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CON CUIDADO. Los niños y los mayores son los más propensos a sufrir un síncope de hidrocución en estos meses de verano.
¿Es peligroso bañarse haciendo la digestión?
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¿Es peligroso bañarse haciendo la digestión?

Desde niños oímos la cantinela de que tienen que pasar dos horas después de comer para meterse en el agua. Un consejo que se trata como un mito, pero que tiene una base científica

TEXTO: MIGUEL VILLAMERIEL

Miércoles, 8 de agosto 2007, 03:59

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HAY afirmaciones que acaban grabándose en el subconsciente a fuerza de oírlas, aunque se desconozca la explicación que les da sentido. Una de ellas podría ser esa frase que muchos llegan a odiar de niños, en aquellas calurosas e interminables sobremesas de verano: «Tienes que esperar un par de horas antes de bañarte, para hacer la digestión». Esa advertencia hacía refunfuñar a un pequeño que se sentía torturado sin justificación, pero que, con el paso del tiempo, tal vez se sorprenda a sí mismo repitiendo a sus hijos las mismas palabras que un día aborreció. Y, aunque no lo sepa a ciencia cierta, estará actuando con responsabilidad.

Los médicos recomiendan que una persona no se zambulla en el agua hasta que haya pasado un tiempo prudencial desde el final de la comida -dependerá mucho de la cantidad ingerida-, pero no porque exista un riesgo de corte de digestión, sino porque el cuerpo puede sufrir un síncope de hidrocución que, en el peor de los casos, puede acabar en la muerte del bañista. El principal factor que provoca este síncope no es el hecho de que se esté realizando la digestión, sino el contraste de temperaturas que se produce al entrar de golpe en el agua en un día muy caluroso.

El doctor de la Cruz Roja Lorenzo Ponz explica que normalmente se conoce este fenómeno como corte de digestión por error, porque muchas veces se produce tras una comida copiosa, cuando se ha estado expuesto al sol durante mucho tiempo y la persona se sumerge en agua fría de forma fortuita. «No siempre se produce una reacción negativa, pero se puede llegar a la parada cardíaca y la muerte», advierte el especialista.

Pero la creencia popular, que apunta a la digestión como desencadenante del problema, tampoco está tan desencaminada. «Aunque el fenómeno médico sea el síncope de hidrocución, muchas veces está relacionado con la digestión, que aumenta los riesgos. Lo que ocurre es que se produce un colapso cardiocirculatorio provocado por la diferencia de temperatura entre la piel y el agua, que lleva a un secuestro de sangre hacia la piel. El cuerpo intenta guardar el riego del cerebro y no lo consigue, por lo que se pierde la consciencia. El riesgo aumenta con la digestión, porque ésta requiere de un gran volumen de riego hacia el estómago», matiza el doctor Ponz.

Explicación lógica

El experto pone un ejemplo sencillo para entender el comportamiento del cuerpo durante la digestión: «Cuando digerimos una comida pesada sentimos que nos entra el sueño porque la mayor parte del riego se va al estómago, ya que la digestión requiere de mucho oxígeno, con lo que llega menos sangre al cerebro y no podemos trabajar a pleno rendimiento. De ahí viene la costumbre de echar la siesta».

La suma de reflejos que se produce cuando la piel está muy caliente por efecto del sol y entra en contacto repentinamente con el agua fría mientras se hace la digestión hace que el riesgo se multiplique. «El estómago necesita mucho aporte de sangre y de repente se le pide al cuerpo que envíe la sangre a la piel para calentarla. Entonces se produce una reacción vagal y un colapso que puede hacer que incluso se pare el corazón». Además, el médico de la Cruz Roja recuerda que hay otros factores que incrementan el peligro. «También puede pasarle algo parecido a una persona que esté sofocada por haber realizado mucho ejercicio», advierte el especialista.

A pesar de que el corte de digestión no es el mayor de los riesgos, Ponz afirma que «como norma, hay que esperar unas horas después de comer antes de bañarse. Muchas veces no pasará nada. Habrá gente que diga que eso es un cuento, pero el riesgo existe. Si se ha comido una pequeña cantidad, lógicamente, la digestión será más rápida (puede que no llegue a una hora), pero si se ha hecho una comida copiosa la digestión puede durar hasta cinco horas».

Poco a poco

Los médicos recomiendan no exponerse directamente al sol durante la comida ni en las horas posteriores y, en caso de querer refrescarse un poco en el agua, es preferible hacerlo progresivamente, nunca zambulléndose de forma brusca. «Los niños y la gente mayor tienen más riesgos, porque en los mayores los reflejos del sistema simpático y parasimpático no funcionan a pleno rendimiento y los mecanismos de compensación son más lentos», enfatiza el médico.

Por todo lo dicho, Lorenzo Ponz considera que hay que ser prudentes y educar a los niños desde pequeños diciéndoles que conviene esperar un par de horas tras la comida antes de bañarse. «En otras zonas de Europa no se le da mucha importancia a esto porque tal vez su comida sea más frugal y, sobre todo, no hace tanto calor», asevera. El médico concluye que «si, una vez en el agua, se empiezan a notar náuseas o se produce un vómito, hay que salir cuanto antes.

En el caso de los más pequeños de la casa, que no son tan conscientes de estos síntomas, si se ponen pálidos, empiezan a tiritar o se marean, es mejor ser precavidos y acudir al puesto de socorro cercano. Así, las recomendaciones para no amargarse un día de playa son sencillas: no estar mucho al sol en las horas punta, comer a la sombra y no zambullirse nada más terminar de ingerir alimentos. Hay que tomarse un tiempo para que la comida se asiente en el estómago.

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