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CAMPAÑA. El buque insignia de Greenpeace, 'Rainbow Warrior II', en Sagunto. / MANUEL BRUQUE. EFE
Greenpeace protesta por los sondeos de gas en el Mediterráneo
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Greenpeace protesta por los sondeos de gas en el Mediterráneo

Las prospecciones, pendientes de permiso, afectarían a la costa valenciana El colectivo propone a Industria apostar por las energías renovables

MANU MEDIAVILLA

Martes, 24 de julio 2007, 20:54

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El 'Rainbow Warrior II, buque insignia de Greenpeace, y una de sus lanchas desplegaron ayer pancartas con los lemas 'Sondeos no' y 'Recuperemos el Mediterráneo' en el área costera valenciana donde la multinacional británica MedOil pretende realizar tres sondeos en busca de gas. En la zona litoral que se vería afectada por tales exploraciones, que cubre desde el norte de Valencia al sur de Gandía, se encuentra la Albufera, que acumula diversos niveles de protección (ZEPA para las aves, Convenio Ramsar de humedales, Directiva europea de hábitats, ZEPIM en el ámbito mediterráneo), incluida la declaración autonómica de Parque Natural.

Los sondeos, solicitados el año pasado, están pendientes de autorización por el Ministerio de Industria, aunque MedOil espera recibirla en breve. Una vez conseguidos los permisos, las prospecciones en busca de gas se llevarían a cabo en tres posibles áreas de explotación (Albufera, Benifayó y Gandía) y totalizarían casi 240.000 hectáreas submarinas.

En una primera fase se estudian las características del fondo marino y las probabilidades de encontrar gas o crudo. Para ello, recuerda Greenpeace, se emiten ondas acústicas con un cañón de alta presión cuyo nivel sonoro de 215-230 decibelios casi duplica el «umbral humano de dolor» por emisiones sonoras: 120 decibelios.

Impacto sísmico

A ese problema, que afectaría a mamíferos marinos, tortugas y peces y que podría inducir cambios de comportamiento de la fauna, se sumarían otros, como la generación de lodos y barro por el impacto sísmico de las ondas y la liberación de elementos contaminantes del subsuelo.

La segunda fase correspondería a la perforación para la toma de muestras, en la que, según advierte la organización ecologista, se producen con cierta frecuencia accidentes de contaminación que acaban llevando a las playas restos de hidrocarburos. En todo el proceso, los ecosistemas más perjudicados serían las praderas de Posidonia oceánica, y en el caso de las especies marinas, los efectos negativos se sumarían a los que ya sufren como consecuencia de la urbanización descontrolada, la construcción de infraestructuras portuarias y la contaminación.

Como resumió ayer la responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace, María José Caballero, la materialización de los sondeos solicitados «afectaría muy negativamente a las playas, a espacios protegidos y a numerosas especies del Mediterráneo». Por ello, remachó, «Industria debería denegar los permisos y apostar por las energías renovables».

Otras alternativas

De hecho, recordó la organización ecologista, la Comunidad Valenciana podría cubrir con fuentes exclusivamente renovables (solar térmica y fotovoltaica y eólica terrestre y marina) su demanda de electricidad proyectada para el año 2050. Aún más, remachó, se trata de la región peninsular con más potencial para generar energía a partir de la eólica marina.

El pasado lunes, el director ejecutivo de Greenpeace, Juan López de Uralde, advertía de que el Mediterráneo «está enfermo y necesita que nos movilicemos». Empezaba así a bordo del buque ecologista 'Rainbow Warrior II' la campaña 'Recuperemos el Mediterráneo' en favor de la protección de los recursos marinos. Según indicó, la solución pasa por la creación de una Red Global de Reservas Marinas -el equivalente a los Parques Nacionales terrestres- que cubra el 40 por ciento de su superficie. Ahora la protección apenas alcanza al uno por ciento.

Otro capítulo de preocupación es la contaminación, que en el caso de los vertidos de hidrocarburos daña gravemente a la zona mediterránea, que padece el 17 por ciento del total mundial. Cada año, denuncia Greenpeace , las actividades de los buques suponen el vertido deliberado a ese mar de 100-150.000 toneladas de crudo.

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