años ochenta, en un momento dado la mayor de Europa Occidental, un joven de 17 años fue herido en una pierna en marzo. Y el aparcamiento al aire libre frente a un pub en el que cayó malherida la víctima y el área colindante, después de que los residentes se quejasen de que era un lugar de reunión para los adolescentes, fue demarcada por la policía como 'zona designada', una calificación que automáticamente da poderes a los agentes para dispersar grupos de personas.

El primer ministro, Gordon Brown, describió el asesinato como «un crimen atroz que ha estremecido a todo el país» y aseguró que «los responsables serán detenidos y castigados por este crimen». La policía arrestó ayer a dos jóvenes de 14 y 18 años, que anoche seguían siendo interrogados por considerarlos sospechosos del asesinato del niño, pero esperaba practicar más detenciones en los próximos días. Para ello, pidió la ayuda y prometió proteger a los testigos. Y es que no sería la primera vez que un crimen no se resuelve por el miedo a represalias.

El asesinato del niño de 11 años es el último de la serie de homicidios que se han producido en los últimos meses y que han llevado a que la violencia callejera protagonizada por adolescentes se haya convertido en uno de los temas más debatidos este mes en Reino Unido. El miedo es difícil de medir, pero el pasado lunes el diario sensacionalista 'Daily Mirror' aseguró tener pruebas de que la gente vive atemorizada. Según una encuesta encargada por el periódico, un 42% de los consultados dijo que no salía por las noches por temor a los gamberros.

Ese rotativo describe la situación que vive Reino Unido como una «anarquía», mientras que para 'The Times', el país sufre «una epidemia de las armas de fuego». Sin embargo, las cifras ofrecidas ayer por la cadena de televisión estatal BBC, si bien revelaban un aumento de la violencia protagonizada por jóvenes en algunas zonas del país, en su conjunto mostraban un descenso frente a años anteriores. La mayoría de los británicos opina que los padres son los principales responsables.

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